En Rusia, la semana pasada iniciaron la primera vacunación anticovid-19 mediante la inyección Sputnik V. Al comienzo de esta semana en Inglaterra comenzaron la aplicación de la vacuna de la farmacéutica Pfizer-BioNTech. En EE. UU., la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) ya autorizó la aplicación de la vacuna de Pfizer y la del laboratorio Moderna […]
En Rusia, la semana pasada iniciaron la primera vacunación anticovid-19 mediante la inyección Sputnik V. Al comienzo de esta semana en Inglaterra comenzaron la aplicación de la vacuna de la farmacéutica Pfizer-BioNTech. En EE. UU., la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) ya autorizó la aplicación de la vacuna de Pfizer y la del laboratorio Moderna y AstraZeneca. En China también anunciaron la aplicación de su vacuna este mes. Todas requieren la aplicación de dos dosis.
Más tarde, estas vacunas y posiblemente otras serán aplicadas en los otros países del mundo, lógicamente, con previa adquisición. ¡Eureka! Ya está próxima la finalización de la pandemia que nos ha azotado y nos ha diezmado la economía. Claro está que con la vacunación masiva no se erradicará el covid-19, lo que se logrará es una más pronta inmunidad del rebaño, ya que el SARS–CoV–2 a donde ha llegado quedará endémico.
A través de las redes sociales crecen las opiniones en contra de la vacuna anticovid-19, aduciendo que es un negocio con el derecho a la vida. En todo el mundo siempre ha habido organizaciones antivacunas. Los movimientos antivacunación son asociaciones de personas que se oponen a la vacunación por diferentes motivos (sanitarios, religiosos, científicos, políticos, filosóficos, etc., etc.), afirmando que las vacunas en su composición contienen elementos tóxicos, causantes de mayores perjuicios para la salud que los posibles beneficios que puedan aportar.
Lo cierto es que hay suficientes investigaciones científicas en las que se ha demostrado con suma rigurosidad que las vacunas inducen inmunidad para evitar enfermedades infecciosas. La otra evidencia irrefutable es que las vacunas por ser realizadas con los gérmenes o virus patógenos pueden producir síntomas de sus enfermedades, incluso la muerte de algunos que les aplican las vacunas, debido a que sus sistemas inmunológicos son incompetentes.
Como médico, mi consejo es que debemos vacunarnos para evitar el riesgo de morir por covid-19. Aunque la vacunación no es obligatoria, no está de más advertirles a los adultos antivacunas que no tienen el derecho de someter a sus hijos menores al riesgo de padecer covid-19, con el agravante de que puede ocasionarles la muerte.
Aquello de que las vacunas son un negocio con el derecho a la vida, es una aseveración que considero muy injusta, pues producir vacuna por primera vez es una misión bastante costosa que la empresa privada de la industria farmacéutica ha asumido con suma responsabilidad. Es bueno preguntarse cuánto cuesta la nómina de los científicos y demás personal, los elementos de trabajo, la tecnología, la infraestructura, todo lo necesario para producir la vacuna. A los empresarios propietarios de las farmacéuticas les corresponde la reserva de la propiedad intelectual, lo que les garantiza la recuperación y la ganancia de la inversión.
Alguien antivacunas me preguntó por qué en Inglaterra no comenzaron la vacunación con la reina Isabel II que tiene 94 años. La verdad fue bastante mordaz. Sin embargo, le respondí que no se debe ser tan extremista, porque si bien Isabel II por su avanzada edad puede ser fácil víctima del covid-19, allá las autoridades son muy respetuosas con la principal figura política y religiosa del Reino Unido, y vacunar a su monarca de primero podría considerarse una politiquería frívola que ofendería la figura de una monarquía tan tradicional.
PD: Queridos lectores, mi columna vuelvo a escribirla el año entrante, por lo tanto, les deseo feliz navidad y año nuevo.
En Rusia, la semana pasada iniciaron la primera vacunación anticovid-19 mediante la inyección Sputnik V. Al comienzo de esta semana en Inglaterra comenzaron la aplicación de la vacuna de la farmacéutica Pfizer-BioNTech. En EE. UU., la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) ya autorizó la aplicación de la vacuna de Pfizer y la del laboratorio Moderna […]
En Rusia, la semana pasada iniciaron la primera vacunación anticovid-19 mediante la inyección Sputnik V. Al comienzo de esta semana en Inglaterra comenzaron la aplicación de la vacuna de la farmacéutica Pfizer-BioNTech. En EE. UU., la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) ya autorizó la aplicación de la vacuna de Pfizer y la del laboratorio Moderna y AstraZeneca. En China también anunciaron la aplicación de su vacuna este mes. Todas requieren la aplicación de dos dosis.
Más tarde, estas vacunas y posiblemente otras serán aplicadas en los otros países del mundo, lógicamente, con previa adquisición. ¡Eureka! Ya está próxima la finalización de la pandemia que nos ha azotado y nos ha diezmado la economía. Claro está que con la vacunación masiva no se erradicará el covid-19, lo que se logrará es una más pronta inmunidad del rebaño, ya que el SARS–CoV–2 a donde ha llegado quedará endémico.
A través de las redes sociales crecen las opiniones en contra de la vacuna anticovid-19, aduciendo que es un negocio con el derecho a la vida. En todo el mundo siempre ha habido organizaciones antivacunas. Los movimientos antivacunación son asociaciones de personas que se oponen a la vacunación por diferentes motivos (sanitarios, religiosos, científicos, políticos, filosóficos, etc., etc.), afirmando que las vacunas en su composición contienen elementos tóxicos, causantes de mayores perjuicios para la salud que los posibles beneficios que puedan aportar.
Lo cierto es que hay suficientes investigaciones científicas en las que se ha demostrado con suma rigurosidad que las vacunas inducen inmunidad para evitar enfermedades infecciosas. La otra evidencia irrefutable es que las vacunas por ser realizadas con los gérmenes o virus patógenos pueden producir síntomas de sus enfermedades, incluso la muerte de algunos que les aplican las vacunas, debido a que sus sistemas inmunológicos son incompetentes.
Como médico, mi consejo es que debemos vacunarnos para evitar el riesgo de morir por covid-19. Aunque la vacunación no es obligatoria, no está de más advertirles a los adultos antivacunas que no tienen el derecho de someter a sus hijos menores al riesgo de padecer covid-19, con el agravante de que puede ocasionarles la muerte.
Aquello de que las vacunas son un negocio con el derecho a la vida, es una aseveración que considero muy injusta, pues producir vacuna por primera vez es una misión bastante costosa que la empresa privada de la industria farmacéutica ha asumido con suma responsabilidad. Es bueno preguntarse cuánto cuesta la nómina de los científicos y demás personal, los elementos de trabajo, la tecnología, la infraestructura, todo lo necesario para producir la vacuna. A los empresarios propietarios de las farmacéuticas les corresponde la reserva de la propiedad intelectual, lo que les garantiza la recuperación y la ganancia de la inversión.
Alguien antivacunas me preguntó por qué en Inglaterra no comenzaron la vacunación con la reina Isabel II que tiene 94 años. La verdad fue bastante mordaz. Sin embargo, le respondí que no se debe ser tan extremista, porque si bien Isabel II por su avanzada edad puede ser fácil víctima del covid-19, allá las autoridades son muy respetuosas con la principal figura política y religiosa del Reino Unido, y vacunar a su monarca de primero podría considerarse una politiquería frívola que ofendería la figura de una monarquía tan tradicional.
PD: Queridos lectores, mi columna vuelvo a escribirla el año entrante, por lo tanto, les deseo feliz navidad y año nuevo.