No hay duda que los cuestionamientos a nuestra Iglesia Católica por el tema de los abusos sexuales, nos han causado grave daño, y no es para menos, pues se trata de hechos muy graves, que involucran a clérigos de todas partes del mundo, cuyas investigaciones han quedado inconclusas por múltiples razones, una de ellas, y […]
No hay duda que los cuestionamientos a nuestra Iglesia Católica por el tema de los abusos sexuales, nos han causado grave daño, y no es para menos, pues se trata de hechos muy graves, que involucran a clérigos de todas partes del mundo, cuyas investigaciones han quedado inconclusas por múltiples razones, una de ellas, y quizá la principal, es el llamado Secreto Pontificio. Pero, ¿qué es el secreto pontificio o secreto papal? El secreto pontificio, o secreto papal, fue concebido como un código de silencio, para proteger la información confidencial sobre el gobierno de la Iglesia. Su violación es castigada con la excomunión. Sus críticos manifiestan que es una forma de encubrimiento de crímenes y, por otra parte, el Secreto Pontificio, niega a las victimas la oportunidad de conocer el resultado de sus denuncias interpuestas ante la misma Iglesia.
Pues bien, el 17 de diciembre del año inmediatamente anterior, el Papa Francisco, decide, enhorabuena, levantar el secreto papal, respecto de investigaciones relacionadas con abuso sexual. Las investigaciones podrán llegar, y eso esperamos todos, a feliz término, y la Iglesia al tomar esta valiente decisión, envía un claro mensaje al mundo, de cero tolerancia, frente a estos crímenes. Pensaran algunos que es una decisión tardía, pero tengo la certeza de que estamos a tiempo de lograr que en mucho de estos casos opere la justicia terrena, y se repare, hasta donde ello sea posible, el daño causado. La verdad debe conocerse por parte de quienes han sido víctimas de semejante oprobio.
No es una decisión fácil, pero si necesaria, pues para grandes males, grandes remedios. Nuestra Iglesia católica, no puede ser cómplice de estas conductas aberrantes, luego, sin lugar a dudas, estamos frente a un hecho trascendental e histórico, cuyas consecuencias debemos asumir con valentía, a sabiendas que “guardando las espaldas” de quienes son indignos de profesar nuestra fe, nos llevaría irremediablemente a nuestra propia destrucción.
Nota de cierre: *A los amantes del séptimo arte les recomiendo ver la película “Los dos Papas” inspirada en la vida del Papa Benedicto XVI y del Papa Francisco.
No hay duda que los cuestionamientos a nuestra Iglesia Católica por el tema de los abusos sexuales, nos han causado grave daño, y no es para menos, pues se trata de hechos muy graves, que involucran a clérigos de todas partes del mundo, cuyas investigaciones han quedado inconclusas por múltiples razones, una de ellas, y […]
No hay duda que los cuestionamientos a nuestra Iglesia Católica por el tema de los abusos sexuales, nos han causado grave daño, y no es para menos, pues se trata de hechos muy graves, que involucran a clérigos de todas partes del mundo, cuyas investigaciones han quedado inconclusas por múltiples razones, una de ellas, y quizá la principal, es el llamado Secreto Pontificio. Pero, ¿qué es el secreto pontificio o secreto papal? El secreto pontificio, o secreto papal, fue concebido como un código de silencio, para proteger la información confidencial sobre el gobierno de la Iglesia. Su violación es castigada con la excomunión. Sus críticos manifiestan que es una forma de encubrimiento de crímenes y, por otra parte, el Secreto Pontificio, niega a las victimas la oportunidad de conocer el resultado de sus denuncias interpuestas ante la misma Iglesia.
Pues bien, el 17 de diciembre del año inmediatamente anterior, el Papa Francisco, decide, enhorabuena, levantar el secreto papal, respecto de investigaciones relacionadas con abuso sexual. Las investigaciones podrán llegar, y eso esperamos todos, a feliz término, y la Iglesia al tomar esta valiente decisión, envía un claro mensaje al mundo, de cero tolerancia, frente a estos crímenes. Pensaran algunos que es una decisión tardía, pero tengo la certeza de que estamos a tiempo de lograr que en mucho de estos casos opere la justicia terrena, y se repare, hasta donde ello sea posible, el daño causado. La verdad debe conocerse por parte de quienes han sido víctimas de semejante oprobio.
No es una decisión fácil, pero si necesaria, pues para grandes males, grandes remedios. Nuestra Iglesia católica, no puede ser cómplice de estas conductas aberrantes, luego, sin lugar a dudas, estamos frente a un hecho trascendental e histórico, cuyas consecuencias debemos asumir con valentía, a sabiendas que “guardando las espaldas” de quienes son indignos de profesar nuestra fe, nos llevaría irremediablemente a nuestra propia destrucción.
Nota de cierre: *A los amantes del séptimo arte les recomiendo ver la película “Los dos Papas” inspirada en la vida del Papa Benedicto XVI y del Papa Francisco.