Muy difícil y traumática es la labor de un alcalde cuando las autoridades policivas y de seguridad no le funcionan, incumpliendo las órdenes que se les dan, a las cuales no les ‘paran ni cinco de bolas’. Se las pasan por el forro. Si hay una cosa que afea a esta ciudad son las basuras, […]
Muy difícil y traumática es la labor de un alcalde cuando las autoridades policivas y de seguridad no le funcionan, incumpliendo las órdenes que se les dan, a las cuales no les ‘paran ni cinco de bolas’. Se las pasan por el forro.
Si hay una cosa que afea a esta ciudad son las basuras, especialmente el “hojerío” y ramas de los árboles podados en esta época, que no deberían hacerlo porque el agua escasea y no hay cómo regarlos, pero lo hacen ante la mirada impávida de Corpocesar y la Secretaría de Agricultura, y no hay manera, no hay forma de que los señores carromuleros entiendan que están violando la ley y haciéndole un daño terrible a la ciudad. Hacen lo que les da la gana, y como la Policía y el Ejército se pasan las normas por el forro.
¡Cómo es posible! Que la vía que conduce a la Tramacúa esté convertida en un enorme e inmundo basurero cuando sería tan fácil que el señor comandante de La Popa, por petición que le hiciera el alcalde, a través de su respectivo secretario, destinara 2, 4 ó 6 soldados de esos que tiene ahí acuartelados y sin oficio para que detengan a todo el carro de mula que vaya cargado de desechos vegetales que tranquilamente pasa por sus narices. Hay que pensar desde ya en una hermosa y amplia Avenida desde La Popa hasta la Tramacúa, por lo menos.
¡Cómo es posible! Que el inmenso lote que colinda con el famoso y legendario Colegio Ateneo del Rosario, que gracias a la candela quedó limpio, ya se esté utilizando nuevamente como basurero y los vehículos pasen tranquilamente por las barbas de la Policía que está en el CAI del Parque El Viajero; ¡cómo es posible! que en el Pabellón del Pescado, en el Mercado Público, más se demoren en limpiarlo que en llenarlo de basura otra vez y el comandante de la Policía no mande unos agentes permanentes para evitarlo. ¡Cómo es posible! Que en la carrera 18 frente a clínicas y hospital sigan echando basuras, que luego le meten candela para acabar con los frondosos y hermosos mangos, ya se han secado dos, y la Policía no haga nada.
Eso es posible porque no hay autoridad, y el alcalde, o no tiene secretarios o la Policía y el Ejército no cumplen sus órdenes. Él es el jefe, es el general y la Policía y el Ejército están comandados por coroneles bajo sus órdenes y jerarquía.
¡Cómo es posible! Que haya tantos semáforos dañados y, lo más grave, que el señor director de Tránsito no oiga los buenos consejos que desde esta columna se le dan. No ha habido forma de que los agentes azules o verdes, si ya hay contrato, regulen el tráfico de la calle 16 e instalen un policía acostado en la carrera 8 con calle 9D. Espera que haya una tragedia y una gran demanda judicial para el municipio para hacerlo; es mejor evitarlo.
En fin, ¡cómo es posible! hay muchos, pero terminaré con otro: ¡cómo es posible! Que el problema vergonzoso de las lagunas de oxidación, que acabaron con el río Cesar y le cambiaron el nombre a la Curva del Salguero, por la curva del Peo, continúen y ni Corpocesar, Emdupar, la respectiva Procuraduría, las ONG y veedores, se pellizquen. Esa es una vergüenza y un espectáculo deplorable del cual todo el que lo ve se queda horrorizado.
Señor alcalde, usted es el general, mande y haga que lo obedezcan, acuérdese que usted es nieto de generales de cinco soles, que lo que sí sabían era mandar.
Muy difícil y traumática es la labor de un alcalde cuando las autoridades policivas y de seguridad no le funcionan, incumpliendo las órdenes que se les dan, a las cuales no les ‘paran ni cinco de bolas’. Se las pasan por el forro. Si hay una cosa que afea a esta ciudad son las basuras, […]
Muy difícil y traumática es la labor de un alcalde cuando las autoridades policivas y de seguridad no le funcionan, incumpliendo las órdenes que se les dan, a las cuales no les ‘paran ni cinco de bolas’. Se las pasan por el forro.
Si hay una cosa que afea a esta ciudad son las basuras, especialmente el “hojerío” y ramas de los árboles podados en esta época, que no deberían hacerlo porque el agua escasea y no hay cómo regarlos, pero lo hacen ante la mirada impávida de Corpocesar y la Secretaría de Agricultura, y no hay manera, no hay forma de que los señores carromuleros entiendan que están violando la ley y haciéndole un daño terrible a la ciudad. Hacen lo que les da la gana, y como la Policía y el Ejército se pasan las normas por el forro.
¡Cómo es posible! Que la vía que conduce a la Tramacúa esté convertida en un enorme e inmundo basurero cuando sería tan fácil que el señor comandante de La Popa, por petición que le hiciera el alcalde, a través de su respectivo secretario, destinara 2, 4 ó 6 soldados de esos que tiene ahí acuartelados y sin oficio para que detengan a todo el carro de mula que vaya cargado de desechos vegetales que tranquilamente pasa por sus narices. Hay que pensar desde ya en una hermosa y amplia Avenida desde La Popa hasta la Tramacúa, por lo menos.
¡Cómo es posible! Que el inmenso lote que colinda con el famoso y legendario Colegio Ateneo del Rosario, que gracias a la candela quedó limpio, ya se esté utilizando nuevamente como basurero y los vehículos pasen tranquilamente por las barbas de la Policía que está en el CAI del Parque El Viajero; ¡cómo es posible! que en el Pabellón del Pescado, en el Mercado Público, más se demoren en limpiarlo que en llenarlo de basura otra vez y el comandante de la Policía no mande unos agentes permanentes para evitarlo. ¡Cómo es posible! Que en la carrera 18 frente a clínicas y hospital sigan echando basuras, que luego le meten candela para acabar con los frondosos y hermosos mangos, ya se han secado dos, y la Policía no haga nada.
Eso es posible porque no hay autoridad, y el alcalde, o no tiene secretarios o la Policía y el Ejército no cumplen sus órdenes. Él es el jefe, es el general y la Policía y el Ejército están comandados por coroneles bajo sus órdenes y jerarquía.
¡Cómo es posible! Que haya tantos semáforos dañados y, lo más grave, que el señor director de Tránsito no oiga los buenos consejos que desde esta columna se le dan. No ha habido forma de que los agentes azules o verdes, si ya hay contrato, regulen el tráfico de la calle 16 e instalen un policía acostado en la carrera 8 con calle 9D. Espera que haya una tragedia y una gran demanda judicial para el municipio para hacerlo; es mejor evitarlo.
En fin, ¡cómo es posible! hay muchos, pero terminaré con otro: ¡cómo es posible! Que el problema vergonzoso de las lagunas de oxidación, que acabaron con el río Cesar y le cambiaron el nombre a la Curva del Salguero, por la curva del Peo, continúen y ni Corpocesar, Emdupar, la respectiva Procuraduría, las ONG y veedores, se pellizquen. Esa es una vergüenza y un espectáculo deplorable del cual todo el que lo ve se queda horrorizado.
Señor alcalde, usted es el general, mande y haga que lo obedezcan, acuérdese que usted es nieto de generales de cinco soles, que lo que sí sabían era mandar.