En épocas difíciles la primera idea y la más fácil es vender; se ofrecen los electrodomésticos, la cama y hasta la casa. Que esto lo haga un particular no afecta a nadie, solo al dueño y a su familia; pero que lo haga un Gobierno, que administra temporalmente los bienes de una Nación, tiene otra […]
En épocas difíciles la primera idea y la más fácil es vender; se ofrecen los electrodomésticos, la cama y hasta la casa. Que esto lo haga un particular no afecta a nadie, solo al dueño y a su familia; pero que lo haga un Gobierno, que administra temporalmente los bienes de una Nación, tiene otra connotación.
Es aquí donde la imaginación y capacidades del gobernante para buscar las mejores soluciones, se ponen a prueba. A Colombia, ni una guerra de 50 años con sus actos de crueldad, terrorismo y barbarie, la habían acorralado tanto como lo ha hecho una inesperada pandemia, no incluida en ningún plan de desarrollo de gobierno alguno. Más, la economía de un país, por destruida que quede, se puede planificar a futuro con calma e inteligencia; los países europeos que sufrieron la 2ª guerra mundial, sin vender la vaca lechera, salieron adelante con el Plan Marshall.
Aquí no, nuestros tahúres institucionales están acostumbrados a vivir, no de la planificación sino de la especulación financiera, corrieron a vender; así cualquiera gobierna. Este es un estilo: durante el gobierno de la seguridad democrática, 49 empresas del Estado fueron vendidas para sanear las cuentas fiscales y la ineficaz producción nacional. Ahora, por la pandemia, este gobierno continuista con el decreto ley 811 del 04/06, ante un Congreso sumiso en retirada y un pueblo refugiado, abrió las puertas a la venta de ISA, Ecopetrol y sus filiales Reficar, Refinería de Barrancabermeja y Cenit, nuestras insignias.
La venta de ISA y Ecopetrol ya estaba prevista en el Marco Fiscal de Mediano Plazo, en forma parcial, esto es, 11 % de ISA y entre 8 % y 9 % de Ecopetrol, esperando un ingreso de $18 billones por su enajenación. Ahora pretenden una venta total; pese a los vaivenes del precio por barril, en 2019, Ecopetrol dio una utilidad neta de $13.3 billones; este es el mayor activo del Estado con una participación accionaria de 88.5 %; en 2019, le entregó a la Nación, $11.4 billones, equivalentes a 8 % de las regalías ($153 billones en los últimos 8 años), al 5 % del presupuesto general, al 1 % el PIB y al 12 % de los ingresos corrientes de la Nación; en promedio, entre 2011 y 2018, Ecopetrol aportó el 10 % del presupuesto de gastos de la Nación.
Además, por cada $1 generado por esta industria, se desencadena una demanda de $1.65 en otros sectores. Cenit aporta el 31 % de los ingresos de Ecopetrol; sus ductos de 10.000 km tienen una capacidad para transportar 1.2 mega barriles diarios de petróleo (mbdp). ISA, con 52 años de vida, es el mayor transportador de energía eléctrica de América Latina, con 45.000 km de redes de alto voltaje y el mayor operador de vías urbanas en Chile y otros países de Sur y Centro América; en 2018 arrojó una utilidad neta de $1.52 billones y $1.6 en 2019. Su valor se estima en USD 5.200 millones.
Colombia tiene presencia en 105 empresas cuyo valor se estima en $170 billones que al venderlas nos quedaría un cascarón vacío, y si quiebran 140.000 empresas, según la CEPAL, todo el país quedará en UCI. Esta es la Colombia que recibirán las próximas generaciones. ¿No habrá otra idea más creativa?
En épocas difíciles la primera idea y la más fácil es vender; se ofrecen los electrodomésticos, la cama y hasta la casa. Que esto lo haga un particular no afecta a nadie, solo al dueño y a su familia; pero que lo haga un Gobierno, que administra temporalmente los bienes de una Nación, tiene otra […]
En épocas difíciles la primera idea y la más fácil es vender; se ofrecen los electrodomésticos, la cama y hasta la casa. Que esto lo haga un particular no afecta a nadie, solo al dueño y a su familia; pero que lo haga un Gobierno, que administra temporalmente los bienes de una Nación, tiene otra connotación.
Es aquí donde la imaginación y capacidades del gobernante para buscar las mejores soluciones, se ponen a prueba. A Colombia, ni una guerra de 50 años con sus actos de crueldad, terrorismo y barbarie, la habían acorralado tanto como lo ha hecho una inesperada pandemia, no incluida en ningún plan de desarrollo de gobierno alguno. Más, la economía de un país, por destruida que quede, se puede planificar a futuro con calma e inteligencia; los países europeos que sufrieron la 2ª guerra mundial, sin vender la vaca lechera, salieron adelante con el Plan Marshall.
Aquí no, nuestros tahúres institucionales están acostumbrados a vivir, no de la planificación sino de la especulación financiera, corrieron a vender; así cualquiera gobierna. Este es un estilo: durante el gobierno de la seguridad democrática, 49 empresas del Estado fueron vendidas para sanear las cuentas fiscales y la ineficaz producción nacional. Ahora, por la pandemia, este gobierno continuista con el decreto ley 811 del 04/06, ante un Congreso sumiso en retirada y un pueblo refugiado, abrió las puertas a la venta de ISA, Ecopetrol y sus filiales Reficar, Refinería de Barrancabermeja y Cenit, nuestras insignias.
La venta de ISA y Ecopetrol ya estaba prevista en el Marco Fiscal de Mediano Plazo, en forma parcial, esto es, 11 % de ISA y entre 8 % y 9 % de Ecopetrol, esperando un ingreso de $18 billones por su enajenación. Ahora pretenden una venta total; pese a los vaivenes del precio por barril, en 2019, Ecopetrol dio una utilidad neta de $13.3 billones; este es el mayor activo del Estado con una participación accionaria de 88.5 %; en 2019, le entregó a la Nación, $11.4 billones, equivalentes a 8 % de las regalías ($153 billones en los últimos 8 años), al 5 % del presupuesto general, al 1 % el PIB y al 12 % de los ingresos corrientes de la Nación; en promedio, entre 2011 y 2018, Ecopetrol aportó el 10 % del presupuesto de gastos de la Nación.
Además, por cada $1 generado por esta industria, se desencadena una demanda de $1.65 en otros sectores. Cenit aporta el 31 % de los ingresos de Ecopetrol; sus ductos de 10.000 km tienen una capacidad para transportar 1.2 mega barriles diarios de petróleo (mbdp). ISA, con 52 años de vida, es el mayor transportador de energía eléctrica de América Latina, con 45.000 km de redes de alto voltaje y el mayor operador de vías urbanas en Chile y otros países de Sur y Centro América; en 2018 arrojó una utilidad neta de $1.52 billones y $1.6 en 2019. Su valor se estima en USD 5.200 millones.
Colombia tiene presencia en 105 empresas cuyo valor se estima en $170 billones que al venderlas nos quedaría un cascarón vacío, y si quiebran 140.000 empresas, según la CEPAL, todo el país quedará en UCI. Esta es la Colombia que recibirán las próximas generaciones. ¿No habrá otra idea más creativa?