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Columnista - 13 mayo, 2020

Otra vez, en la mira del Consejo de Estado Rectoría de la UPC

Con mis consejeros periodísticos Tíochiro y Tíonan, habíamos guardado un silencio cómplice a fines de no atizar más esa hoguera que por años ha venido avasallando a nuestra amada Universidad Popular del Cesar, UPC, por manos perversas que se han apoderado de ella, a las buenas y a las malas. Sin embargo, la UPC es […]

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Con mis consejeros periodísticos Tíochiro y Tíonan, habíamos guardado un silencio cómplice a fines de no atizar más esa hoguera que por años ha venido avasallando a nuestra amada Universidad Popular del Cesar, UPC, por manos perversas que se han apoderado de ella, a las buenas y a las malas.

Sin embargo, la UPC es la única, léalo bien, la única en esta región que provoca transformaciones sociales, en el campo de la vida pública. Es el ente educativo más grande de la Costa Atlántica muy por encima en cobertura de universidades como la del Norte, Magdalena, Libre, CUC, etc.

Pero, la UPC es la que menos recursos económicos recibe del Estado, está asfixiada por las contrataciones soterradas que hacen sus rectores para pagar los favores.  

Sin embargo, por las aulas de la UPC han pasado miles de jóvenes en pregrado y postgrado, hoy diseminados por todo el país y el exterior. Los egresados son promotores de elogios y llamados de las empresas como profesionales idóneos. Podríamos citar hoy aquí miles de ejemplos de jóvenes de la UPC que triunfan en todas partes.

Pero, la clase política por un lado y por el otro los perversos maquinadores, la vienen diezmando como goleros a su presa, en detrimento de 20 mil estudiantes, 3 mil docentes y administrativos que miran perplejos como se junta una minoría para cercenar a su antojo la independencia que le otorga la Constitución Nacional.

No crean ustedes que la culpa es de docentes, estudiantes y administrativos, no. A la UPC siempre se la han mancillado quienes han llegado a la rectoría a través de componendas, auxiliados por mañas impuras, que persiguen hacerse más ricos y ejercer un poder omnipotente.

Muchos afirman que es en el Consejo Superior Universitario en donde se propician los acuerdos maquiavélicos que al final resultan afectando a la institución, porque al final son los que eligen al rector. 

Varios de los últimos rectores designados por el Consejo Superior Universitario han salido por faltones, por trasgredir normas. Unos se unieron hasta con el diablo para hacerse elegir y otros hasta compraron a sus electores, como se afirma por los corrillos de la UPC, la Gobernación y hasta por el Palacio de Justicia.

No tienen razón quienes tratan de aprovechar esa coyuntura para enrostrarle a docentes, estudiantes y administrativos que son ellos los que despilfarran y se hurtan el erario de esta amada alma mater. Aquí los verdaderos culpables del arrinconamiento de la UPC son muy parecidos a nuestros políticos del Cesar, que toman como soporte esta casa de estudio para promulgar un poder injusto con la ayuda de los directivos.

Hoy, nuevamente, como ha ocurrido en los últimos años le ha tocado al Consejo de Estado descubrir verdades en sus procedimientos de litigios, para corroborar mucho de lo que he escrito, que hay algo en el canto de la cabuya, algo que no se guisó bien y que tiene anomalías.

Ayer martes, la sección quinta del Consejo de Estado decretó “la suspensión provisional de los efectos del acto declaratorio de elección de la señora Darling Francisca Guevara Gómez, como Rectora de la UPC, período 2019-2023, contenido en el Acuerdo 036 de 16 de dic.  de 2019”.

Muchos opinan que esto estaba cantado y ahora debe reunirse el Consejo Superior Universitario (CSU), para que designe un rector encargado hasta que el Consejo de Estado falle en fondo la demanda. Muchas cosas están sueltas en la UPC. Hasta la próxima semana. [email protected]   @tiochiro.

