Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 6 noviembre, 2010

Confusión en New York

Por: Jose Gregorio Guerrero Según su itinerario de viaje, Asterio Castilla llegaba en un vuelo  procedente de Bogotá Colombia al aeropuerto John Fitzgeral Kennedy, de la ciudad de Nueva York, pero por decisión del controlador aéreo, motivado por una congestión en pista y por una mayor seguridad, el vuelo fue desviado al aeropuerto “La Guardia” […]

Boton Wpp

Por: Jose Gregorio Guerrero
Según su itinerario de viaje, Asterio Castilla llegaba en un vuelo  procedente de Bogotá Colombia al aeropuerto John Fitzgeral Kennedy, de la ciudad de Nueva York, pero por decisión del controlador aéreo, motivado por una congestión en pista y por una mayor seguridad, el vuelo fue desviado al aeropuerto “La Guardia” ubicado en el barrio Queens a solo 15 Km de Manhattan, una de las tres terminales aéreas con que cuenta la capital del mundo.
Asterio iba elegantemente vestido, con un sombrero gardeliano blanco hueso, una camisa de poplin o popelina resina oscura, un pantalón plisado  de gabardina gamuzada, un chaleco de lana peinada turquí, un saco de cachemir azul rey; unos mocasines de cuero gamuzón con cápsulas de aire y un portafolio de cuero en la mano derecha, del mismo tono de los zapatos.
Su mano izquierda sostenía una bolsa grande blanca que contenía queso chui-chui de Todo Queso, suero de los Machuca, arepas de queso del Nocturno, un picante de Bocaditos, unas arepas de asiento de donde Eloy y unas tres cartas que enviaba Chema Núñez(el de Minerva) para que las colocara sobre la tumba de Celia Cruz “los muertos en su aburrimiento eterno les gusta matar el tiempo leyendo” decía Chema.
Al salir del túnel que conecta al avión con el aeropuerto, cuatro gringos lo esperaban, lo miraron y le preguntaron: ¿Mr De Castilla? Él lo confirmo sin palabras, solo con un movimiento vertical de cabeza; “síganos” los gringos lo tomaron por el antebrazo y lo condujeron obviando los controles aduaneros del importante aeropuerto. Asterio con sus grandes ojos y sin pestañar Pensaba: “ahora si fue verdad que me jodieron, quizás en que bochinche me enredaron en el valle” caminaba entre los escoltas y seguía pensando: “ahora si estoy jodido, yo que pensaba regresar en tres meses” y seguía caminando sin pronunciar palabra, pues ya lo había visto en las películas americanas, la famosa frase: “guarde silencio o todo lo que diga será usado en su contra” él prefería enmudecer antes que empeorar las cosas. De repente apareció parado en un atril, un recinto cerrado como escenario en el mismo aeropuerto, en donde esperaban ansiosos de noticias, más de trescientos periodistas, con cámaras y micrófonos; los flashes disparaban repetidamente, Asterio encandilado como conejo en carretera, buscaba a Faride su hija en medio de la multitud, que era la encargada de esperarlo. Sencillamente lo habían confundido con un importante empresario español, descendiente de la realeza, para ser más exacto, cinco veces choznito de Fernando el Católico, Rey de Aragón; este llegaba ese mismo día, a esa misma hora, a ese mismo lugar en  Nueva York, a cerrar una negociación billonaria, su nombre era Ausebio De Castilla.
Asterio desconcertado continuaba buscando a Faride entre la multitud, mientras CNN en Español trasmitía: “el señor de Castilla observa emocionado la nube de reporteros que lo rodean” llegó el momento en que Asterio no aguanto el desespero y unas lágrimas rodaron por sus mejillas, mientras CNN en Español trasmitía: “el señor de Castilla conmocionado llora al hacer realidad el sueño de su vida” el jefe de ceremonia gesticuló, hociqueó y señaló con los labios la bolsa blanca que Asterio llevaba en la mano y enseguida tres hermosas rubias se le acercaron a quitarle la bolsa, para hacerlo sentir más cómodo, él con indignación las miró y les dijo: “eso es pa´ Faride así que ajuíciense, partías de alborotas”, mientras CNN en Español trasmitía: “que buen sentido del humor tiene este millonario, mandó a coger juicio a tres hermosas rubias partía de alborotás, que querían atenderlo” minutos después, de la marejada de periodistas surge la primera pregunta: señor de Castilla ¿qué opina de Estados Unidos? Asterio pensó…hp….gringos, pero prefirió ser cauto para no empeorar la situación e hizo uso de la frase que sabia del inglés: very, very good, God bless America. Mientras CNN en Español trasmitía: el señor de Castilla en un perfecto inglés expresa que todo está bien, y pide al Dios del cielo bendiciones para el pueblo americano; gesto propio de los ricos europeos hombres de pocas palabras. Entonces vino la segunda pregunta: señor De Castilla ¿qué se siente manosear tanto billete, tantas cifras? Entonces pensó: estos manes me tienen investigado, saben que vendo boletas en el valle; entonces respondió Asterio: “yo solo doy premios  a mi pueblo, dependiendo quien se los gane” mientras  seguía llorando, vuelto una magdalena, mientras CNN en Español trasmitía: el señor de Castilla es un filántropo empedernido, dice “dar premios a quien se los gane”. Hasta que reventó en cólera y preguntó con las manos en la cabeza haciendo dejación del maletín y de la bolsa blanca: “¿Dónde está Faride? ¡Busquen a Faride!”. En ese momento entra Faride al recinto, corre a darle un abrazo y grita: “¡papa Teyo, papa Teyo!”, confundida se lo lleva, mientras CNN trasmitía: el señor de Castilla abandonó la rueda de prensa con una hermosa morena incógnita llamada Faride que le gritaba “papa teyo, papa teyo”, esas son cosas de millonarios.
Minutos después aparece un escuálido y desaliñado sujeto diciendo llamarse Ausebio de Castilla, fue sacado del recinto por loco, después de unos minutos verificaron y en efecto era el tan esperado millonario español. ¡Me cago en la hostia, eh! Fue la primera frase del español enardecido.
[email protected]

