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Columnista - 18 febrero, 2021

Despertó. Y el Cachalandrán estaba ahí

En un país donde todos estemos hablando y quejándonos de lo mismo y de los mismos, es un país lloroso, el nuestro a pesar de sus circunstancias, adversas muchas veces, es una nación alegre, incluso divertida. Como los circos, teatros, cines, y otros lugares de divertimento, están cerrados, queda la televisión y las redes, así […]

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En un país donde todos estemos hablando y quejándonos de lo mismo y de los mismos, es un país lloroso, el nuestro a pesar de sus circunstancias, adversas muchas veces, es una nación alegre, incluso divertida. Como los circos, teatros, cines, y otros lugares de divertimento, están cerrados, queda la televisión y las redes, así vivimos, enredados, pero contentos.

Esta semana, cuando  pensábamos seguir tristes por mil cosas, el color amarillo, el mismo de la camiseta Selección Colombia,  de las mariposas amarillas de nuestro Gabo literario, de la franja de nuestra bandera, y por esos caprichos de la casualidad, vino desde  Bélgica, un avión amarillo con líneas rojas con la primera canasta de vacunas, que según la prensa amarillista solo trajo 50 mil dosis, es decir, el 0.08 %  de nuestra población, pero el 92,02 % de nuestra población observamos el espectáculo de su llegada.

Claro,  tenemos que alegrarnos, festejar, aplaudir, esperar. Ya es mucho tiempo con miedo a saludar, a abrazarnos, besarnos, tocarnos, olernos. Pero tanta alharaca por un avión fue para alquilar, no balcones sino todo el edificio. La capital del país se paralizó, el presidente y sus ministros, la gran prensa,  canales nacionales, y todo el mundo político,  y farandulero, estaban ahí; ayer la misma fiesta fue en Sincelejo, con presidente a bordo para poner la primera vacuna, a la enfermera, Verónica Machado, quien seguramente pasará a la historia, como  Carola Correa de Rojas, esposa del general Rojas Pinilla, cuando las féminas estrenaron cédula para votar. Algo así.

Valledupar  es ciudad hospitalaria, Sorpresa Caribe, Cuidad Naranja y ahora Ciudad Bosque, seguramente prepara para mañana viernes su espectáculo al recibir el avión; es un secreto la hora de llegada y el color del aparato que traerá las 1.050  dosis vallenatas, mientras tanto Gobernación del Cesar y Alcaldía vallenata, mediante acuerdo  escogen la primera mujer que sentirá el puyazo de la vida. No me han explicado por qué seleccionaron  mujeres  para sentir esas pullas,  en Valledupar –presumo- siguen bases del vallenato, la puya, es la más rápida de los aires y al mismo tiempo la de mayor exclusión. Ya vendrá la demanda de la comunidad LGBTIQ…

En el caso vallenato logramos saber algo de la programación vacunaria. Un  exalcalde facilitó   el combustible para  llenar  de gasolina el cuerpo de bomberos para asistir al aeropuerto; la Gobernación del Cesar delegará al secretario de Gobierno, Eduardo Esquivel, para el discurso, solo así aseguramos que cada 10 segundos afirme el nombre de Luis Alberto Monsalvo como gobernador, previendo la posibilidad  que algunos aun no sepan. Incluso algunos llaman exgobernador a Wilson Solano. Habrá presentación de los Niños del Vallenato, almojabaneros de La Paz, arhuacos de la Sierra, afrocolombianos,  himno de Valledupar  por su autora, la querida Rita Fernández,  discurso del presidente del festival vallenato. Aun no confirman si el alcalde o el gobernador hablarán. Otro secreto, bien guardado, es el lugar de los ultracongeladores donde se guardará el medicamento salvador. El Cachalandrán amarillo regresa.

Pesares: Lamentamos la partida del colega Beder Guerra Gutiérrez, luchador, conversado.

