Lo advertimos cuando se desarrollaban las campañas políticas a Alcaldía de Valledupar y Gobernación del Cesar el año pasado. ¿Y qué tal si a los grupos de logística de campaña le agregamos uno que se llame ‘Cultura ciudadana y medio ambiente’? Basta voluntad.
Lo advertimos cuando se desarrollaban las campañas políticas a Alcaldía de Valledupar y Gobernación del Cesar el año pasado. ¿Y qué tal si a los grupos de logística de campaña le agregamos uno que se llame ‘Cultura ciudadana y medio ambiente’? Basta voluntad.
Esta introducción para manifestar nuestra inconformidad por la demasiada incultura ciudadana que se ve reflejada en las enormes cantidades de basuras en los principales sitios turísticos de Valledupar que por estos días son masivamente visitados.
No queremos ignorar que el principal responsable es el ciudadano que no sabe comportarse, pero arrancamos este editorial haciendo alusión a la voluntad política que debe primar en estos casos para que, a través de acciones de gobierno, se mitigue el impacto ambiental del turismo, que por cierto es deber de las administraciones.
Un video publicado en Twitter por la periodista Yohomar Navarro nos alertó de lo que está ocurriendo con el balneario Hurtado, aunque no es sorpresa que ocurra pues la inconsciencia con el manejo personal de los residuos sólidos es un fantasma que se niega a desaparecer.
De la misma manera ocurrió 24 horas después de inaugurado el Gran Malecón del Río en Barranquilla. El mismo alcalde Char lo publicó en sus redes y llamó la atención de la ciudadanía. Por supuesto Valledupar no se escapa de la problemática que es mundial.
Pero, ¿estamos condenados a vivirlo? Debería surgir, y que sea pronto, una brigada de voluntarios o funcionarios que se dedique a sensibilizar por una temporada específica en el parque La Provincia, el balneario Hurtado, la plaza Alfonso López, entre otros, y que las sanciones no tarden luego de la pedagogía. Para eso hay un Código de Policía y Convivencia:
“CAPÍTULO II – Limpieza y recolección de residuos y de escombros, en su artículo 111: Comportamientos contrarios a la limpieza y recolección de residuos y escombros y malas prácticas habitacionales”.
Prestémosle atención a este asunto. No puede continuar. De permanecer, aunque es responsabilidad de cada ciudadano, se constituye en una incapacidad nuestra y de las autoridades para generar un nivel de consciencia colectiva, un sentido de pertenencia masivo por todo lo que es nuestro.
No olvidemos las principales calles y avenidas. Cinco esquinas, la carrera 7 en el centro y otros lugares en los que la basura es parte del paisaje.
Alcalde y equipo de trabajo, ediles, presidentes de JAC, veedores ciudadanos y ambientales, Policía Nacional, ciudadanos en general, incluidos los medios de comunicación, todos debemos trabajar por hacer la diferencia en este sentido. Imaginarios populares y tabúes sobre la colectividad deben superarse. Por el crecimiento poblacional de la ciudad no debemos estar condenados a vivir entre la basura, disponer equivocadamente de los residuos o ni siquiera disponer de ellos.
Lo advertimos cuando se desarrollaban las campañas políticas a Alcaldía de Valledupar y Gobernación del Cesar el año pasado. ¿Y qué tal si a los grupos de logística de campaña le agregamos uno que se llame ‘Cultura ciudadana y medio ambiente’? Basta voluntad.
Lo advertimos cuando se desarrollaban las campañas políticas a Alcaldía de Valledupar y Gobernación del Cesar el año pasado. ¿Y qué tal si a los grupos de logística de campaña le agregamos uno que se llame ‘Cultura ciudadana y medio ambiente’? Basta voluntad.
Esta introducción para manifestar nuestra inconformidad por la demasiada incultura ciudadana que se ve reflejada en las enormes cantidades de basuras en los principales sitios turísticos de Valledupar que por estos días son masivamente visitados.
No queremos ignorar que el principal responsable es el ciudadano que no sabe comportarse, pero arrancamos este editorial haciendo alusión a la voluntad política que debe primar en estos casos para que, a través de acciones de gobierno, se mitigue el impacto ambiental del turismo, que por cierto es deber de las administraciones.
Un video publicado en Twitter por la periodista Yohomar Navarro nos alertó de lo que está ocurriendo con el balneario Hurtado, aunque no es sorpresa que ocurra pues la inconsciencia con el manejo personal de los residuos sólidos es un fantasma que se niega a desaparecer.
De la misma manera ocurrió 24 horas después de inaugurado el Gran Malecón del Río en Barranquilla. El mismo alcalde Char lo publicó en sus redes y llamó la atención de la ciudadanía. Por supuesto Valledupar no se escapa de la problemática que es mundial.
Pero, ¿estamos condenados a vivirlo? Debería surgir, y que sea pronto, una brigada de voluntarios o funcionarios que se dedique a sensibilizar por una temporada específica en el parque La Provincia, el balneario Hurtado, la plaza Alfonso López, entre otros, y que las sanciones no tarden luego de la pedagogía. Para eso hay un Código de Policía y Convivencia:
“CAPÍTULO II – Limpieza y recolección de residuos y de escombros, en su artículo 111: Comportamientos contrarios a la limpieza y recolección de residuos y escombros y malas prácticas habitacionales”.
Prestémosle atención a este asunto. No puede continuar. De permanecer, aunque es responsabilidad de cada ciudadano, se constituye en una incapacidad nuestra y de las autoridades para generar un nivel de consciencia colectiva, un sentido de pertenencia masivo por todo lo que es nuestro.
No olvidemos las principales calles y avenidas. Cinco esquinas, la carrera 7 en el centro y otros lugares en los que la basura es parte del paisaje.
Alcalde y equipo de trabajo, ediles, presidentes de JAC, veedores ciudadanos y ambientales, Policía Nacional, ciudadanos en general, incluidos los medios de comunicación, todos debemos trabajar por hacer la diferencia en este sentido. Imaginarios populares y tabúes sobre la colectividad deben superarse. Por el crecimiento poblacional de la ciudad no debemos estar condenados a vivir entre la basura, disponer equivocadamente de los residuos o ni siquiera disponer de ellos.