No avanza ni cumple sus objetivos el equipo dividido. Esta frase cobra relevancia ahora que todo indica que la destinación del lote del antiguo Idema distanció a la administración municipal de Valledupar de la Cámara Colombiana de la Construcción, Camacol-Cesar, que agrupa a las firmas constructoras.
No avanza ni cumple sus objetivos el equipo dividido. Esta frase cobra relevancia ahora que todo indica que la destinación del lote del antiguo Idema distanció a la administración municipal de Valledupar de la Cámara Colombiana de la Construcción, Camacol-Cesar, que agrupa a las firmas constructoras.
El martes, en un debate que superó las 6 horas, el Concejo de Valledupar autorizó al alcalde transferir un lote de 8,1 hectáreas a Fonvisocial, para que este desarrolle allí un proyecto de vivienda de interés social, VIS, con 900 casas. Camacol dice no oponerse a esas viviendas, pero sí a las condiciones que probablemente significarían la quiebra de los constructores locales. Al final del debate quedó claro que las relaciones no son las mejores. Algo malo para Valledupar.
Por eso, la invitación desde este espacio es a sentarse, sin imponer condiciones, secundando intereses propios, y establecer puentes y objetivos conjuntos. Como debe ser. Porque en el propósito de las administraciones de resolver el déficit de vivienda, en los últimos años han sido claves los constructores locales; en el objetivo de reducir el desempleo, la construcción es el tercer mayor generador de empleos directos e indirectos, luego del comercio y los servicios. Y, del otro lado, fueron políticas nacionales y municipales las que permitieron el crecimiento significativo del sector.
Hay diferencias, pero no insalvables. Insistimos: el municipio, como administrador del presupuesto, no puede ver a Camacol como un rival, ni Camacol al municipio como un enemigo; deberían verse como aliados para la reactivación de la economía. De lo contrario, pierde Valledupar.
El punto de discordia es que al hacerse un volumen tan grande de viviendas, que probablemente la haga un gran constructor nacional con fuerte capacidad financiera y técnica, Fonvisocial daría el valor del lote como un subsidio adicional a los compradores, estimado en el 11 % del valor de la vivienda, que no se le aplica a aquella vivienda social construida por cualquier constructor local, que debe pagar el lote y cobrárselo al cliente.
Prácticamente, como la ciudad vende tan pocas viviendas anuales de ese rango – el año pasado vendió 377 apartamentos VIS, 450 en un año normal- se apropiará aquel del mercado con una oferta grande y más barata. El municipio de buena fe le habría dado un mazazo a sus empresarios de la construcción.
Pero la ciudad también debe hacer para los Juegos Bolivarianos de mediados del próximo año: un contingente alto de viviendas que antes sirvan para alojar a deportistas y acompañantes y en eso no debe haber pausa.
Ya con esa aprobación, se haría lo correcto si el alcalde y Fonvisocial adelantaran un conversatorio activo con el gremio con el fin de que se hagan las cosas, se cumpla a los juegos y se dé, de forma transparente, la posibilidad de participación a las firmas locales, sin encarecimientos del proyecto ni afectación de la calidad y oportuna ejecución de las obras.
No avanza ni cumple sus objetivos el equipo dividido. Esta frase cobra relevancia ahora que todo indica que la destinación del lote del antiguo Idema distanció a la administración municipal de Valledupar de la Cámara Colombiana de la Construcción, Camacol-Cesar, que agrupa a las firmas constructoras.
No avanza ni cumple sus objetivos el equipo dividido. Esta frase cobra relevancia ahora que todo indica que la destinación del lote del antiguo Idema distanció a la administración municipal de Valledupar de la Cámara Colombiana de la Construcción, Camacol-Cesar, que agrupa a las firmas constructoras.
El martes, en un debate que superó las 6 horas, el Concejo de Valledupar autorizó al alcalde transferir un lote de 8,1 hectáreas a Fonvisocial, para que este desarrolle allí un proyecto de vivienda de interés social, VIS, con 900 casas. Camacol dice no oponerse a esas viviendas, pero sí a las condiciones que probablemente significarían la quiebra de los constructores locales. Al final del debate quedó claro que las relaciones no son las mejores. Algo malo para Valledupar.
Por eso, la invitación desde este espacio es a sentarse, sin imponer condiciones, secundando intereses propios, y establecer puentes y objetivos conjuntos. Como debe ser. Porque en el propósito de las administraciones de resolver el déficit de vivienda, en los últimos años han sido claves los constructores locales; en el objetivo de reducir el desempleo, la construcción es el tercer mayor generador de empleos directos e indirectos, luego del comercio y los servicios. Y, del otro lado, fueron políticas nacionales y municipales las que permitieron el crecimiento significativo del sector.
Hay diferencias, pero no insalvables. Insistimos: el municipio, como administrador del presupuesto, no puede ver a Camacol como un rival, ni Camacol al municipio como un enemigo; deberían verse como aliados para la reactivación de la economía. De lo contrario, pierde Valledupar.
El punto de discordia es que al hacerse un volumen tan grande de viviendas, que probablemente la haga un gran constructor nacional con fuerte capacidad financiera y técnica, Fonvisocial daría el valor del lote como un subsidio adicional a los compradores, estimado en el 11 % del valor de la vivienda, que no se le aplica a aquella vivienda social construida por cualquier constructor local, que debe pagar el lote y cobrárselo al cliente.
Prácticamente, como la ciudad vende tan pocas viviendas anuales de ese rango – el año pasado vendió 377 apartamentos VIS, 450 en un año normal- se apropiará aquel del mercado con una oferta grande y más barata. El municipio de buena fe le habría dado un mazazo a sus empresarios de la construcción.
Pero la ciudad también debe hacer para los Juegos Bolivarianos de mediados del próximo año: un contingente alto de viviendas que antes sirvan para alojar a deportistas y acompañantes y en eso no debe haber pausa.
Ya con esa aprobación, se haría lo correcto si el alcalde y Fonvisocial adelantaran un conversatorio activo con el gremio con el fin de que se hagan las cosas, se cumpla a los juegos y se dé, de forma transparente, la posibilidad de participación a las firmas locales, sin encarecimientos del proyecto ni afectación de la calidad y oportuna ejecución de las obras.