Yo no entiendo y miro con sorpresa la actitud de la Corte Suprema de Justicia de negarle al excandidato presidencial Andrés Felipe Arias su justa pretensión de que el proceso que le adelantó, y en el que culminó condenando, sea revisado en una segunda instancia, tal como está pasando con otros, no se sabe le aumenten o disminuyan la pena o también que lo absuelva.
Yo no entiendo y miro con sorpresa la actitud de la Corte Suprema de Justicia de negarle al excandidato presidencial Andrés Felipe Arias su justa pretensión de que el proceso que le adelantó, y en el que culminó condenando, sea revisado en una segunda instancia, tal como está pasando con otros, no se sabe le aumenten o disminuyan la pena o también que lo absuelva.
Es que le da miedo que le revoquen porque su decisión no fue jurídica sino política con el fin de atajar a un hombre de una brillante carrera que con todo derecho aspiraba a ser nuestro presidente y con todas las probabilidades de llegar al solio de Bolívar; si así fue y de llegar a comprobarse con una revocatoria, esa sanción criminal debería tener alguna sanción, pero supongamos que no les pase nada y Arias no denuncie porque de oficio, ni pensarlo, pero él queda limpio y con todo el derecho legal de poder aspirar a ser presidente de su país.
Ese es a mi modo de ver el terror, el pánico que le tienen a un fallo de segunda instancia cuando no encuentren otra solución, por lo evidente de la injusticia cometida. Ese es el miedo, el ‘culillo’, porque si creen que la condena fue justa, jurídica y con respaldo procesal, ¿a qué le pueden temer? ¿A la justicia que ellos representan? ¡No seamos ‘pendejos’!
También veo sorprendido el silencio cobarde e insolidario que guardan otras personas condenadas en idénticas circunstancias, que no han acompañado en esta lucha desigual a Andrés Felipe, pues si ellos en el entendido: “L’union fait la force” (‘La unión hace la fuerza’), lo hubieran hecho, su tutela ante la Corte Constitucional tendría más fortaleza por el respaldo colectivo.
No han sido consecuentes ni con ellos mismos y han aceptado que les endilguen, unos no todos, un delito que no cometieron desaprovechando el momento procesal exacto para demostrarle a Colombia que son inocentes y que al igual que Arias, sus fallos no fueron jurídicos sino políticos y como tal injustos. Aún hay tiempo de reclamar y fortalecer la batalla que solitario está enfrentando el ‘quijote’ Andrés Felipe, quien en este momento depende su porvenir y futuro de la decisión que asuma la Corte Constitucional, esa que si está demostrando ecuanimidad, justicia e imparcialidad en sus fallos, que son jurídicos y no políticos.
Ojalá sea rápido, pues de ello depende que AFA, continúe detenido porque la corte tuvo razón o que quede en libertad y se confirme lo que él y muchos, entre ellos yo, han dicho y creído: ‘es inocente e injustamente está pagando cana’.
La vida es tuya y sabes si haces falta o no, cuídala y si eres “abuelito” no salgas. De ti depende que el bicho ese te “pique” y te mate. No salgas, cuídate.
Yo no entiendo y miro con sorpresa la actitud de la Corte Suprema de Justicia de negarle al excandidato presidencial Andrés Felipe Arias su justa pretensión de que el proceso que le adelantó, y en el que culminó condenando, sea revisado en una segunda instancia, tal como está pasando con otros, no se sabe le aumenten o disminuyan la pena o también que lo absuelva.
Yo no entiendo y miro con sorpresa la actitud de la Corte Suprema de Justicia de negarle al excandidato presidencial Andrés Felipe Arias su justa pretensión de que el proceso que le adelantó, y en el que culminó condenando, sea revisado en una segunda instancia, tal como está pasando con otros, no se sabe le aumenten o disminuyan la pena o también que lo absuelva.
Es que le da miedo que le revoquen porque su decisión no fue jurídica sino política con el fin de atajar a un hombre de una brillante carrera que con todo derecho aspiraba a ser nuestro presidente y con todas las probabilidades de llegar al solio de Bolívar; si así fue y de llegar a comprobarse con una revocatoria, esa sanción criminal debería tener alguna sanción, pero supongamos que no les pase nada y Arias no denuncie porque de oficio, ni pensarlo, pero él queda limpio y con todo el derecho legal de poder aspirar a ser presidente de su país.
Ese es a mi modo de ver el terror, el pánico que le tienen a un fallo de segunda instancia cuando no encuentren otra solución, por lo evidente de la injusticia cometida. Ese es el miedo, el ‘culillo’, porque si creen que la condena fue justa, jurídica y con respaldo procesal, ¿a qué le pueden temer? ¿A la justicia que ellos representan? ¡No seamos ‘pendejos’!
También veo sorprendido el silencio cobarde e insolidario que guardan otras personas condenadas en idénticas circunstancias, que no han acompañado en esta lucha desigual a Andrés Felipe, pues si ellos en el entendido: “L’union fait la force” (‘La unión hace la fuerza’), lo hubieran hecho, su tutela ante la Corte Constitucional tendría más fortaleza por el respaldo colectivo.
No han sido consecuentes ni con ellos mismos y han aceptado que les endilguen, unos no todos, un delito que no cometieron desaprovechando el momento procesal exacto para demostrarle a Colombia que son inocentes y que al igual que Arias, sus fallos no fueron jurídicos sino políticos y como tal injustos. Aún hay tiempo de reclamar y fortalecer la batalla que solitario está enfrentando el ‘quijote’ Andrés Felipe, quien en este momento depende su porvenir y futuro de la decisión que asuma la Corte Constitucional, esa que si está demostrando ecuanimidad, justicia e imparcialidad en sus fallos, que son jurídicos y no políticos.
Ojalá sea rápido, pues de ello depende que AFA, continúe detenido porque la corte tuvo razón o que quede en libertad y se confirme lo que él y muchos, entre ellos yo, han dicho y creído: ‘es inocente e injustamente está pagando cana’.
La vida es tuya y sabes si haces falta o no, cuídala y si eres “abuelito” no salgas. De ti depende que el bicho ese te “pique” y te mate. No salgas, cuídate.