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Columnista - 4 mayo, 2021

¡Dios y patria!

Un proyecto de reforma tributaria urgente y necesaria, pero ostensiblemente inoportuno por lo no consensuado con el país, presentado bajo la percepción equívoca de siempre: cañeando. Se propone una sobredimensionada para procurar recursos que curiosamente benefician más a quienes protestan que a los que no. Más recursos y cobertura a los estudiantes para financiar sus […]

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Un proyecto de reforma tributaria urgente y necesaria, pero ostensiblemente inoportuno por lo no consensuado con el país, presentado bajo la percepción equívoca de siempre: cañeando. Se propone una sobredimensionada para procurar recursos que curiosamente benefician más a quienes protestan que a los que no. Más recursos y cobertura a los estudiantes para financiar sus matrículas y el programa asistencialista de Ingreso Solidario.

El gobierno y sus autoridades conocían que se venían anunciando y concibiendo unas manifestaciones que originarían desmanes y vandalismo, o sea, se podían planear oportunas estrategias de autoridad y orden, con las herramientas de la Constitución y la Ley. Hay mucho resentimiento social.

Empero, le correspondería a la siempre heroica Policía Nacional, con sus abnegados y valerosos policiales, ponerle el pecho a los violentos actos terroristas y a los del más craso vandalismo criminal. Terrible.

Es cierto, la mayoría de las gentes marchan pacíficamente, con manifestaciones culturales, circenses y folclóricas. Todos saben que habrá desmanes, por los similares modus operandi, sin embargo, nada hacen para prevenirlos y en el terreno para -organizadamente- rechazarlos. Son indiferentes, se hacen los de la vista gorda, hasta cuando los tocan.

Ahora, el desarrollo del derecho informativo referido a la prueba digital a la evidencia electrónica encuentra dificultades en la recolección, obtención y la custodia informal de esos estándares probatorios, por eso, divulgar un fragmento del video cuando, por ejemplo, el policía hace disparo de reacción, de intercambio o cuando lleva a cabo actos de fuerza para repeler el inminente ataque, no deja ver el contexto de la cruda realidad que le corresponde sortear en el iter del episodio. Vivencialmente.

Mucho daño se hace cuando se propalan trozos de video del obrar policial con frases apodícticas de al parecer impactado -el joven manifestante- por un proyectil disparado por el valeroso policía que enfrenta a la manada desorbitada que casi siempre lo ubica en escenario de legítima defensa putativa o subjetiva. Nunca se evidencia toda la secuencia para ha de ver el entorno fáctico y sus circunstancias de tiempo, modo y lugar que acreditan el comportamiento de quien cumple tan sensible misión de resguardar a todos.

Al policía le corresponde sortear la situación en convivencia excitada con ciudadanos que protestan pacíficamente y otros que obran vandálicamente para crear zozobra en las gentes. Esquivar las estampidas para responder los ataques de que son objeto y al mismo tiempo defender a esa misma ciudadanía que marcha con otros objetivos. Ello no es fácil.

El policía tiene entrenamiento, adiestramiento, disciplina, compromiso, arrojo y mística. En un entorno de gentes agresivas obsérvese un video en el que se ve a un policía que se baja de una moto conducida por otro, y enseguida es atacado (simultáneamente) por dos personas que lo tiran al suelo y desenfunda con habilidad, ligeramente inflexado de rodillas, su arma y dispara ultimando a quienes lo atacaban. Se percibe cuando el policial retira de la mano un elemento a quien yace en el suelo. El comentario de las gentes comunes y corrientes es que no se les vio arma a las personas, por lo menos en la secuencia que muestra el video.

Enseguida, otra persona se acerca sigilosamente y con encono reclama al policial. Proposiciones fácticas como las anteriores ubican a nuestros policías en contexto de estrés agudo originado en ambientes hostiles del curso causal de los acontecimientos, ordinariamente cruentos, pero siempre obrando en posición comportamental razonable de defensa justa putativa, por la injusticia, inminencia y actualidad de la agresión. Una fracción de video por lo general no revela las circunstancias contextuales de los hechos. Gracias de todo corazón, señores policías de Colombia. ¡Un honor ser policía!

