Por: JOSÉ M. APONTE MARTÍNEZ En días pasados, hace mas de tres meses estuve en Barranquilla y con lo que me pasó recordé el estribillo del paseo “La Lengua Sanjuanera”, del inolvidable maestro y primo Rafael Escalona: “A mí Barranquilla me gusta, porque es un pueblo bueno, no le falta nada, está reconocido, pero tiene […]
Por: JOSÉ M. APONTE MARTÍNEZ
En días pasados, hace mas de tres meses estuve en Barranquilla y con lo que me pasó recordé el estribillo del paseo “La Lengua Sanjuanera”, del inolvidable maestro y primo Rafael Escalona: “A mí Barranquilla me gusta, porque es un pueblo bueno, no le falta nada, está reconocido, pero tiene una cosa mala, uyuuuyui que arroyos Dios mío, uyuuuyui, que arroyos criminales, uyuuuyui que arroyos asesinos, yo les tengo miedo Dios mío”.
Fui a la Arenosa y esta vez estrenando un cómodo, confortable y rápido superbus de Costa Line de propiedad del exitoso empresario de transportes Carlos Darío Hernández, el único de su clase, pues es doble troque e inteligente y que por su fortaleza y compactes le da a uno seguridad y confianza para viajar y además conducido por un experto y decente chofer y a las 6 de la tarde (4 horas de viaje), estábamos entrando a la bien llamada Puerta de Oro de Colombia, llovía a torrentes, lo que nos impidió que nos bajáramos como es nuestra costumbre en El Metropolitano y nos vimos en la necesidad de llegar hasta el Terminal, lo que se pudo hacer porque el carro es grande y pesado y el chofer se atrevió sin riesgo a cruzar varios pichones de los asesinos arroyos.
En el Terminal que ya luce un poco desaseado y pequeño, no por el invierno, sino por abandono, fue Troya: tuvimos que esperar hasta las 11 de la noche, pues había taxis, pero no estaban en servicio y menos para donde íbamos, por temor a caer en los tentáculos de “Los Criminales”, hasta cuando un taxista dicharachero de esos barranquilleros rajaos me dijo: “bueno vamos, yo lo llevo, ya el agua bajó, pero donde haya un arroyo crecido hasta ahí llegó mi cacharrito, pero me paga 25 trancas, o sea, el doble; trato hecho le dije y nos fuimos y por fortuna ya los Asesinos habían bajado y felizmente – pero con miedo- llegamos a nuestro destino.
Los barranquilleros, con el cuento de que eso no tiene remedio, cuando llueve se empijaman y se enhuecan y uno no les oye hablar de soluciones a semejante problemón, que según ellos no tiene solución, pues según ellos también, no se pueden construir un alcantarillado pluvial, ni puentes, aunque sean para carros pequeños o peatonales.
Como dije al principio, este articulo fue escrito hace más de dos meses y hace un mes, paradojas de la vida, criticando a Barranquilla, de La Paz a Valledupar me eché casi 4 horas como consecuencia de no poder entrar a esta ciudad por un torrencial aguacero que caía y los arroyos que se formaban, si no arrastraban los vehículos los tapaban totalmente y ahogaban a quienes iban en ellos. Me desvié por la vía del Aeropuerto y pude llegar hasta la 44 y observé que la carrera 23, 24 ó 25, total, la que va de la 44 al Aeropuerto está bien pavimentada, pero le falta un trayecto de 200 mts que realmente debería ser terminados por autogestión pues tengo entendido que los propietarios de los lotes son personas pudientes que pueden colaborar con el municipio.
Señor Alcalde Luis Fabián Fernández, Señores Concejales, Señor Gobernador Cristian Moreno, señores diputados, en poco tiempo, sino se continúa el alcantarillado pluvial y nos preparamos con el trafico vehicular que día a día crece de manera desmesurada, Valledupar, también tendrá o ya tenemos arroyos iguales a los de Barranquilla y si no lo creen vayan a la Urbanización Don Alberto e intenten entrar cuando está lloviendo para que vean a donde van a parar con su carro o vayan a cualquier barrio pasando por el Éxito de Las Flores, para ver si de ahí salen vivos y así en cualquier parte de la ciudad, ya sea en barrios de estrato alto o de los más pobres donde todavía es peor, sino que lo digan los habitantes del Primero de Mayo o del Páramo, Nuevo Milenio o 25 de Diciembre.
Problema aparte y también de inmensa trascendencia es el caso del alcantarillado de aguas negras, manejado por EMDUPAR, que para mí es el principal depredador y destructor del pavimento en esta ciudad, porque todo el que hace una zanja para corregir o instalar tuberías, al reconstruirla lo hace mal, pues no compactan y después vienen los hundimientos; para mí quien vaya a hacer sus trabajos debería informarlo a EMDUPAR y ser esta entidad la que lo hiciera, cobrándole al beneficiario una tarifa justa, a través del respectivo recibo de cobro. Así no veríamos tanta zanja y huecos en nuestras calles.
Tenemos 8 años de estar pagando el servicio de Alcantarillado Pluvial y ese mismo tiempo hace que no se construye un milimetro de esa obra ni se le hace mantenimiento al existente. ¿Cuándo se irán a reiniciar estas labores? EMDUPAR tiene la palabra.
