El suicidio y los comportamientos suicidas generalmente ocurren en personas con antecedentes de trastorno afectivo bipolar, trastornos de la personalidad, depresión, consumo excesivo de alcohol o drogas alucinógenas, esquizofrenia, pérdida de un ser querido, problemas financieros, académicos, matoneo, abandono y el inentendible quizás… por amor. Sí… por amor lamentablemente, porque somos frutos del amor, vivimos […]
El suicidio y los comportamientos suicidas generalmente ocurren en personas con antecedentes de trastorno afectivo bipolar, trastornos de la personalidad, depresión, consumo excesivo de alcohol o drogas alucinógenas, esquizofrenia, pérdida de un ser querido, problemas financieros, académicos, matoneo, abandono y el inentendible quizás… por amor. Sí… por amor lamentablemente, porque somos frutos del amor, vivimos por el amor y finalmente algunos también deciden morir por un amor.
Entramos entonces a un escenario trascendental en el que históricamente la psicología, la psiquiatría y los psicoanalistas han venido tratando de descifrar, interrelacionando una serie de factores que conduzcan a dar respuesta a una pregunta que en la mayoría de los casos entra a formar parte del imaginario especulativo del entorno social del suicida. Si la vida es el don más preciado que Dios nos ha dado, ¿por qué entonces la gente se suicida?
“Lo importante no es descubrir las razones que empujan al suicidio, sino, si existe alguna para seguir viviendo”: Albert Camus.
Creo que aquí radica en gran parte el meollo del asunto. ¿Será que el suicida tenía razón para quitarse la vida?, o ¿será que no tenía las suficientes razones o motivaciones para vivir una vida que ya no le era atractiva y motivante?
Muchos recurren a esta trágica decisión pretendiendo equívocamente huir de algo o de alguien, sacarle el quite a una situación determinada para evitarle problemas a los demás, quitarles una supuesta carga, pero en la práctica esto no es así, se van de este mundo dejando una estela de trágicos recuerdos, sentimientos de culpa con heridas que no las sana ni el tiempo ni la misma muerte. Dejan un enorme vacío y un profundo pesar indescriptible.
Todos en algún momento de la vida hemos pasado por situaciones difíciles de una u otra índole que nos han hecho dudar y nos han confundido. A veces creemos que todo lo podemos solucionar con dinero pero en realidad lo que el ser humano necesita en esos momentos, es confiarle sus problemas a sus familiares y tener amigos fuertes, sinceros, verdaderos, que lo quieran y le muestren que más allá de los múltiples problemas que lo aquejan, existe un mundo lleno de posibilidades para poder vencerlas.
Por eso es necesario e imperativo (si alguien cercano presenta algún indicio de comportamiento suicida, tristeza, irritabilidad, se torna agresivo, prefiere estar solo, pensativo y cabizbajo, pérdida del autoestima y del deseo de vivir, intención manifiesta de hacerse daño, querer irse lejos y dejarlo todo, alejamiento de sus amigos sin justa causa), actuar con prontitud y buscar ayuda profesional porque a veces pensamos erróneamente que es para llamar la atención y no actuamos a tiempo. Es importante hablar de inmediato con esa persona y darle confianza, demostrándole cuán importante es para todos, cuanto se le quiere y llevarlo a su EPS o IPS para que el médico, el psicólogo o el psiquiatra según el caso le den las orientaciones pertinentes.
Hoy quiero invitarte a ser feliz, dale un beso a tu pareja y a tus hijos, un abrazo a tus amigos, a tus vecinos, diles cuántos los quieres, inclusive a aquellas personas que te han herido, pídeles disculpa, diles que fue tu error y que los aprecias. Ellos se sorprenderán y terminarán reconociendo que fallaron. No olvides que la vida es muy hermosa, pero a la vez es muy efímera y frágil. Hemos visto árboles inmensos, muy fuertes y pensamos que serían eternos, pero llegó un huracán repentino y no solo lo arrancó sino que los mandó a volar bien lejos.
Sé feliz y haz feliz a tus semejantes ya que la felicidad no se mide por la cantidad de riquezas que puedas acumular, sino por la cantidad de personas que se sientan felices a tu lado y con tus buenas acciones. Vive intensamente cada día y no te fíes del incierto mañana. De esa manera podremos al final del sendero recordar las palabras de Martín Luther King: “Si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano”.
