El conflicto armado de carácter político con las FARC que por más de 60 años ha afectado nuestro país (con las firmas de la Habana se resolvió ponerle fin), no ha sido el único problema que ha dejado secuelas y heridas profundas, también lo han sido el narcotráfico, el paramilitarismo, las bacrim, los cuales han […]
El conflicto armado de carácter político con las FARC que por más de 60 años ha afectado nuestro país (con las firmas de la Habana se resolvió ponerle fin), no ha sido el único problema que ha dejado secuelas y heridas profundas, también lo han sido el narcotráfico, el paramilitarismo, las bacrim, los cuales han hecho un aporte importante en las cifras de violencia. Esto, sin mencionar las otras formas de violencia que a diario se observa en nuestros entornos cotidianos, como nuestro barrio, en la escuela, en los ambientes laborales, en la forma de conducir nuestros vehículos y a propósito de la pandemia del covid-19 en el incumplimiento de las normas de control social y sanitario que imponen las autoridades al respecto.
Para superar este “Estado de Cosas”, se hace necesario implementar una nueva visión que comprometa a los agentes sociales (fuerzas vivas de la sociedad), además moldeadores de opinión, en aquel concepto que en ocasiones suena utópico: la cultura de paz; especialmente si en esta se privilegia el uso de reglas para beneficio mutuo en aras de preservar la convivencia humana.
Dados todos los ámbitos en que se desenvuelve el ser humano, escuela, hogar, vecindario, empleo, clubes sociales, etc., y teniendo en cuenta la multiciplidad de normas que a diario se expiden, muchas veces ante un conflicto, no sabemos cómo actuar o afrontar para resolverlo, por ello se requiere más que leyes, educación y formación en todos los niveles; es decir, desde la escuela, para edificar espacios de convivencia.
De ahí la importancia de conocer los Mecanismos Alternativos de Solución de Conflictos MASC, y reconocerlos como procesos dinámicos, participativos, que se logran bajo un espíritu de entendimiento y cooperación de las partes. Los MASC tienen su raíz en el artículo 116 de la Constitución Política, modificado por el acto legislativo 03 de 2002. Así las cosas, y enhorabuena se expidió la ley 1620 de 2013 Ley de Convivencia Escolar cuyo espíritu es precisamente la formación de ciudadanos que aporten a la construcción de una sociedad democrática, en la que primen los entornos de diálogo y consenso teniendo como canalizador la escuela.
Una de las secuelas de esta crisis será el cambio en los paradigmas de la forma de resolver conflictos, por estas y otras razones, se debe tener a los MASC como aliados estratégicos de la justicia tradicional, y deben ser considerados como un complemento muy valioso, pues repercuten sin ninguna duda en la reducción de las tasas de conflictividad entre ciudadanos y en la efectividad del servicio público de administración de justicia.
El conflicto armado de carácter político con las FARC que por más de 60 años ha afectado nuestro país (con las firmas de la Habana se resolvió ponerle fin), no ha sido el único problema que ha dejado secuelas y heridas profundas, también lo han sido el narcotráfico, el paramilitarismo, las bacrim, los cuales han […]
El conflicto armado de carácter político con las FARC que por más de 60 años ha afectado nuestro país (con las firmas de la Habana se resolvió ponerle fin), no ha sido el único problema que ha dejado secuelas y heridas profundas, también lo han sido el narcotráfico, el paramilitarismo, las bacrim, los cuales han hecho un aporte importante en las cifras de violencia. Esto, sin mencionar las otras formas de violencia que a diario se observa en nuestros entornos cotidianos, como nuestro barrio, en la escuela, en los ambientes laborales, en la forma de conducir nuestros vehículos y a propósito de la pandemia del covid-19 en el incumplimiento de las normas de control social y sanitario que imponen las autoridades al respecto.
Para superar este “Estado de Cosas”, se hace necesario implementar una nueva visión que comprometa a los agentes sociales (fuerzas vivas de la sociedad), además moldeadores de opinión, en aquel concepto que en ocasiones suena utópico: la cultura de paz; especialmente si en esta se privilegia el uso de reglas para beneficio mutuo en aras de preservar la convivencia humana.
Dados todos los ámbitos en que se desenvuelve el ser humano, escuela, hogar, vecindario, empleo, clubes sociales, etc., y teniendo en cuenta la multiciplidad de normas que a diario se expiden, muchas veces ante un conflicto, no sabemos cómo actuar o afrontar para resolverlo, por ello se requiere más que leyes, educación y formación en todos los niveles; es decir, desde la escuela, para edificar espacios de convivencia.
De ahí la importancia de conocer los Mecanismos Alternativos de Solución de Conflictos MASC, y reconocerlos como procesos dinámicos, participativos, que se logran bajo un espíritu de entendimiento y cooperación de las partes. Los MASC tienen su raíz en el artículo 116 de la Constitución Política, modificado por el acto legislativo 03 de 2002. Así las cosas, y enhorabuena se expidió la ley 1620 de 2013 Ley de Convivencia Escolar cuyo espíritu es precisamente la formación de ciudadanos que aporten a la construcción de una sociedad democrática, en la que primen los entornos de diálogo y consenso teniendo como canalizador la escuela.
Una de las secuelas de esta crisis será el cambio en los paradigmas de la forma de resolver conflictos, por estas y otras razones, se debe tener a los MASC como aliados estratégicos de la justicia tradicional, y deben ser considerados como un complemento muy valioso, pues repercuten sin ninguna duda en la reducción de las tasas de conflictividad entre ciudadanos y en la efectividad del servicio público de administración de justicia.