Columnista
13 mayo, 2020

Otra vez, en la mira del Consejo de Estado Rectoría de la UPC

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Aquilino Cotes Zuleta

Con mis consejeros periodísticos Tíochiro y Tíonan, habíamos guardado un silencio cómplice a fines de no atizar más esa hoguera que por años ha venido avasallando a nuestra amada Universidad Popular del Cesar, UPC, por manos perversas que se han apoderado de ella, a las buenas y a las malas. Sin embargo, la UPC es […]


Con mis consejeros periodísticos Tíochiro y Tíonan, habíamos guardado un silencio cómplice a fines de no atizar más esa hoguera que por años ha venido avasallando a nuestra amada Universidad Popular del Cesar, UPC, por manos perversas que se han apoderado de ella, a las buenas y a las malas.

Sin embargo, la UPC es la única, léalo bien, la única en esta región que provoca transformaciones sociales, en el campo de la vida pública. Es el ente educativo más grande de la Costa Atlántica muy por encima en cobertura de universidades como la del Norte, Magdalena, Libre, CUC, etc.

Pero, la UPC es la que menos recursos económicos recibe del Estado, está asfixiada por las contrataciones soterradas que hacen sus rectores para pagar los favores.  

Sin embargo, por las aulas de la UPC han pasado miles de jóvenes en pregrado y postgrado, hoy diseminados por todo el país y el exterior. Los egresados son promotores de elogios y llamados de las empresas como profesionales idóneos. Podríamos citar hoy aquí miles de ejemplos de jóvenes de la UPC que triunfan en todas partes.

Pero, la clase política por un lado y por el otro los perversos maquinadores, la vienen diezmando como goleros a su presa, en detrimento de 20 mil estudiantes, 3 mil docentes y administrativos que miran perplejos como se junta una minoría para cercenar a su antojo la independencia que le otorga la Constitución Nacional.

No crean ustedes que la culpa es de docentes, estudiantes y administrativos, no. A la UPC siempre se la han mancillado quienes han llegado a la rectoría a través de componendas, auxiliados por mañas impuras, que persiguen hacerse más ricos y ejercer un poder omnipotente.

Muchos afirman que es en el Consejo Superior Universitario en donde se propician los acuerdos maquiavélicos que al final resultan afectando a la institución, porque al final son los que eligen al rector. 

Varios de los últimos rectores designados por el Consejo Superior Universitario han salido por faltones, por trasgredir normas. Unos se unieron hasta con el diablo para hacerse elegir y otros hasta compraron a sus electores, como se afirma por los corrillos de la UPC, la Gobernación y hasta por el Palacio de Justicia.

No tienen razón quienes tratan de aprovechar esa coyuntura para enrostrarle a docentes, estudiantes y administrativos que son ellos los que despilfarran y se hurtan el erario de esta amada alma mater. Aquí los verdaderos culpables del arrinconamiento de la UPC son muy parecidos a nuestros políticos del Cesar, que toman como soporte esta casa de estudio para promulgar un poder injusto con la ayuda de los directivos.

Hoy, nuevamente, como ha ocurrido en los últimos años le ha tocado al Consejo de Estado descubrir verdades en sus procedimientos de litigios, para corroborar mucho de lo que he escrito, que hay algo en el canto de la cabuya, algo que no se guisó bien y que tiene anomalías.

Ayer martes, la sección quinta del Consejo de Estado decretó “la suspensión provisional de los efectos del acto declaratorio de elección de la señora Darling Francisca Guevara Gómez, como Rectora de la UPC, período 2019-2023, contenido en el Acuerdo 036 de 16 de dic.  de 2019”.

Muchos opinan que esto estaba cantado y ahora debe reunirse el Consejo Superior Universitario (CSU), para que designe un rector encargado hasta que el Consejo de Estado falle en fondo la demanda. Muchas cosas están sueltas en la UPC. Hasta la próxima semana. [email protected]   @tiochiro.