Qué lección nos ha dejado la llegada del coronavirus a nuestras vidas, ¡a nivel mundial! Volvieron a ser vigentes y vitalmente necesarias las medidas más elementales de higiene como el lavado de manos, el buen manejo de la tos en sitios públicos, entre otros.
Qué lección nos ha dejado la llegada del coronavirus a nuestras vidas, ¡a nivel mundial! Volvieron a ser vigentes y vitalmente necesarias las medidas más elementales de higiene como el lavado de manos, el buen manejo de la tos en sitios públicos, entre otros. Una lección sobre lo que conlleva congregarnos masivamente. EL PILÓN, por su parte, debe recordar que en medio de la histeria por el coronavirus ha insistido en la prevención del dengue y otras enfermedades que han cobrado más vidas que el Covid-19.
Y mientras observamos resignados la cancelación y suspensión de todo tipo de eventos que mueven la economía del municipio, incluidos los universitarios, religiosos, a tal punto de que ya hay universidades impartiendo clases virtuales, nos preguntamos qué hacer con lo que no “se llama” evento y simplemente es la congregación inevitable de seres humanos como clases en colegios y universidades. Como ya mencionamos, hay universidades de metodología presencial que pasaron a virtual en el país ante la coyuntura, pero, ¿y las cárceles? Naturalmente el aislamiento de los reclusos no permite la propagación de este virus que por estos días nos agobia.
La Cárcel Judicial de Valledupar tiene aproximadamente 1.000 reclusos incluidas las mujeres. Sigue siendo de las más hacinadas del país y por esto tocó suspender visitas. Así lo anunció la dirección del penal en días pasados, tal como lo registramos en nuestras páginas impresas y digitales.
El hacinamiento pasa factura. Controlar las enfermedades existentes representa una tarea delicada, exhaustiva, pero, en un paréntesis, qué curioso hablar del VIH como enfermedad controlada al interior de un centro de reclusión y en cambio tomar medidas extremas para prevenir un cuadro gripal. Por supuesto, el coronavirus es mortal en pacientes que ya padecen enfermedades delicadas, adultos mayores, personal con defensas bajas, etc., según han discutido expertos a nivel mundial.
Cuando se habla de hacinamiento o más bien se reprocha es precisamente pensando en esa pregunta que inicia con un “y qué tal que…”. En este caso la frase se completa con la llegada de una pandemia.
Debemos decir que es sensata la decisión de suspender visitas a las cárceles hacinadas. Finalmente es la entrada de personal un factor de riesgo, pero, ¿y qué tal un capturado con coronavirus entrando a la Permanente de la carrera 3, también hacinada? ¿Qué tal un capturado con coronavirus que pase directo a la Judicial?
Ojalá haya personal totalmente enterado de cómo manejar esas situaciones. Suficientes problemas contienen esos lugares que hoy representan las peores estancias para seres humanos. En este contexto, la cura es no delinquir.
Qué lección nos ha dejado la llegada del coronavirus a nuestras vidas, ¡a nivel mundial! Volvieron a ser vigentes y vitalmente necesarias las medidas más elementales de higiene como el lavado de manos, el buen manejo de la tos en sitios públicos, entre otros.
Qué lección nos ha dejado la llegada del coronavirus a nuestras vidas, ¡a nivel mundial! Volvieron a ser vigentes y vitalmente necesarias las medidas más elementales de higiene como el lavado de manos, el buen manejo de la tos en sitios públicos, entre otros. Una lección sobre lo que conlleva congregarnos masivamente. EL PILÓN, por su parte, debe recordar que en medio de la histeria por el coronavirus ha insistido en la prevención del dengue y otras enfermedades que han cobrado más vidas que el Covid-19.
Y mientras observamos resignados la cancelación y suspensión de todo tipo de eventos que mueven la economía del municipio, incluidos los universitarios, religiosos, a tal punto de que ya hay universidades impartiendo clases virtuales, nos preguntamos qué hacer con lo que no “se llama” evento y simplemente es la congregación inevitable de seres humanos como clases en colegios y universidades. Como ya mencionamos, hay universidades de metodología presencial que pasaron a virtual en el país ante la coyuntura, pero, ¿y las cárceles? Naturalmente el aislamiento de los reclusos no permite la propagación de este virus que por estos días nos agobia.
La Cárcel Judicial de Valledupar tiene aproximadamente 1.000 reclusos incluidas las mujeres. Sigue siendo de las más hacinadas del país y por esto tocó suspender visitas. Así lo anunció la dirección del penal en días pasados, tal como lo registramos en nuestras páginas impresas y digitales.
El hacinamiento pasa factura. Controlar las enfermedades existentes representa una tarea delicada, exhaustiva, pero, en un paréntesis, qué curioso hablar del VIH como enfermedad controlada al interior de un centro de reclusión y en cambio tomar medidas extremas para prevenir un cuadro gripal. Por supuesto, el coronavirus es mortal en pacientes que ya padecen enfermedades delicadas, adultos mayores, personal con defensas bajas, etc., según han discutido expertos a nivel mundial.
Cuando se habla de hacinamiento o más bien se reprocha es precisamente pensando en esa pregunta que inicia con un “y qué tal que…”. En este caso la frase se completa con la llegada de una pandemia.
Debemos decir que es sensata la decisión de suspender visitas a las cárceles hacinadas. Finalmente es la entrada de personal un factor de riesgo, pero, ¿y qué tal un capturado con coronavirus entrando a la Permanente de la carrera 3, también hacinada? ¿Qué tal un capturado con coronavirus que pase directo a la Judicial?
Ojalá haya personal totalmente enterado de cómo manejar esas situaciones. Suficientes problemas contienen esos lugares que hoy representan las peores estancias para seres humanos. En este contexto, la cura es no delinquir.