Ha producido asombro e indignación el robo de 36 computadores de la escuela de Guaimaral porque no solo se hizo en esta época, sino porque los niños fueron los más afectados. Este es un descaro más del grado de cinismo y desafío a la sociedad de la delincuencia, que no se satisface.
Ha producido asombro e indignación el robo de 36 computadores de la escuela de Guaimaral porque no solo se hizo en esta época, sino porque los niños fueron los más afectados. Este es un descaro más del grado de cinismo y desafío a la sociedad de la delincuencia, que no se satisface.
Es un reto a la Policía Nacional y a las autoridades civiles del municipio y el departamento en una región tradicionalmente agobiada no solo por el abigeato sino por asaltos de todo tipo, estado que se extiende por todo el centro del departamento. Eso ha quedado en evidencia por las manifestaciones de los moradores de poblaciones como Los Venados, El Perro, El Vallito, ya éste dentro de la jurisdicción del municipio de El Paso. Sabemos de empresarios del campo que han proyectado siembras de cacao y banano en las cercanías y el grado de inseguridad los tiene desesperados.
El puesto de Policía de Los Venados no es suficiente para cubrir a Guaimaral y tampoco la tranquilidad, hacia el sur, en la vía que intercepta la de Codazzi- Cuatro Vientos. Se ha propuesto que en este cruce también se monte un puesto de policía montada con el fin de prevenir los robos y preservar la vida.
Debe contarse con el apoyo logístico y material para que la autoridad pueda hacer su labor pero no quedarse en ello.
¿Quién va a querer desplazarse por esos lugares, si hay unas bandas que suelen hacer por estas calendas su agosto en la búsqueda insaciable por el metal del otro?, tal como decía Samuel Martínez, un gran músico pasero, en su clásica canción a la cercana población de Potrerillo: “La moneda es la que brilla, la que brilla/Pero yo de esa manera no la quiero/Porque más vale mi vida, ay mi vida/Porque más vale mi vida que el dinero”.
Ayer se desplazaron a la población de Guaimaral el secretario de gobierno del Municipio, Luis Galvis Núñez, junto al comandante operativo de Policía Cesar, Fredy Delgado Cáceres. Esperamos que esa visita haya sido fructífera, no solo activando la investigación y los resultados, frente al reto que el hecho ha impuesto a la comunidad y a sus autoridades, dando con los responsables, sino que se establezcan las medidas y se active el compromiso presupuestal municipal y departamental para asegurar al ciudadano en su vida y bienes. Y por supuesto a los bienes públicos como las escuelas.
Llamamos la atención sobre el constante robo de ganado, ha sido un reclamo de las fuerzas productivas del departamento, de los gremios ganaderos para que se haga el mayor control. El departamento debe activar una estrategia con la Policía que sea efectiva y que no se reduzca a darle a sus unidades las usuales dotación y elementos, sino que debe ser una integral, concertada con todos los agentes productivos del agro, para que la seguridad en los campos reine y no esté expuesta la actividad. Debe ser acompañada dicha estrategia del concurso del componente de investigación y prevención, como los controles viales, la promoción a la denuncia ciudadana, el ejercicio de la Fiscalía, y la captura y judicialización de los implicados. Y no menos acompañarse de la inversión pública contra la pobreza rural.
Ha producido asombro e indignación el robo de 36 computadores de la escuela de Guaimaral porque no solo se hizo en esta época, sino porque los niños fueron los más afectados. Este es un descaro más del grado de cinismo y desafío a la sociedad de la delincuencia, que no se satisface.
Ha producido asombro e indignación el robo de 36 computadores de la escuela de Guaimaral porque no solo se hizo en esta época, sino porque los niños fueron los más afectados. Este es un descaro más del grado de cinismo y desafío a la sociedad de la delincuencia, que no se satisface.
Es un reto a la Policía Nacional y a las autoridades civiles del municipio y el departamento en una región tradicionalmente agobiada no solo por el abigeato sino por asaltos de todo tipo, estado que se extiende por todo el centro del departamento. Eso ha quedado en evidencia por las manifestaciones de los moradores de poblaciones como Los Venados, El Perro, El Vallito, ya éste dentro de la jurisdicción del municipio de El Paso. Sabemos de empresarios del campo que han proyectado siembras de cacao y banano en las cercanías y el grado de inseguridad los tiene desesperados.
El puesto de Policía de Los Venados no es suficiente para cubrir a Guaimaral y tampoco la tranquilidad, hacia el sur, en la vía que intercepta la de Codazzi- Cuatro Vientos. Se ha propuesto que en este cruce también se monte un puesto de policía montada con el fin de prevenir los robos y preservar la vida.
Debe contarse con el apoyo logístico y material para que la autoridad pueda hacer su labor pero no quedarse en ello.
¿Quién va a querer desplazarse por esos lugares, si hay unas bandas que suelen hacer por estas calendas su agosto en la búsqueda insaciable por el metal del otro?, tal como decía Samuel Martínez, un gran músico pasero, en su clásica canción a la cercana población de Potrerillo: “La moneda es la que brilla, la que brilla/Pero yo de esa manera no la quiero/Porque más vale mi vida, ay mi vida/Porque más vale mi vida que el dinero”.
Ayer se desplazaron a la población de Guaimaral el secretario de gobierno del Municipio, Luis Galvis Núñez, junto al comandante operativo de Policía Cesar, Fredy Delgado Cáceres. Esperamos que esa visita haya sido fructífera, no solo activando la investigación y los resultados, frente al reto que el hecho ha impuesto a la comunidad y a sus autoridades, dando con los responsables, sino que se establezcan las medidas y se active el compromiso presupuestal municipal y departamental para asegurar al ciudadano en su vida y bienes. Y por supuesto a los bienes públicos como las escuelas.
Llamamos la atención sobre el constante robo de ganado, ha sido un reclamo de las fuerzas productivas del departamento, de los gremios ganaderos para que se haga el mayor control. El departamento debe activar una estrategia con la Policía que sea efectiva y que no se reduzca a darle a sus unidades las usuales dotación y elementos, sino que debe ser una integral, concertada con todos los agentes productivos del agro, para que la seguridad en los campos reine y no esté expuesta la actividad. Debe ser acompañada dicha estrategia del concurso del componente de investigación y prevención, como los controles viales, la promoción a la denuncia ciudadana, el ejercicio de la Fiscalía, y la captura y judicialización de los implicados. Y no menos acompañarse de la inversión pública contra la pobreza rural.