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Editorial - 10 octubre, 2020

Creemos en el periodismo

Ese que se hace con el golpe del pilón, yendo al grano. El nuestro, el periodismo que hacemos en EL PILÓN no es la falsedad, la descontextualización, el partidismo, los intereses no revelados, la imprecisión deliberada, la condescendencia sin razón, la intrusión sobre la privacidad, el uso de fuentes dudosas, la desinformación, la parcialidad, la vaguedad, la ambigüedad, las mentiras o la manipulación.

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Ese que se hace con el golpe del pilón, yendo al grano. El nuestro, el periodismo que hacemos  en  EL PILÓN  no es la falsedad, la descontextualización, el partidismo, los intereses no revelados, la imprecisión deliberada, la condescendencia sin razón, la intrusión sobre la privacidad, el uso de fuentes dudosas, la desinformación, la parcialidad, la vaguedad, la ambigüedad, las mentiras o la manipulación.

Damos gracias al periodismo que nos hace personas formadas e informadas, libres y pensantes, críticos y mejores hombres de familia, ciudadanos y seres de este maravilloso mundo. Asumiendo riesgos.

Este oficio es estar en “El  Filo de la Navaja”, como titula su libro la periodista Yolanda Ruiz (editora Aguilar, 2019) de cuya presentación transcribimos apartes:

Los periodistas miramos la historia desde una tribuna privilegiada porque podemos llegar adonde otros no llegan, escuchar y ver detrás de las cortinas del poder y asomarnos a los lugares donde se toman las decisiones grandes o pequeñas. Hablamos con presidentes, ministros y mendigos, entrevistamos a víctimas y delincuentes, nos movemos entre tragedias y cocteles, (…)  contamos lo que pasa hoy porque en nuestro oficio el ayer y el mañana no tienen mucho sentido, aunque deberían tenerlo más.

 Y al contar el presente vamos tejiendo la historia porque nuestras palabras escritas de afán o con mucha reflexión serán fuentes de los que escarben después para entender este mundo complejo que vivimos.

Ser periodista es como caminar en el filo de una navaja porque caerse por exceso o por defecto es muy fácil. Mantener el equilibrio es todo un reto, y lo peor es que mientras caminamos tiran piedras desde todos los costados.

(…) he hablado con protagonistas de los últimos treinta años, he visto la corrupción, la guerra y la búsqueda de la paz.

 También he descubierto que pasan otras cosas más allá de esos titulares que destacamos. Hay un universo que poco cubrimos, afanados, como hemos estado, por narrar un conflicto que nos marcó de mil maneras (…)

Desde mis primeros pasos en el periodismo como practicante, hasta llegar a la dirección en varios medios de comunicación, me he enfrentado una y otra vez a momentos grandes o pequeños de la historia que representaron para mí lecciones importantes para el oficio o para la vida.

Me encontré varias veces ante encrucijadas difíciles por dilemas éticos o situaciones que me desbordaron como ser humano o me retaron profesionalmente, porque este trabajo nos conecta con lo mejor y lo peor de las sociedades.

En materia ética, descubrí que las fórmulas no aplican y que, en medio de los principios globales, como no mentir y buscar la verdad, todas nuestras decisiones están cargadas por la realidad del momento, el contexto y un sinfín de circunstancias que nos empujan a tomar un camino u otro. Me ha movido (…) lo que considero correcto.

En el camino descubrí que ver al otro como ser humano es crucial para ser buen periodista y que hacer el esfuerzo por dejar de lado los intereses personales nos quita velos de los ojos (…) Asimismo entendí que todos los días hay que aprender y desaprender”.

Editorial
10 octubre, 2020

Creemos en el periodismo

Ese que se hace con el golpe del pilón, yendo al grano. El nuestro, el periodismo que hacemos en EL PILÓN no es la falsedad, la descontextualización, el partidismo, los intereses no revelados, la imprecisión deliberada, la condescendencia sin razón, la intrusión sobre la privacidad, el uso de fuentes dudosas, la desinformación, la parcialidad, la vaguedad, la ambigüedad, las mentiras o la manipulación.


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Ese que se hace con el golpe del pilón, yendo al grano. El nuestro, el periodismo que hacemos  en  EL PILÓN  no es la falsedad, la descontextualización, el partidismo, los intereses no revelados, la imprecisión deliberada, la condescendencia sin razón, la intrusión sobre la privacidad, el uso de fuentes dudosas, la desinformación, la parcialidad, la vaguedad, la ambigüedad, las mentiras o la manipulación.

Damos gracias al periodismo que nos hace personas formadas e informadas, libres y pensantes, críticos y mejores hombres de familia, ciudadanos y seres de este maravilloso mundo. Asumiendo riesgos.

Este oficio es estar en “El  Filo de la Navaja”, como titula su libro la periodista Yolanda Ruiz (editora Aguilar, 2019) de cuya presentación transcribimos apartes:

Los periodistas miramos la historia desde una tribuna privilegiada porque podemos llegar adonde otros no llegan, escuchar y ver detrás de las cortinas del poder y asomarnos a los lugares donde se toman las decisiones grandes o pequeñas. Hablamos con presidentes, ministros y mendigos, entrevistamos a víctimas y delincuentes, nos movemos entre tragedias y cocteles, (…)  contamos lo que pasa hoy porque en nuestro oficio el ayer y el mañana no tienen mucho sentido, aunque deberían tenerlo más.

 Y al contar el presente vamos tejiendo la historia porque nuestras palabras escritas de afán o con mucha reflexión serán fuentes de los que escarben después para entender este mundo complejo que vivimos.

Ser periodista es como caminar en el filo de una navaja porque caerse por exceso o por defecto es muy fácil. Mantener el equilibrio es todo un reto, y lo peor es que mientras caminamos tiran piedras desde todos los costados.

(…) he hablado con protagonistas de los últimos treinta años, he visto la corrupción, la guerra y la búsqueda de la paz.

 También he descubierto que pasan otras cosas más allá de esos titulares que destacamos. Hay un universo que poco cubrimos, afanados, como hemos estado, por narrar un conflicto que nos marcó de mil maneras (…)

Desde mis primeros pasos en el periodismo como practicante, hasta llegar a la dirección en varios medios de comunicación, me he enfrentado una y otra vez a momentos grandes o pequeños de la historia que representaron para mí lecciones importantes para el oficio o para la vida.

Me encontré varias veces ante encrucijadas difíciles por dilemas éticos o situaciones que me desbordaron como ser humano o me retaron profesionalmente, porque este trabajo nos conecta con lo mejor y lo peor de las sociedades.

En materia ética, descubrí que las fórmulas no aplican y que, en medio de los principios globales, como no mentir y buscar la verdad, todas nuestras decisiones están cargadas por la realidad del momento, el contexto y un sinfín de circunstancias que nos empujan a tomar un camino u otro. Me ha movido (…) lo que considero correcto.

En el camino descubrí que ver al otro como ser humano es crucial para ser buen periodista y que hacer el esfuerzo por dejar de lado los intereses personales nos quita velos de los ojos (…) Asimismo entendí que todos los días hay que aprender y desaprender”.