Columnista
18 febrero, 2021

Despertó. Y el Cachalandrán estaba ahí

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Edgardo Mendoza Guerra

En un país donde todos estemos hablando y quejándonos de lo mismo y de los mismos, es un país lloroso, el nuestro a pesar de sus circunstancias, adversas muchas veces, es una nación alegre, incluso divertida. Como los circos, teatros, cines, y otros lugares de divertimento, están cerrados, queda la televisión y las redes, así […]


En un país donde todos estemos hablando y quejándonos de lo mismo y de los mismos, es un país lloroso, el nuestro a pesar de sus circunstancias, adversas muchas veces, es una nación alegre, incluso divertida. Como los circos, teatros, cines, y otros lugares de divertimento, están cerrados, queda la televisión y las redes, así vivimos, enredados, pero contentos.

Esta semana, cuando  pensábamos seguir tristes por mil cosas, el color amarillo, el mismo de la camiseta Selección Colombia,  de las mariposas amarillas de nuestro Gabo literario, de la franja de nuestra bandera, y por esos caprichos de la casualidad, vino desde  Bélgica, un avión amarillo con líneas rojas con la primera canasta de vacunas, que según la prensa amarillista solo trajo 50 mil dosis, es decir, el 0.08 %  de nuestra población, pero el 92,02 % de nuestra población observamos el espectáculo de su llegada.

Claro,  tenemos que alegrarnos, festejar, aplaudir, esperar. Ya es mucho tiempo con miedo a saludar, a abrazarnos, besarnos, tocarnos, olernos. Pero tanta alharaca por un avión fue para alquilar, no balcones sino todo el edificio. La capital del país se paralizó, el presidente y sus ministros, la gran prensa,  canales nacionales, y todo el mundo político,  y farandulero, estaban ahí; ayer la misma fiesta fue en Sincelejo, con presidente a bordo para poner la primera vacuna, a la enfermera, Verónica Machado, quien seguramente pasará a la historia, como  Carola Correa de Rojas, esposa del general Rojas Pinilla, cuando las féminas estrenaron cédula para votar. Algo así.

Valledupar  es ciudad hospitalaria, Sorpresa Caribe, Cuidad Naranja y ahora Ciudad Bosque, seguramente prepara para mañana viernes su espectáculo al recibir el avión; es un secreto la hora de llegada y el color del aparato que traerá las 1.050  dosis vallenatas, mientras tanto Gobernación del Cesar y Alcaldía vallenata, mediante acuerdo  escogen la primera mujer que sentirá el puyazo de la vida. No me han explicado por qué seleccionaron  mujeres  para sentir esas pullas,  en Valledupar –presumo- siguen bases del vallenato, la puya, es la más rápida de los aires y al mismo tiempo la de mayor exclusión. Ya vendrá la demanda de la comunidad LGBTIQ…

En el caso vallenato logramos saber algo de la programación vacunaria. Un  exalcalde facilitó   el combustible para  llenar  de gasolina el cuerpo de bomberos para asistir al aeropuerto; la Gobernación del Cesar delegará al secretario de Gobierno, Eduardo Esquivel, para el discurso, solo así aseguramos que cada 10 segundos afirme el nombre de Luis Alberto Monsalvo como gobernador, previendo la posibilidad  que algunos aun no sepan. Incluso algunos llaman exgobernador a Wilson Solano. Habrá presentación de los Niños del Vallenato, almojabaneros de La Paz, arhuacos de la Sierra, afrocolombianos,  himno de Valledupar  por su autora, la querida Rita Fernández,  discurso del presidente del festival vallenato. Aun no confirman si el alcalde o el gobernador hablarán. Otro secreto, bien guardado, es el lugar de los ultracongeladores donde se guardará el medicamento salvador. El Cachalandrán amarillo regresa.

Pesares: Lamentamos la partida del colega Beder Guerra Gutiérrez, luchador, conversado.