La impunidad es el mejor aliado de la corrupción, frase muy usual para deslegitimar el “Acuerdo de Paz con las Farc”, cuando sabido es que “Nunca ha habido una buena guerra ni una mala paz”, premisa que trae a colación Benjamín Franklin, aunque no queda segmento de la sociedad que no esté implicado en la […]
La impunidad es el mejor aliado de la corrupción, frase muy usual para deslegitimar el “Acuerdo de Paz con las Farc”, cuando sabido es que “Nunca ha habido una buena guerra ni una mala paz”, premisa que trae a colación Benjamín Franklin, aunque no queda segmento de la sociedad que no esté implicado en la cultura de la corrupción.
Apunta la leyenda del periodismo Juan Gossain, que de 100 delitos que se cometen en Colombia, solo el 6 % es castigado por la justicia, el 94 % queda en la impunidad; y de ese 6 % hay que descontar al que le dan casa por cárcel o le dejan vencer los términos para que salga libre, el único que va preso, y duele decirlo, -agrega el laureado comunicador-, es el pobre hombre que se roba una gallina para llevar comida a la casa, mientras los corruptos son excarcelados o no van a prisión.
Son números aterradores que arrojan las investigaciones realizadas por la Fiscalía General de la Nación y Transparencia por Colombia en materia de impunidad judicial.
Yo le agrego a manera de sarcasmo, que es la burla más cruel de la ironía, un gracejo alrededor de la ola de asesinatos que estremece al país, donde también campea la impunidad: “Uno de los pocos crímenes esclarecidos fue cuando Caín mató a Abel”, porque no había más a quien culpar, como los únicos 2 sobrevivientes sobre la faz de la tierra.
De ahí para acá no se han podido establecer los determinadores o autores intelectuales de los magnicidios de Jorge Eliécer Gaitán, Luis Carlos Galán Sarmiento, Álvaro Gómez Hurtado y pare de contar; sin mencionar los muertos de menor rango, pero de mayor complejidad a la hora de investigar, negación del Estado que va marcando los linderos de la impunidad.
Se debe obrar con equilibrio para no discriminar y cargar toda la impunidad al Acuerdo de Paz, cuando la salud representa un bien explotable que se maneja como una mercancía, que tampoco escapa a los escándalos derivados del cartel de los locos y del covid-19, conforme hay malestar por el empréstito que el Gobierno nacional le acaba de aprobar a Avianca, prerrogativas que no tienen los micro, pequeños y medianos empresarios que generan el 80 % del empleo.
“La rebeldía contra la justicia no viene de la corrupción del sentido jurídico; al contrario, arranca de su exaltación”: Ángel Ganivet.
El Fondo de Mitigación de Emergencia -Fome-, dispone de 117 billones de pesos de créditos internacionales para responder a la pandemia, de los cuales para el sector salud solo han sido girados 2.6 billones, con serios reproches de la prensa porque se guarda la plata para después, cuando la prioridad es salvar vidas.
Apocalipsis 14:12. “aconseja la paciencia de los Santos para que las decisiones de gobierno y actuaciones de la gente sean coherentes y conscientes”.
La impunidad es el mejor aliado de la corrupción, frase muy usual para deslegitimar el “Acuerdo de Paz con las Farc”, cuando sabido es que “Nunca ha habido una buena guerra ni una mala paz”, premisa que trae a colación Benjamín Franklin, aunque no queda segmento de la sociedad que no esté implicado en la […]
La impunidad es el mejor aliado de la corrupción, frase muy usual para deslegitimar el “Acuerdo de Paz con las Farc”, cuando sabido es que “Nunca ha habido una buena guerra ni una mala paz”, premisa que trae a colación Benjamín Franklin, aunque no queda segmento de la sociedad que no esté implicado en la cultura de la corrupción.
Apunta la leyenda del periodismo Juan Gossain, que de 100 delitos que se cometen en Colombia, solo el 6 % es castigado por la justicia, el 94 % queda en la impunidad; y de ese 6 % hay que descontar al que le dan casa por cárcel o le dejan vencer los términos para que salga libre, el único que va preso, y duele decirlo, -agrega el laureado comunicador-, es el pobre hombre que se roba una gallina para llevar comida a la casa, mientras los corruptos son excarcelados o no van a prisión.
Son números aterradores que arrojan las investigaciones realizadas por la Fiscalía General de la Nación y Transparencia por Colombia en materia de impunidad judicial.
Yo le agrego a manera de sarcasmo, que es la burla más cruel de la ironía, un gracejo alrededor de la ola de asesinatos que estremece al país, donde también campea la impunidad: “Uno de los pocos crímenes esclarecidos fue cuando Caín mató a Abel”, porque no había más a quien culpar, como los únicos 2 sobrevivientes sobre la faz de la tierra.
De ahí para acá no se han podido establecer los determinadores o autores intelectuales de los magnicidios de Jorge Eliécer Gaitán, Luis Carlos Galán Sarmiento, Álvaro Gómez Hurtado y pare de contar; sin mencionar los muertos de menor rango, pero de mayor complejidad a la hora de investigar, negación del Estado que va marcando los linderos de la impunidad.
Se debe obrar con equilibrio para no discriminar y cargar toda la impunidad al Acuerdo de Paz, cuando la salud representa un bien explotable que se maneja como una mercancía, que tampoco escapa a los escándalos derivados del cartel de los locos y del covid-19, conforme hay malestar por el empréstito que el Gobierno nacional le acaba de aprobar a Avianca, prerrogativas que no tienen los micro, pequeños y medianos empresarios que generan el 80 % del empleo.
“La rebeldía contra la justicia no viene de la corrupción del sentido jurídico; al contrario, arranca de su exaltación”: Ángel Ganivet.
El Fondo de Mitigación de Emergencia -Fome-, dispone de 117 billones de pesos de créditos internacionales para responder a la pandemia, de los cuales para el sector salud solo han sido girados 2.6 billones, con serios reproches de la prensa porque se guarda la plata para después, cuando la prioridad es salvar vidas.
Apocalipsis 14:12. “aconseja la paciencia de los Santos para que las decisiones de gobierno y actuaciones de la gente sean coherentes y conscientes”.