Evidentemente, desde su origen la humanidad ha cambiado en muchos aspectos; sin embargo, en el interminable proceso de su trasformación, la gente siempre ha actuado con egoísmo y sus principales derivaciones, tales como la envidia y la mentira (también léase: fingimiento, calumnia, burla, fraude, falsificación y muchos más sinónimos o acepciones). Con base en la […]
Evidentemente, desde su origen la humanidad ha cambiado en muchos aspectos; sin embargo, en el interminable proceso de su trasformación, la gente siempre ha actuado con egoísmo y sus principales derivaciones, tales como la envidia y la mentira (también léase: fingimiento, calumnia, burla, fraude, falsificación y muchos más sinónimos o acepciones).
Con base en la premisa preliminar, se puede afirmar que todo acto humano conlleva un interés de cualquier índole; es decir, desde los más nobles hasta los más perversos. Bajo este amplio espectro ha vivido la especie humana en todas las épocas de la historia universal.
Una característica sine qua non de los humanos es la inconformidad. Y el homo sapiens es inconforme por su inteligencia muy superior a la de los otros seres vivientes del planeta tierra. El talento humano también tiene su espectro y parece que no tuviera límite, no obstante, el desarrollo del intelecto depende de muchas condiciones y requerimientos; uno de ellos es la educación, que incluye la formal, la no formal y la informal, todas importantes para la formación integral, aunque solo la educación formal otorga diplomas, no todos los poseedores de estos pergaminos son buenas personas y ciudadanos ejemplares, lo que en realidad es una de las condiciones que impide la convivencia armónica de la humanidad.
La ambición de la humanidad en la búsqueda de vivir en mejores condiciones es normal si lo consigue trabajando decentemente, quienes lo logran con arribismo son codiciosos que abusan del prójimo y del medio ambiente. Desafortunadamente, el arribismo es la tendencia predominante, pareciera que, por la creciente escasez de las riquezas naturales y el facilismo de la gente.
No es para menos, dicen algunos, teniendo en cuenta el crecimiento poblacional, pues actualmente el mundo terrenal es habitado por más de 7 mil millones de personas, cuyas supervivencias, digamos a 60 años, cuánto dinero se gasta en su sostenimiento y cuál el deterioro del medio ambiente en la obtención de los elementos necesarios para alcanzar a vivir 60 años, aunque es un tiempo corto comparado con la duración de la tierra; es enorme su deterioro por la sustracción diaria para mantener la población mundial en buenas condiciones de salud.
Actualmente el poder económico y político es el objetivo más codiciado, especialmente por los políticos que solo buscan el bienestar propio, de su parentela y de su clientela de confianza que le colabora aportando votos sin importar como los consiguen. Será por esto, que ha hecho carrera aquello de que sus colaboradores actúan detrás de sus espaldas. Lo cierto es que la difamación (mentiras), la extorsión, la intimidación, el cinismo, el exterminio (asesinatos) y otros, son maneras de acceder y/o conservar dichos poderes.
Esto ocurre en muchos países y regiones. En estos momentos un ejemplo es Donald Trump, quien no quiere salir de la ‘Casa Blanca’, escudándose con algunas de las argucias antedichas. Y qué decir de Martín Vizcarra, presidente del Perú recién destituido por el Congreso de ese país por procedimientos corruptos y tiene el cinismo de decir que sale con la cabeza en alto porque son calumnias de sus contradictores.
Para erradicar o disminuir tales prácticas en nuestro país se requiere el concurso de la gente decente, pero como la corrupción está por doquier, creo que es una utopía. Ojalá esté equivocado y la gente reaccione votando por aquellos políticos que no lo tienen polarizado.
Evidentemente, desde su origen la humanidad ha cambiado en muchos aspectos; sin embargo, en el interminable proceso de su trasformación, la gente siempre ha actuado con egoísmo y sus principales derivaciones, tales como la envidia y la mentira (también léase: fingimiento, calumnia, burla, fraude, falsificación y muchos más sinónimos o acepciones). Con base en la […]
Evidentemente, desde su origen la humanidad ha cambiado en muchos aspectos; sin embargo, en el interminable proceso de su trasformación, la gente siempre ha actuado con egoísmo y sus principales derivaciones, tales como la envidia y la mentira (también léase: fingimiento, calumnia, burla, fraude, falsificación y muchos más sinónimos o acepciones).
Con base en la premisa preliminar, se puede afirmar que todo acto humano conlleva un interés de cualquier índole; es decir, desde los más nobles hasta los más perversos. Bajo este amplio espectro ha vivido la especie humana en todas las épocas de la historia universal.
Una característica sine qua non de los humanos es la inconformidad. Y el homo sapiens es inconforme por su inteligencia muy superior a la de los otros seres vivientes del planeta tierra. El talento humano también tiene su espectro y parece que no tuviera límite, no obstante, el desarrollo del intelecto depende de muchas condiciones y requerimientos; uno de ellos es la educación, que incluye la formal, la no formal y la informal, todas importantes para la formación integral, aunque solo la educación formal otorga diplomas, no todos los poseedores de estos pergaminos son buenas personas y ciudadanos ejemplares, lo que en realidad es una de las condiciones que impide la convivencia armónica de la humanidad.
La ambición de la humanidad en la búsqueda de vivir en mejores condiciones es normal si lo consigue trabajando decentemente, quienes lo logran con arribismo son codiciosos que abusan del prójimo y del medio ambiente. Desafortunadamente, el arribismo es la tendencia predominante, pareciera que, por la creciente escasez de las riquezas naturales y el facilismo de la gente.
No es para menos, dicen algunos, teniendo en cuenta el crecimiento poblacional, pues actualmente el mundo terrenal es habitado por más de 7 mil millones de personas, cuyas supervivencias, digamos a 60 años, cuánto dinero se gasta en su sostenimiento y cuál el deterioro del medio ambiente en la obtención de los elementos necesarios para alcanzar a vivir 60 años, aunque es un tiempo corto comparado con la duración de la tierra; es enorme su deterioro por la sustracción diaria para mantener la población mundial en buenas condiciones de salud.
Actualmente el poder económico y político es el objetivo más codiciado, especialmente por los políticos que solo buscan el bienestar propio, de su parentela y de su clientela de confianza que le colabora aportando votos sin importar como los consiguen. Será por esto, que ha hecho carrera aquello de que sus colaboradores actúan detrás de sus espaldas. Lo cierto es que la difamación (mentiras), la extorsión, la intimidación, el cinismo, el exterminio (asesinatos) y otros, son maneras de acceder y/o conservar dichos poderes.
Esto ocurre en muchos países y regiones. En estos momentos un ejemplo es Donald Trump, quien no quiere salir de la ‘Casa Blanca’, escudándose con algunas de las argucias antedichas. Y qué decir de Martín Vizcarra, presidente del Perú recién destituido por el Congreso de ese país por procedimientos corruptos y tiene el cinismo de decir que sale con la cabeza en alto porque son calumnias de sus contradictores.
Para erradicar o disminuir tales prácticas en nuestro país se requiere el concurso de la gente decente, pero como la corrupción está por doquier, creo que es una utopía. Ojalá esté equivocado y la gente reaccione votando por aquellos políticos que no lo tienen polarizado.