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Columnista - 15 marzo, 2020

Una semana para (no) olvidar

Un ambiente de pánico e incertidumbre vive el mundo, no solo por cuenta del célebre coronavirus, que ha tenido graves consecuencias para la economía mundial, sino también por las “peleas” por el control del mercado petrolero. El ambiente sigue incierto y – a la hora de escribir este artículo- viernes por la mañana, aún no […]

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Un ambiente de pánico e incertidumbre vive el mundo, no solo por cuenta del célebre coronavirus, que ha tenido graves consecuencias para la economía mundial, sino también por las “peleas” por el control del mercado petrolero. El ambiente sigue incierto y – a la hora de escribir este artículo- viernes por la mañana, aún no se sabía cómo terminaría esta bendita semana.

Por supuesto, Colombia no es ajena a lo que está pasando en la turbulenta economía mundial; es un país con una economía semi-abierta, y con una alta dependencia, aún, del petróleo, y por eso estamos pasando los malos ratos que estamos pasando. El dólar, en esa semana, pasó de $3.400 aproximadamente, a $4.100 pesos; una depreciación sin precedentes e inédita en nuestra historia económica reciente.

Esa subida del dólar es consecuencia, ahora, de la caída en los precios del petróleo, que alcanzó a llegar a los US$34 dólares por barril, como consecuencia de un desacuerdo entre Rusia y Arabia en el cartel de la Organización de Países Exportadores de Petróleo – OPEP. Un panorama complicado que esperamos se resuelva en las próximas semanas, ya que de lo contrario el mundo podría entrar en una recesión con la que pocos contaban.

Para calmar los mercados, en una misma semana, el Banco de la República, autoridad monetaria, y el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, acompañado del Superintendente Financiero, dieron dos ruedas de prensa. La primera el lunes, donde anunciaron una coordinación interinstitucional para hacerle frente a la coyuntura, y la otra el jueves, para anunciar la disponibilidad de 17 billones de pesos e intervenir en el mercado cambiario, es decir del dólar, y evitar que la subida de este cause un grave daño a nuestro sector productivo y también al bolsillo de las familias. Tendremos que esperar cómo reaccionan los mercados; por lo pronto, Colombia manda un mensaje de tranquilidad al contar con instituciones que son reconocidas internacionalmente por su seriedad y calidad técnica.

El reto científico y el problema de salud pública creado por el Covid-19, que ya pasó su cuenta, y bien grande, a la economía mundial: pérdidas en el transporte aéreo, el turismo, los energéticos y el sistema financiero, entre otros; también representa un reto para Colombia. El viernes ya teníamos nueve casos…

Ojalá el costo en vidas humanas no sea muy alto. Este dependerá de la efectividad de las medidas adoptadas por el momento por las autoridades de salud, lideradas por el Ministerio del ramo y el Instituto Nacional de Salud. Conozco por dentro el sistema de salud del país y – a pesar de sus defectos- tiene un buen subsistema sanitario.

Pero, en la parte económica, todavía es difícil determinar los costos que tendremos que asumir. Esto afecta a todo el mundo: al Estado le aumenta la brecha del déficit fiscal; el sector privado también sufre, principalmente, el turismo, la hotelería y el transporte aéreo, entre otros sectores. Y también a las familias. Por lo pronto, Banrepública y Minhacienda anunciaron que mantendrán una vigilancia continua en los siguientes frentes: la liquidez y volatilidad del mercado del dólar, las condiciones de liquidez interna y externa, y las implicaciones fiscales de esta coyuntura. Son los costos y malos recuerdos de una semana para recordar, o para olvidar…

Columnista
15 marzo, 2020

Una semana para (no) olvidar

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Carlos Alberto Maestre

Un ambiente de pánico e incertidumbre vive el mundo, no solo por cuenta del célebre coronavirus, que ha tenido graves consecuencias para la economía mundial, sino también por las “peleas” por el control del mercado petrolero. El ambiente sigue incierto y – a la hora de escribir este artículo- viernes por la mañana, aún no […]


Un ambiente de pánico e incertidumbre vive el mundo, no solo por cuenta del célebre coronavirus, que ha tenido graves consecuencias para la economía mundial, sino también por las “peleas” por el control del mercado petrolero. El ambiente sigue incierto y – a la hora de escribir este artículo- viernes por la mañana, aún no se sabía cómo terminaría esta bendita semana.

Por supuesto, Colombia no es ajena a lo que está pasando en la turbulenta economía mundial; es un país con una economía semi-abierta, y con una alta dependencia, aún, del petróleo, y por eso estamos pasando los malos ratos que estamos pasando. El dólar, en esa semana, pasó de $3.400 aproximadamente, a $4.100 pesos; una depreciación sin precedentes e inédita en nuestra historia económica reciente.

Esa subida del dólar es consecuencia, ahora, de la caída en los precios del petróleo, que alcanzó a llegar a los US$34 dólares por barril, como consecuencia de un desacuerdo entre Rusia y Arabia en el cartel de la Organización de Países Exportadores de Petróleo – OPEP. Un panorama complicado que esperamos se resuelva en las próximas semanas, ya que de lo contrario el mundo podría entrar en una recesión con la que pocos contaban.

Para calmar los mercados, en una misma semana, el Banco de la República, autoridad monetaria, y el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, acompañado del Superintendente Financiero, dieron dos ruedas de prensa. La primera el lunes, donde anunciaron una coordinación interinstitucional para hacerle frente a la coyuntura, y la otra el jueves, para anunciar la disponibilidad de 17 billones de pesos e intervenir en el mercado cambiario, es decir del dólar, y evitar que la subida de este cause un grave daño a nuestro sector productivo y también al bolsillo de las familias. Tendremos que esperar cómo reaccionan los mercados; por lo pronto, Colombia manda un mensaje de tranquilidad al contar con instituciones que son reconocidas internacionalmente por su seriedad y calidad técnica.

El reto científico y el problema de salud pública creado por el Covid-19, que ya pasó su cuenta, y bien grande, a la economía mundial: pérdidas en el transporte aéreo, el turismo, los energéticos y el sistema financiero, entre otros; también representa un reto para Colombia. El viernes ya teníamos nueve casos…

Ojalá el costo en vidas humanas no sea muy alto. Este dependerá de la efectividad de las medidas adoptadas por el momento por las autoridades de salud, lideradas por el Ministerio del ramo y el Instituto Nacional de Salud. Conozco por dentro el sistema de salud del país y – a pesar de sus defectos- tiene un buen subsistema sanitario.

Pero, en la parte económica, todavía es difícil determinar los costos que tendremos que asumir. Esto afecta a todo el mundo: al Estado le aumenta la brecha del déficit fiscal; el sector privado también sufre, principalmente, el turismo, la hotelería y el transporte aéreo, entre otros sectores. Y también a las familias. Por lo pronto, Banrepública y Minhacienda anunciaron que mantendrán una vigilancia continua en los siguientes frentes: la liquidez y volatilidad del mercado del dólar, las condiciones de liquidez interna y externa, y las implicaciones fiscales de esta coyuntura. Son los costos y malos recuerdos de una semana para recordar, o para olvidar…