Por: JOSÉ M. APONTE MARTÍNEZ En días pasados, hace mas de tres meses estuve en Barranquilla y con lo que me pasó recordé el estribillo del paseo “La Lengua Sanjuanera”, del inolvidable maestro y primo Rafael Escalona: “A mí Barranquilla me gusta, porque es un pueblo bueno, no le falta nada, está reconocido, pero tiene […]
Por: JOSÉ M. APONTE MARTÍNEZ
En días pasados, hace mas de tres meses estuve en Barranquilla y con lo que me pasó recordé el estribillo del paseo “La Lengua Sanjuanera”, del inolvidable maestro y primo Rafael Escalona: “A mí Barranquilla me gusta, porque es un pueblo bueno, no le falta nada, está reconocido, pero tiene una cosa mala, uyuuuyui que arroyos Dios mío, uyuuuyui, que arroyos criminales, uyuuuyui que arroyos asesinos, yo les tengo miedo Dios mío”.
Fui a la Arenosa y esta vez estrenando un cómodo, confortable y rápido superbus de Costa Line de propiedad del exitoso empresario de transportes Carlos Darío Hernández, el único de su clase, pues es doble troque e inteligente y que por su fortaleza y compactes le da a uno seguridad y confianza para viajar y además conducido por un experto y decente chofer y a las 6 de la tarde (4 horas de viaje), estábamos entrando a la bien llamada Puerta de Oro de Colombia, llovía a torrentes, lo que nos impidió que nos bajáramos como es nuestra costumbre en El Metropolitano y nos vimos en la necesidad de llegar hasta el Terminal, lo que se pudo hacer porque el carro es grande y pesado y el chofer se atrevió sin riesgo a cruzar varios pichones de los asesinos arroyos.
En el Terminal que ya luce un poco desaseado y pequeño, no por el invierno, sino por abandono, fue Troya: tuvimos que esperar hasta las 11 de la noche, pues había taxis, pero no estaban en servicio y menos para donde íbamos, por temor a caer en los tentáculos de “Los Criminales”, hasta cuando un taxista dicharachero de esos barranquilleros rajaos me dijo: “bueno vamos, yo lo llevo, ya el agua bajó, pero donde haya un arroyo crecido hasta ahí llegó mi cacharrito, pero me paga 25 trancas, o sea, el doble; trato hecho le dije y nos fuimos y por fortuna ya los Asesinos habían bajado y felizmente – pero con miedo- llegamos a nuestro destino.
Los barranquilleros, con el cuento de que eso no tiene remedio, cuando llueve se empijaman y se enhuecan y uno no les oye hablar de soluciones a semejante problemón, que según ellos no tiene solución, pues según ellos también, no se pueden construir un alcantarillado pluvial, ni puentes, aunque sean para carros pequeños o peatonales.
Como dije al principio, este articulo fue escrito hace más de dos meses y hace un mes, paradojas de la vida, criticando a Barranquilla, de La Paz a Valledupar me eché casi 4 horas como consecuencia de no poder entrar a esta ciudad por un torrencial aguacero que caía y los arroyos que se formaban, si no arrastraban los vehículos los tapaban totalmente y ahogaban a quienes iban en ellos. Me desvié por la vía del Aeropuerto y pude llegar hasta la 44 y observé que la carrera 23, 24 ó 25, total, la que va de la 44 al Aeropuerto está bien pavimentada, pero le falta un trayecto de 200 mts que realmente debería ser terminados por autogestión pues tengo entendido que los propietarios de los lotes son personas pudientes que pueden colaborar con el municipio.
Señor Alcalde Luis Fabián Fernández, Señores Concejales, Señor Gobernador Cristian Moreno, señores diputados, en poco tiempo, sino se continúa el alcantarillado pluvial y nos preparamos con el trafico vehicular que día a día crece de manera desmesurada, Valledupar, también tendrá o ya tenemos arroyos iguales a los de Barranquilla y si no lo creen vayan a la Urbanización Don Alberto e intenten entrar cuando está lloviendo para que vean a donde van a parar con su carro o vayan a cualquier barrio pasando por el Éxito de Las Flores, para ver si de ahí salen vivos y así en cualquier parte de la ciudad, ya sea en barrios de estrato alto o de los más pobres donde todavía es peor, sino que lo digan los habitantes del Primero de Mayo o del Páramo, Nuevo Milenio o 25 de Diciembre.
Problema aparte y también de inmensa trascendencia es el caso del alcantarillado de aguas negras, manejado por EMDUPAR, que para mí es el principal depredador y destructor del pavimento en esta ciudad, porque todo el que hace una zanja para corregir o instalar tuberías, al reconstruirla lo hace mal, pues no compactan y después vienen los hundimientos; para mí quien vaya a hacer sus trabajos debería informarlo a EMDUPAR y ser esta entidad la que lo hiciera, cobrándole al beneficiario una tarifa justa, a través del respectivo recibo de cobro. Así no veríamos tanta zanja y huecos en nuestras calles.
Tenemos 8 años de estar pagando el servicio de Alcantarillado Pluvial y ese mismo tiempo hace que no se construye un milimetro de esa obra ni se le hace mantenimiento al existente. ¿Cuándo se irán a reiniciar estas labores? EMDUPAR tiene la palabra.