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Columnista - 9 enero, 2020

Valledupar, una ciudad para caminar

“Las calles deben invitar a caminar. Una ciudad caminable es una ciudad vital, sostenible, sana y segura. Sin embargo, aunque alentar a las personas a caminar es todo un reto, la buena planificación urbana es determinante para influir en los patrones de uso y comportamiento en la ciudad. ¿Cómo lograrlo? Acostumbro a caminar el centro […]

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“Las calles deben invitar a caminar. Una ciudad caminable es una ciudad vital, sostenible, sana y segura. Sin embargo, aunque alentar a las personas a caminar es todo un reto, la buena planificación urbana es determinante para influir en los patrones de uso y comportamiento en la ciudad. ¿Cómo lograrlo?

Acostumbro a caminar el centro histórico (moribundo por cierto, debido a las decisiones contrarias tomadas por la administración anterior .Le dedicaré una próxima columna) para impregnarme de urbanismo y planificar la ciudad que anhelo.

Otras veces camino gran parte de la avenida de los militares y la carrera 4 que padece de una excelente ciclovía que la conecte desde la 44 hasta la Universidad Popular.

Sé que es posible una ciudad para caminar a pesar del sol y el clima. Jamás podremos olvidar que somos la ciudad núcleo de un área metropolitana que no solo cobija a los habitantes de los 5 municipios que la conforman, si no que le presta servicios a más de 20 municipios del sur de la guajira, sur del Cesar, sur de Bolívar, Magdalena y otro.

¿Cómo hacerlo? Revisemos lo que los expertos aconsejan: del libro “Ciudades para la gente

  1. Fomentar la movilidad verde
    La salud de una urbe, la economía y el medio ambiente se benefician cada vez que una persona circula caminando o con una bicicleta para realizar sus actividades diarias. Se reduce el consumo de recursos, se limitan las emisiones de carbono y disminuyen los niveles de ruido.
  2. Potenciar la vida entre edificios
    La “vida entre edificios” incluye un gran número de actividades que se pueden realizar en las calles tales como caminatas, paseos, conversaciones y encuentros, ejercicios, bailes, intercambios comerciales o espectáculos callejeros. Caminar es mucho más que solo circular. Es una experiencia que permite vivir la ciudad en toda su diversidad.
  3. Impulsar las actividades recreativas
    En el día a día, existen actividades obligatorias que se deben realizar y actividades recreativas que, por lo general, son tareas opcionales y más placenteras, como pasear u observar un paisaje. Un espacio urbano de calidad es un prerrequisito para propiciar las actividades al aire libre.
  4. Veredas más anchas
    Ensanchar las veredas, plantar árboles nuevos para proveer de sombra el camino, organizar exposiciones de arte en la calle y contar con iluminación nocturna son algunos aspectos esenciales que incentivan a los habitantes a caminar y a permanecer en la ciudad. Las mejoras urbanas aumentan el flujo peatonal y las actividades de permanencia, tanto en horario diurno como nocturno, multiplican el nivel de actividad.
  5. Mejorar el mobiliario urbano
    La renovación del mobiliario puede llevar a las personas a patrones de comportamiento completamente nuevos. En el puerto de Aker Brygge, en Oslo, las viejas banquetas fueron reemplazadas por modelos nuevos que tenían una capacidad de más del doble que las anteriores (129 %), lo que incrementó su uso. Encuestas hechas en 1998 y en 2000, antes y después de esta iniciativa, prueban que la utilización de los bancos por parte de la gente aumentó casi en la misma proporción (122 %).
  6. Edificios para ser vistos en la planta baja
    Cuando caminamos, la cabeza tiende a estar inclinada 10 grados hacia abajo para así poder prestar atención a cualquier obstáculo. Sin embargo, tener un campo de visión horizontal significa que al caminar, solo se aprecia lo que ocurre en la planta baja de los edificios. Si las fachadas cuentan con una variedad de detalles en este nivel, los paseos por la ciudad serán abundantes en sentido y en experiencias.
    Si se ofrecen mejores espacios públicos, el uso se incrementará, sin importar las diferencias de lugar, cultura, clima, o situaciones económicas y sociales.
    Valledupar tiene todo para ser usada por el peatón, solo falta aplicar el chip metropolitano (que he encontrado en la esposa del Mello, Laura Sierra) que permitirá iniciar la construcción de una ciudad moderna e inteligente para caminar y andar en bicicleta.