El suicidio y los comportamientos suicidas generalmente ocurren en personas con antecedentes de trastorno afectivo bipolar, trastornos de la personalidad, depresión, consumo excesivo de alcohol o drogas alucinógenas, esquizofrenia, pérdida de un ser querido, problemas financieros, académicos, matoneo, abandono y el inentendible quizás… por amor. Sí… por amor lamentablemente, porque somos frutos del amor, vivimos […]
El suicidio y los comportamientos suicidas generalmente ocurren en personas con antecedentes de trastorno afectivo bipolar, trastornos de la personalidad, depresión, consumo excesivo de alcohol o drogas alucinógenas, esquizofrenia, pérdida de un ser querido, problemas financieros, académicos, matoneo, abandono y el inentendible quizás… por amor. Sí… por amor lamentablemente, porque somos frutos del amor, vivimos por el amor y finalmente algunos también deciden morir por un amor.
Entramos entonces a un escenario trascendental en el que históricamente la psicología, la psiquiatría y los psicoanalistas han venido tratando de descifrar, interrelacionando una serie de factores que conduzcan a dar respuesta a una pregunta que en la mayoría de los casos entra a formar parte del imaginario especulativo del entorno social del suicida. Si la vida es el don más preciado que Dios nos ha dado, ¿por qué entonces la gente se suicida?
“Lo importante no es descubrir las razones que empujan al suicidio, sino, si existe alguna para seguir viviendo”: Albert Camus.
Creo que aquí radica en gran parte el meollo del asunto. ¿Será que el suicida tenía razón para quitarse la vida?, o ¿será que no tenía las suficientes razones o motivaciones para vivir una vida que ya no le era atractiva y motivante?
Muchos recurren a esta trágica decisión pretendiendo equívocamente huir de algo o de alguien, sacarle el quite a una situación determinada para evitarle problemas a los demás, quitarles una supuesta carga, pero en la práctica esto no es así, se van de este mundo dejando una estela de trágicos recuerdos, sentimientos de culpa con heridas que no las sana ni el tiempo ni la misma muerte. Dejan un enorme vacío y un profundo pesar indescriptible.
Todos en algún momento de la vida hemos pasado por situaciones difíciles de una u otra índole que nos han hecho dudar y nos han confundido. A veces creemos que todo lo podemos solucionar con dinero pero en realidad lo que el ser humano necesita en esos momentos, es confiarle sus problemas a sus familiares y tener amigos fuertes, sinceros, verdaderos, que lo quieran y le muestren que más allá de los múltiples problemas que lo aquejan, existe un mundo lleno de posibilidades para poder vencerlas.
Por eso es necesario e imperativo (si alguien cercano presenta algún indicio de comportamiento suicida, tristeza, irritabilidad, se torna agresivo, prefiere estar solo, pensativo y cabizbajo, pérdida del autoestima y del deseo de vivir, intención manifiesta de hacerse daño, querer irse lejos y dejarlo todo, alejamiento de sus amigos sin justa causa), actuar con prontitud y buscar ayuda profesional porque a veces pensamos erróneamente que es para llamar la atención y no actuamos a tiempo. Es importante hablar de inmediato con esa persona y darle confianza, demostrándole cuán importante es para todos, cuanto se le quiere y llevarlo a su EPS o IPS para que el médico, el psicólogo o el psiquiatra según el caso le den las orientaciones pertinentes.
Hoy quiero invitarte a ser feliz, dale un beso a tu pareja y a tus hijos, un abrazo a tus amigos, a tus vecinos, diles cuántos los quieres, inclusive a aquellas personas que te han herido, pídeles disculpa, diles que fue tu error y que los aprecias. Ellos se sorprenderán y terminarán reconociendo que fallaron. No olvides que la vida es muy hermosa, pero a la vez es muy efímera y frágil. Hemos visto árboles inmensos, muy fuertes y pensamos que serían eternos, pero llegó un huracán repentino y no solo lo arrancó sino que los mandó a volar bien lejos.
Sé feliz y haz feliz a tus semejantes ya que la felicidad no se mide por la cantidad de riquezas que puedas acumular, sino por la cantidad de personas que se sientan felices a tu lado y con tus buenas acciones. Vive intensamente cada día y no te fíes del incierto mañana. De esa manera podremos al final del sendero recordar las palabras de Martín Luther King: “Si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano”.