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Columnista - 26 noviembre, 2020

Rebatiña apocalíptica

Loables, el Editorial, la caricatura de Safady y la columna “Dios ilumine a la Universidad Popular del Cesar” escrita por Eduardo Ortega Vergara, de antier, referentes a lo que está ocurriendo por la disputa de la administración de la universidad estatal del departamento del Cesar, más conocida como UPC. Parodiando al editorialista. Rebatiña: es la […]

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Loables, el Editorial, la caricatura de Safady y la columna “Dios ilumine a la Universidad Popular del Cesar” escrita por Eduardo Ortega Vergara, de antier, referentes a lo que está ocurriendo por la disputa de la administración de la universidad estatal del departamento del Cesar, más conocida como UPC.

Parodiando al editorialista. Rebatiña: es la acción de coger algo deprisa entre varios que lo codician a la vez, arrebatándoselo de las manos unos a otros. Apocalíptica, se refiere al apocalipsis, relativo al fin catastrófico o violento que conlleva la desaparición de cualquier cosa.

Lamentablemente, la anterior perspectiva es lo más reincidente en todo nuestro país, que todo mundo censura, en su mayoría de los labios para afuera; no obstante, quienes de veras reprochamos la corrupción y politiquería aludida por Safady, seguiremos insistiendo con el propósito de crearle y dejarle un mejor horizonte a las nuevas generaciones de la población más pobre.

En esta labor llevo más de 21 años consecutivos como docente catedrático de la UPC, en su Programa de Instrumentación Quirúrgica, con enorme disposición en procura de ayudar en la formación de profesionales que sirvan a la sociedad de manera decorosa y moral respetable.

Del nuevo rector encargado de la UPC, José Rafael Sierra Lafaurie, quien lleva un tiempo similar al mío de estar vinculado en la parte administrativa, tengo un buen concepto; sin embargo, no me ha gustado como ha sido designado rector del alma mater de nuestro querido departamento, pues dudo que quienes acolitaron su nombramiento le permitan desempeñarse como lo desea, Jaime Murgas Arzuaga, artífice de la UPC y tío de la esposa del actual rector, porque al principal promotor de la susodicha universidad, ha expresado: “El horizonte institucional de la UPC es oscuro, sus órganos de gobierno no saben qué hacer bajo los intereses politiqueros y ambiciones de los personajes y grupos que se disputan el poder y se olvidan del cumplimiento de sus deberes”.

Según los mecenas del rector saliente, el nuevo rector fue escogido de manera irregular. Si están inconformes lo correcto es que demanden el acto administrativo ante las autoridades competentes y no se pongan a provocar mayor anarquía, lo cual conlleva más desprestigio a la ya maltrecha universidad, cuya destrucción la inició la ley 30 de 1992, cuyo objetivo principal es privatizar la educación universitaria y, por ende, limitar el acceso de los pobres, ya que sus precarias situaciones son caldo de cultivo para la corrupción.

Personalmente, el futuro de la UPC lo vislumbro muy incierto con la academia por el suelo. El decir es que los estudiantes y los profesores deberían abanderar su defensa, yo pienso que depende más de la dirigencia política y empresarial, pero el interés de ellos es de índole individual y no de tipo universal.

La politiquería es tan descarada, que ya estigmatizó la protesta social y debe hacerse en completo orden, a lo sumo caminatas callejeras solo con pancartas, danzas y gritos, esto a los politiqueros no los avergüenza. Los profesores ya no se atreven a protestar por temor a las represalias, entre ellas la pérdida del empleo.

Columnista
26 noviembre, 2020

Rebatiña apocalíptica

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Napoleón de Armas P.

Loables, el Editorial, la caricatura de Safady y la columna “Dios ilumine a la Universidad Popular del Cesar” escrita por Eduardo Ortega Vergara, de antier, referentes a lo que está ocurriendo por la disputa de la administración de la universidad estatal del departamento del Cesar, más conocida como UPC. Parodiando al editorialista. Rebatiña: es la […]


Loables, el Editorial, la caricatura de Safady y la columna “Dios ilumine a la Universidad Popular del Cesar” escrita por Eduardo Ortega Vergara, de antier, referentes a lo que está ocurriendo por la disputa de la administración de la universidad estatal del departamento del Cesar, más conocida como UPC.

Parodiando al editorialista. Rebatiña: es la acción de coger algo deprisa entre varios que lo codician a la vez, arrebatándoselo de las manos unos a otros. Apocalíptica, se refiere al apocalipsis, relativo al fin catastrófico o violento que conlleva la desaparición de cualquier cosa.

Lamentablemente, la anterior perspectiva es lo más reincidente en todo nuestro país, que todo mundo censura, en su mayoría de los labios para afuera; no obstante, quienes de veras reprochamos la corrupción y politiquería aludida por Safady, seguiremos insistiendo con el propósito de crearle y dejarle un mejor horizonte a las nuevas generaciones de la población más pobre.

En esta labor llevo más de 21 años consecutivos como docente catedrático de la UPC, en su Programa de Instrumentación Quirúrgica, con enorme disposición en procura de ayudar en la formación de profesionales que sirvan a la sociedad de manera decorosa y moral respetable.

Del nuevo rector encargado de la UPC, José Rafael Sierra Lafaurie, quien lleva un tiempo similar al mío de estar vinculado en la parte administrativa, tengo un buen concepto; sin embargo, no me ha gustado como ha sido designado rector del alma mater de nuestro querido departamento, pues dudo que quienes acolitaron su nombramiento le permitan desempeñarse como lo desea, Jaime Murgas Arzuaga, artífice de la UPC y tío de la esposa del actual rector, porque al principal promotor de la susodicha universidad, ha expresado: “El horizonte institucional de la UPC es oscuro, sus órganos de gobierno no saben qué hacer bajo los intereses politiqueros y ambiciones de los personajes y grupos que se disputan el poder y se olvidan del cumplimiento de sus deberes”.

Según los mecenas del rector saliente, el nuevo rector fue escogido de manera irregular. Si están inconformes lo correcto es que demanden el acto administrativo ante las autoridades competentes y no se pongan a provocar mayor anarquía, lo cual conlleva más desprestigio a la ya maltrecha universidad, cuya destrucción la inició la ley 30 de 1992, cuyo objetivo principal es privatizar la educación universitaria y, por ende, limitar el acceso de los pobres, ya que sus precarias situaciones son caldo de cultivo para la corrupción.

Personalmente, el futuro de la UPC lo vislumbro muy incierto con la academia por el suelo. El decir es que los estudiantes y los profesores deberían abanderar su defensa, yo pienso que depende más de la dirigencia política y empresarial, pero el interés de ellos es de índole individual y no de tipo universal.

La politiquería es tan descarada, que ya estigmatizó la protesta social y debe hacerse en completo orden, a lo sumo caminatas callejeras solo con pancartas, danzas y gritos, esto a los politiqueros no los avergüenza. Los profesores ya no se atreven a protestar por temor a las represalias, entre ellas la pérdida del empleo.