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Editorial - 6 septiembre, 2020

La propuesta de la nueva Secretaría de Desarrollo Económico

La Alcaldía de Valledupar, en cabeza del Mello Castro, su gabinete y su equipo de asesores han entendido que el más importante de los sentidos a desarrollar es el común. Si bien, la situación crítica en materia de salubridad que nos ha traído la pandemia es de singular importancia porque es la vida la que nos jugamos, el mandatario ha comprendido que tampoco se puede dejar morir la economía de la ciudad región.

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La Alcaldía de Valledupar, en cabeza del  Mello Castro, su gabinete y su equipo de asesores han entendido que el más importante de los sentidos a desarrollar es el común. Si bien, la situación crítica en materia de salubridad que nos ha traído la pandemia es de singular importancia porque es la vida la que nos jugamos, el mandatario ha comprendido que tampoco se puede dejar morir la economía de la ciudad región.

Al cierre de esta edición ya habremos superado los 13 mil contagios oficiales en el Cesar y de contera, unos 10 mil de ellos se encuentran en esta capital, donde por centralismo asistencial se maneja la estadística de casi 300 muertos.

En la misma línea que propone el Gobierno nacional, el gobierno de Valledupar ya avizora la necesidad de apuntarle a la reactivación económica y por ello ha convocado a sesiones extraordinarias al Concejo para, entre otros,  la creación de una Secretaría que ha llamado de Desarrollo Económico y Gestión Ambiental, como si comprendiera ambos asuntos.

Sea la oportunidad, aunque aún no conocemos los  proyectos sino la convocatoria a sesiones del Concejo que hace esa aludida mención, para indicar que los temas del desarrollo económico y el medio ambiente deben separarse en su manejo en diferentes sectoriales. Y ya había el compromiso del gobierno del Mello de proponer una secretaría ambiental que proponemos denominar del Medio Ambiente, del Árbol y del Agua. Mostrando en esto último el énfasis temático y diferenciador que quisieran caracterizar de su ciudad su gobierno, líderes ambientales y comunitarios.

La nueva Secretaría de Desarrollo tendría el gran desafío después de la peste. No es cualquiera hacerle frente a ese pulpo gigante que destrozó la economía; uno de sus mayores tentáculos es el desempleo, que creció con cada mes de pandemia y que en julio marcó el hito más alto en la historia reciente de Valledupar con un 24,2 %. Cuyo indicador de solo jóvenes y mujeres es bastante superior.  De enero a la fecha, unas 40.385 personas quedaron desocupadas pues fueron despedidas, ya sea por recortes para que la empresa en la que laboraban pudiera subsistir o simplemente porque la empresa desapareció; y con ella las ilusiones, el bienestar y hasta la esperanza.

Desde ya la iniciativa en la que deben converger la academia, las fuerzas, vivas, los gremios, los gobiernos, la empresa privada y demás, es bien vista; pero debe cumplir con unas condiciones especiales. Una de ellas que compartimos, es la considerada por el economista Fernando Herrera, Fundador del Centro de estudios Socioeconómicos y Regionales, Cesore, quien asegura que la  institución no solo la define un cargo sino una confianza, una cultura y una práctica, y que no debe actuar como una isla solitaria, sino que por el contrario se instituya como “un ecosistema para el desarrollo económico, esto es una serie de alianzas, que incorporen trabajadores, empresarios, academia. Solo tendría sentido si está inmersa en ese ecosistema, en la construcción de alianzas, si tiene recursos, si tiene posibilidades de fomentar el empresarismo”.

Editorial
6 septiembre, 2020

La propuesta de la nueva Secretaría de Desarrollo Económico

La Alcaldía de Valledupar, en cabeza del Mello Castro, su gabinete y su equipo de asesores han entendido que el más importante de los sentidos a desarrollar es el común. Si bien, la situación crítica en materia de salubridad que nos ha traído la pandemia es de singular importancia porque es la vida la que nos jugamos, el mandatario ha comprendido que tampoco se puede dejar morir la economía de la ciudad región.


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La Alcaldía de Valledupar, en cabeza del  Mello Castro, su gabinete y su equipo de asesores han entendido que el más importante de los sentidos a desarrollar es el común. Si bien, la situación crítica en materia de salubridad que nos ha traído la pandemia es de singular importancia porque es la vida la que nos jugamos, el mandatario ha comprendido que tampoco se puede dejar morir la economía de la ciudad región.

Al cierre de esta edición ya habremos superado los 13 mil contagios oficiales en el Cesar y de contera, unos 10 mil de ellos se encuentran en esta capital, donde por centralismo asistencial se maneja la estadística de casi 300 muertos.

En la misma línea que propone el Gobierno nacional, el gobierno de Valledupar ya avizora la necesidad de apuntarle a la reactivación económica y por ello ha convocado a sesiones extraordinarias al Concejo para, entre otros,  la creación de una Secretaría que ha llamado de Desarrollo Económico y Gestión Ambiental, como si comprendiera ambos asuntos.

Sea la oportunidad, aunque aún no conocemos los  proyectos sino la convocatoria a sesiones del Concejo que hace esa aludida mención, para indicar que los temas del desarrollo económico y el medio ambiente deben separarse en su manejo en diferentes sectoriales. Y ya había el compromiso del gobierno del Mello de proponer una secretaría ambiental que proponemos denominar del Medio Ambiente, del Árbol y del Agua. Mostrando en esto último el énfasis temático y diferenciador que quisieran caracterizar de su ciudad su gobierno, líderes ambientales y comunitarios.

La nueva Secretaría de Desarrollo tendría el gran desafío después de la peste. No es cualquiera hacerle frente a ese pulpo gigante que destrozó la economía; uno de sus mayores tentáculos es el desempleo, que creció con cada mes de pandemia y que en julio marcó el hito más alto en la historia reciente de Valledupar con un 24,2 %. Cuyo indicador de solo jóvenes y mujeres es bastante superior.  De enero a la fecha, unas 40.385 personas quedaron desocupadas pues fueron despedidas, ya sea por recortes para que la empresa en la que laboraban pudiera subsistir o simplemente porque la empresa desapareció; y con ella las ilusiones, el bienestar y hasta la esperanza.

Desde ya la iniciativa en la que deben converger la academia, las fuerzas, vivas, los gremios, los gobiernos, la empresa privada y demás, es bien vista; pero debe cumplir con unas condiciones especiales. Una de ellas que compartimos, es la considerada por el economista Fernando Herrera, Fundador del Centro de estudios Socioeconómicos y Regionales, Cesore, quien asegura que la  institución no solo la define un cargo sino una confianza, una cultura y una práctica, y que no debe actuar como una isla solitaria, sino que por el contrario se instituya como “un ecosistema para el desarrollo económico, esto es una serie de alianzas, que incorporen trabajadores, empresarios, academia. Solo tendría sentido si está inmersa en ese ecosistema, en la construcción de alianzas, si tiene recursos, si tiene posibilidades de fomentar el empresarismo”.