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Columnista - 22 febrero, 2020

¿Existe Capital Social en Valledupar?

El jueves pasado tuve el honor de conversar con Fernando Herrera Araujo, director de CESORE, Centro de Estudios Socioeconómicos y Regionales, organización que, desde la sociedad civil, sin ánimo de lucro, ni color político, ni partidista, tiene la misión de ayudar a construir ciudadanía y velar porque las políticas públicas cumplan su cometido, tanto en […]

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El jueves pasado tuve el honor de conversar con Fernando Herrera Araujo, director de CESORE, Centro de Estudios Socioeconómicos y Regionales, organización que, desde la sociedad civil, sin ánimo de lucro, ni color político, ni partidista, tiene la misión de ayudar a construir ciudadanía y velar porque las políticas públicas cumplan su cometido, tanto en Valledupar cómo en el Cesar y su zona aledaña.

Lo más valioso de CESORE, es que es un tanque de pensamiento con raíces y arraigo vallenato. Cabe destacar que este tipo de organizaciones hacen mucha falta en la ciudad, llenan vacíos desocupados por la desorientación de la vocación que deben cumplir las universidades con domicilio en Valledupar, y otras instituciones de carácter empresarial y comercial.

Hablamos del preocupante presente de nuestro territorio, apreciación que no surgió de la jactancia que tiene la fluidez de la retórica, sino que tiene origen en la valoración cualitativa y cuantitativa de la información procesada y desarrollada en CESORE. En este aparte, afloraron los énfasis de los esfuerzos económicos personales, para la producción de los documentos, donde está incluido el más reciente denominado: Impactos Socioeconómicos de las Regalías del Carbón en el Cesar.

Muchos quizá ignoren el costo inmerso en la investigación científica y la impresión de artículos, libros y documentos, sin embargo, en nuestro territorio es muy difícil encontrar manos tendidas, para realizar, promover y difundir en conjunto con los sectores público y privado, investigaciones rigurosas de carácter económico, social, y urbano, al contrario, las paradojas son decepcionantes, no están las manos tendidas, porque le dan mayor crédito a los foráneos.

La decepción aumenta al revisar los indicadores socioeconómicos del Departamento del Cesar y de Valledupar, advirtiendo que sus causas no yacen en la estructuración de los estudios ni en las famosas políticas públicas, sino en las deficiencias de su implementación y desenfoque en la priorización y focalización de la inversión, habitualmente acompañadas de corrupción.

La amplia experiencia y conocimientos de Fernando Herrera, en cerca de dos horas confieso que no la desaproveché, terminado el encuentro retumbaban en mi cabeza la iniciativa de gestionar el capital social en Valledupar y las lecciones de los objetivos logrados en Barranquilla. Hoy valoramos el buen momento de Barranquilla, probablemente, sin indagar lo que hicieron para lograrlo.

El capital social es definido por el profesor Robert Putnam como la “confianza, normas y redes, que mejoran la eficiencia de la sociedad al facilitar acciones coordinadas”. Se construye capital social, si hay sociedad civil (aquella asociación de personas que participa libremente y por fuera de la acción estatal, pero sobre la acción estatal), si hay participación, si la academia y el sector privado se involucran, pero sobre todo si tenemos una sociedad incluyente.

A esto le apostaron en Barranquilla, iniciaron con el fortalecimiento de la Universidad del Norte, nació FUNDESARROLLO, con la misión de poder evaluar políticas públicas y resultados de las acciones de gobierno, nacional o regional, crearon el Comité de Transparencia, para hacer seguimiento a la contratación estatal y PROBARRANQUILLA cómo un aliado excepcional para el desarrollo de la ciudad, con gran capacidad, con estructura, pero sobre todo, con estrategias y visión, y el Museo del Caribe y el gran parque que lo integra, cómo iniciativa cultural y urbanística, de espacio público y de prospectiva que se han vuelto referentes de ciudad y de región, como la iniciativa de volver a mirar al río, recuperar ‘La Cueva’, festivales musicales y de cine.

En Valledupar, está todo por hacer, pero hay semillas sueltas por ahí, como CESORE y el grupo de desarrollo urbano, entre otros. Por ello, el objetivo es apostarle al capital social de Valledupar y del Departamento del Cesar, no para imitar lo que hicieron en Barranquilla, sin descuidarlo como referente, sin embargo, es tiempo de fijarnos en nuestro territorio. Esta tribuna está abierta para empezar a trabajar en la gestación de sociedad, territorio y prospectiva.