Columnista
4 mayo, 2021

¡Dios y patria!

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hugo Mendoza

Un proyecto de reforma tributaria urgente y necesaria, pero ostensiblemente inoportuno por lo no consensuado con el país, presentado bajo la percepción equívoca de siempre: cañeando. Se propone una sobredimensionada para procurar recursos que curiosamente benefician más a quienes protestan que a los que no. Más recursos y cobertura a los estudiantes para financiar sus […]


Un proyecto de reforma tributaria urgente y necesaria, pero ostensiblemente inoportuno por lo no consensuado con el país, presentado bajo la percepción equívoca de siempre: cañeando. Se propone una sobredimensionada para procurar recursos que curiosamente benefician más a quienes protestan que a los que no. Más recursos y cobertura a los estudiantes para financiar sus matrículas y el programa asistencialista de Ingreso Solidario.

El gobierno y sus autoridades conocían que se venían anunciando y concibiendo unas manifestaciones que originarían desmanes y vandalismo, o sea, se podían planear oportunas estrategias de autoridad y orden, con las herramientas de la Constitución y la Ley. Hay mucho resentimiento social.

Empero, le correspondería a la siempre heroica Policía Nacional, con sus abnegados y valerosos policiales, ponerle el pecho a los violentos actos terroristas y a los del más craso vandalismo criminal. Terrible.

Es cierto, la mayoría de las gentes marchan pacíficamente, con manifestaciones culturales, circenses y folclóricas. Todos saben que habrá desmanes, por los similares modus operandi, sin embargo, nada hacen para prevenirlos y en el terreno para -organizadamente- rechazarlos. Son indiferentes, se hacen los de la vista gorda, hasta cuando los tocan.

Ahora, el desarrollo del derecho informativo referido a la prueba digital a la evidencia electrónica encuentra dificultades en la recolección, obtención y la custodia informal de esos estándares probatorios, por eso, divulgar un fragmento del video cuando, por ejemplo, el policía hace disparo de reacción, de intercambio o cuando lleva a cabo actos de fuerza para repeler el inminente ataque, no deja ver el contexto de la cruda realidad que le corresponde sortear en el iter del episodio. Vivencialmente.

Mucho daño se hace cuando se propalan trozos de video del obrar policial con frases apodícticas de al parecer impactado -el joven manifestante- por un proyectil disparado por el valeroso policía que enfrenta a la manada desorbitada que casi siempre lo ubica en escenario de legítima defensa putativa o subjetiva. Nunca se evidencia toda la secuencia para ha de ver el entorno fáctico y sus circunstancias de tiempo, modo y lugar que acreditan el comportamiento de quien cumple tan sensible misión de resguardar a todos.

Al policía le corresponde sortear la situación en convivencia excitada con ciudadanos que protestan pacíficamente y otros que obran vandálicamente para crear zozobra en las gentes. Esquivar las estampidas para responder los ataques de que son objeto y al mismo tiempo defender a esa misma ciudadanía que marcha con otros objetivos. Ello no es fácil.

El policía tiene entrenamiento, adiestramiento, disciplina, compromiso, arrojo y mística. En un entorno de gentes agresivas obsérvese un video en el que se ve a un policía que se baja de una moto conducida por otro, y enseguida es atacado (simultáneamente) por dos personas que lo tiran al suelo y desenfunda con habilidad, ligeramente inflexado de rodillas, su arma y dispara ultimando a quienes lo atacaban. Se percibe cuando el policial retira de la mano un elemento a quien yace en el suelo. El comentario de las gentes comunes y corrientes es que no se les vio arma a las personas, por lo menos en la secuencia que muestra el video.

Enseguida, otra persona se acerca sigilosamente y con encono reclama al policial. Proposiciones fácticas como las anteriores ubican a nuestros policías en contexto de estrés agudo originado en ambientes hostiles del curso causal de los acontecimientos, ordinariamente cruentos, pero siempre obrando en posición comportamental razonable de defensa justa putativa, por la injusticia, inminencia y actualidad de la agresión. Una fracción de video por lo general no revela las circunstancias contextuales de los hechos. Gracias de todo corazón, señores policías de Colombia. ¡Un honor ser policía!