Columnista
9 enero, 2020

Valledupar, una ciudad para caminar

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Alfredo Saade Vergel

“Las calles deben invitar a caminar. Una ciudad caminable es una ciudad vital, sostenible, sana y segura. Sin embargo, aunque alentar a las personas a caminar es todo un reto, la buena planificación urbana es determinante para influir en los patrones de uso y comportamiento en la ciudad. ¿Cómo lograrlo? Acostumbro a caminar el centro […]


“Las calles deben invitar a caminar. Una ciudad caminable es una ciudad vital, sostenible, sana y segura. Sin embargo, aunque alentar a las personas a caminar es todo un reto, la buena planificación urbana es determinante para influir en los patrones de uso y comportamiento en la ciudad. ¿Cómo lograrlo?

Acostumbro a caminar el centro histórico (moribundo por cierto, debido a las decisiones contrarias tomadas por la administración anterior .Le dedicaré una próxima columna) para impregnarme de urbanismo y planificar la ciudad que anhelo.

Otras veces camino gran parte de la avenida de los militares y la carrera 4 que padece de una excelente ciclovía que la conecte desde la 44 hasta la Universidad Popular.

Sé que es posible una ciudad para caminar a pesar del sol y el clima. Jamás podremos olvidar que somos la ciudad núcleo de un área metropolitana que no solo cobija a los habitantes de los 5 municipios que la conforman, si no que le presta servicios a más de 20 municipios del sur de la guajira, sur del Cesar, sur de Bolívar, Magdalena y otro.

¿Cómo hacerlo? Revisemos lo que los expertos aconsejan: del libro “Ciudades para la gente

  1. Fomentar la movilidad verde
    La salud de una urbe, la economía y el medio ambiente se benefician cada vez que una persona circula caminando o con una bicicleta para realizar sus actividades diarias. Se reduce el consumo de recursos, se limitan las emisiones de carbono y disminuyen los niveles de ruido.
  2. Potenciar la vida entre edificios
    La “vida entre edificios” incluye un gran número de actividades que se pueden realizar en las calles tales como caminatas, paseos, conversaciones y encuentros, ejercicios, bailes, intercambios comerciales o espectáculos callejeros. Caminar es mucho más que solo circular. Es una experiencia que permite vivir la ciudad en toda su diversidad.
  3. Impulsar las actividades recreativas
    En el día a día, existen actividades obligatorias que se deben realizar y actividades recreativas que, por lo general, son tareas opcionales y más placenteras, como pasear u observar un paisaje. Un espacio urbano de calidad es un prerrequisito para propiciar las actividades al aire libre.
  4. Veredas más anchas
    Ensanchar las veredas, plantar árboles nuevos para proveer de sombra el camino, organizar exposiciones de arte en la calle y contar con iluminación nocturna son algunos aspectos esenciales que incentivan a los habitantes a caminar y a permanecer en la ciudad. Las mejoras urbanas aumentan el flujo peatonal y las actividades de permanencia, tanto en horario diurno como nocturno, multiplican el nivel de actividad.
  5. Mejorar el mobiliario urbano
    La renovación del mobiliario puede llevar a las personas a patrones de comportamiento completamente nuevos. En el puerto de Aker Brygge, en Oslo, las viejas banquetas fueron reemplazadas por modelos nuevos que tenían una capacidad de más del doble que las anteriores (129 %), lo que incrementó su uso. Encuestas hechas en 1998 y en 2000, antes y después de esta iniciativa, prueban que la utilización de los bancos por parte de la gente aumentó casi en la misma proporción (122 %).
  6. Edificios para ser vistos en la planta baja
    Cuando caminamos, la cabeza tiende a estar inclinada 10 grados hacia abajo para así poder prestar atención a cualquier obstáculo. Sin embargo, tener un campo de visión horizontal significa que al caminar, solo se aprecia lo que ocurre en la planta baja de los edificios. Si las fachadas cuentan con una variedad de detalles en este nivel, los paseos por la ciudad serán abundantes en sentido y en experiencias.
    Si se ofrecen mejores espacios públicos, el uso se incrementará, sin importar las diferencias de lugar, cultura, clima, o situaciones económicas y sociales.
    Valledupar tiene todo para ser usada por el peatón, solo falta aplicar el chip metropolitano (que he encontrado en la esposa del Mello, Laura Sierra) que permitirá iniciar la construcción de una ciudad moderna e inteligente para caminar y andar en bicicleta.