Columnista
22 febrero, 2020

¿Existe Capital Social en Valledupar?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Elquis Diaz

El jueves pasado tuve el honor de conversar con Fernando Herrera Araujo, director de CESORE, Centro de Estudios Socioeconómicos y Regionales, organización que, desde la sociedad civil, sin ánimo de lucro, ni color político, ni partidista, tiene la misión de ayudar a construir ciudadanía y velar porque las políticas públicas cumplan su cometido, tanto en […]


El jueves pasado tuve el honor de conversar con Fernando Herrera Araujo, director de CESORE, Centro de Estudios Socioeconómicos y Regionales, organización que, desde la sociedad civil, sin ánimo de lucro, ni color político, ni partidista, tiene la misión de ayudar a construir ciudadanía y velar porque las políticas públicas cumplan su cometido, tanto en Valledupar cómo en el Cesar y su zona aledaña.

Lo más valioso de CESORE, es que es un tanque de pensamiento con raíces y arraigo vallenato. Cabe destacar que este tipo de organizaciones hacen mucha falta en la ciudad, llenan vacíos desocupados por la desorientación de la vocación que deben cumplir las universidades con domicilio en Valledupar, y otras instituciones de carácter empresarial y comercial.

Hablamos del preocupante presente de nuestro territorio, apreciación que no surgió de la jactancia que tiene la fluidez de la retórica, sino que tiene origen en la valoración cualitativa y cuantitativa de la información procesada y desarrollada en CESORE. En este aparte, afloraron los énfasis de los esfuerzos económicos personales, para la producción de los documentos, donde está incluido el más reciente denominado: Impactos Socioeconómicos de las Regalías del Carbón en el Cesar.

Muchos quizá ignoren el costo inmerso en la investigación científica y la impresión de artículos, libros y documentos, sin embargo, en nuestro territorio es muy difícil encontrar manos tendidas, para realizar, promover y difundir en conjunto con los sectores público y privado, investigaciones rigurosas de carácter económico, social, y urbano, al contrario, las paradojas son decepcionantes, no están las manos tendidas, porque le dan mayor crédito a los foráneos.

La decepción aumenta al revisar los indicadores socioeconómicos del Departamento del Cesar y de Valledupar, advirtiendo que sus causas no yacen en la estructuración de los estudios ni en las famosas políticas públicas, sino en las deficiencias de su implementación y desenfoque en la priorización y focalización de la inversión, habitualmente acompañadas de corrupción.

La amplia experiencia y conocimientos de Fernando Herrera, en cerca de dos horas confieso que no la desaproveché, terminado el encuentro retumbaban en mi cabeza la iniciativa de gestionar el capital social en Valledupar y las lecciones de los objetivos logrados en Barranquilla. Hoy valoramos el buen momento de Barranquilla, probablemente, sin indagar lo que hicieron para lograrlo.

El capital social es definido por el profesor Robert Putnam como la “confianza, normas y redes, que mejoran la eficiencia de la sociedad al facilitar acciones coordinadas”. Se construye capital social, si hay sociedad civil (aquella asociación de personas que participa libremente y por fuera de la acción estatal, pero sobre la acción estatal), si hay participación, si la academia y el sector privado se involucran, pero sobre todo si tenemos una sociedad incluyente.

A esto le apostaron en Barranquilla, iniciaron con el fortalecimiento de la Universidad del Norte, nació FUNDESARROLLO, con la misión de poder evaluar políticas públicas y resultados de las acciones de gobierno, nacional o regional, crearon el Comité de Transparencia, para hacer seguimiento a la contratación estatal y PROBARRANQUILLA cómo un aliado excepcional para el desarrollo de la ciudad, con gran capacidad, con estructura, pero sobre todo, con estrategias y visión, y el Museo del Caribe y el gran parque que lo integra, cómo iniciativa cultural y urbanística, de espacio público y de prospectiva que se han vuelto referentes de ciudad y de región, como la iniciativa de volver a mirar al río, recuperar ‘La Cueva’, festivales musicales y de cine.

En Valledupar, está todo por hacer, pero hay semillas sueltas por ahí, como CESORE y el grupo de desarrollo urbano, entre otros. Por ello, el objetivo es apostarle al capital social de Valledupar y del Departamento del Cesar, no para imitar lo que hicieron en Barranquilla, sin descuidarlo como referente, sin embargo, es tiempo de fijarnos en nuestro territorio. Esta tribuna está abierta para empezar a trabajar en la gestación de sociedad, territorio y prospectiva.