La Iglesia Católica ha defendido y defenderá el sacramento del matrimonio, la posición adoptada por el Papa Francisco en el sentido de solicitar respeto a los derechos civiles de las parejas del mismo sexo, no modifica en absoluto el hecho de que el matrimonio es la alianza entre un hombre y una mujer, ordenada por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole CIC 1055.

La afirmación del Papa Francisco, no va más allá de pedir que se les respete sus prerrogativas civiles por ejemplo su derecho a la herencia, son derechos que el ordenamiento civil les debe reconocer a estas parejas desde el punto de vista legal.

En este sentido Colombia marcha a la vanguardia en el reconocimiento de estas prerrogativas, pues las parejas homosexuales tienen derecho a la herencia, a la seguridad social, al reconocimiento de régimen patrimonial entre otros muchos derechos.

Las parejas homosexuales parecieran ser para muchos de nosotros los leprosos de los tiempos bíblicos, tema del que nadie quiere saber, y a nadie parece importarle, por lo que es preciso preguntarnos, si eso es amar al prójimo, o si el Señor nos mandó a ser los jueces de los demás.

Defiendo la familia, los valores éticos y morales; pero también creo en la misericordia, en el perdón, y en la reconciliación. ¿Ignorarlos o discriminarlos por prejuicios aún no superados, nos convierte en mejores personas?

Los horrores de la segunda guerra mundial, comenzaron justamente por establecer la superioridad de una raza sobre la otra, y ya sabemos cómo terminó la historia, y lo que costó en vidas humanas.

Los Estados Unidos de Norteamérica, el país de las libertades, está sumido hoy en un mar de conflictos causados por prejuicios no resueltos, pues habiendo sido fundado por inmigrantes, hoy los consideran como lo peor del mundo; es un país que proclama la igualdad, pero en sus calles se ven actos violentos de discriminación hacia los afrodescendientes e hispanos, cometidos por la propia autoridad policial. Lo que nos propone el Papa Francisco no son más que elementales normas de convivencia civil, debemos aceptarnos tal como somos; sin exclusiones, aceptando nuestra diversidad, no puede ser que en nuestro querido país se le quite la vida a un semejante por pensar distinto, o porque tiene una orientación sexual diferente. No busquemos ser comprendidos como comprender. Si aplicamos esto, muy seguramente nos irá mejor.