Columnista
6 noviembre, 2010

Confusión en New York

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Gregorio Guerrero Ramírez

Por: Jose Gregorio Guerrero Según su itinerario de viaje, Asterio Castilla llegaba en un vuelo  procedente de Bogotá Colombia al aeropuerto John Fitzgeral Kennedy, de la ciudad de Nueva York, pero por decisión del controlador aéreo, motivado por una congestión en pista y por una mayor seguridad, el vuelo fue desviado al aeropuerto “La Guardia” […]


Por: Jose Gregorio Guerrero
Según su itinerario de viaje, Asterio Castilla llegaba en un vuelo  procedente de Bogotá Colombia al aeropuerto John Fitzgeral Kennedy, de la ciudad de Nueva York, pero por decisión del controlador aéreo, motivado por una congestión en pista y por una mayor seguridad, el vuelo fue desviado al aeropuerto “La Guardia” ubicado en el barrio Queens a solo 15 Km de Manhattan, una de las tres terminales aéreas con que cuenta la capital del mundo.
Asterio iba elegantemente vestido, con un sombrero gardeliano blanco hueso, una camisa de poplin o popelina resina oscura, un pantalón plisado  de gabardina gamuzada, un chaleco de lana peinada turquí, un saco de cachemir azul rey; unos mocasines de cuero gamuzón con cápsulas de aire y un portafolio de cuero en la mano derecha, del mismo tono de los zapatos.
Su mano izquierda sostenía una bolsa grande blanca que contenía queso chui-chui de Todo Queso, suero de los Machuca, arepas de queso del Nocturno, un picante de Bocaditos, unas arepas de asiento de donde Eloy y unas tres cartas que enviaba Chema Núñez(el de Minerva) para que las colocara sobre la tumba de Celia Cruz “los muertos en su aburrimiento eterno les gusta matar el tiempo leyendo” decía Chema.
Al salir del túnel que conecta al avión con el aeropuerto, cuatro gringos lo esperaban, lo miraron y le preguntaron: ¿Mr De Castilla? Él lo confirmo sin palabras, solo con un movimiento vertical de cabeza; “síganos” los gringos lo tomaron por el antebrazo y lo condujeron obviando los controles aduaneros del importante aeropuerto. Asterio con sus grandes ojos y sin pestañar Pensaba: “ahora si fue verdad que me jodieron, quizás en que bochinche me enredaron en el valle” caminaba entre los escoltas y seguía pensando: “ahora si estoy jodido, yo que pensaba regresar en tres meses” y seguía caminando sin pronunciar palabra, pues ya lo había visto en las películas americanas, la famosa frase: “guarde silencio o todo lo que diga será usado en su contra” él prefería enmudecer antes que empeorar las cosas. De repente apareció parado en un atril, un recinto cerrado como escenario en el mismo aeropuerto, en donde esperaban ansiosos de noticias, más de trescientos periodistas, con cámaras y micrófonos; los flashes disparaban repetidamente, Asterio encandilado como conejo en carretera, buscaba a Faride su hija en medio de la multitud, que era la encargada de esperarlo. Sencillamente lo habían confundido con un importante empresario español, descendiente de la realeza, para ser más exacto, cinco veces choznito de Fernando el Católico, Rey de Aragón; este llegaba ese mismo día, a esa misma hora, a ese mismo lugar en  Nueva York, a cerrar una negociación billonaria, su nombre era Ausebio De Castilla.
Asterio desconcertado continuaba buscando a Faride entre la multitud, mientras CNN en Español trasmitía: “el señor de Castilla observa emocionado la nube de reporteros que lo rodean” llegó el momento en que Asterio no aguanto el desespero y unas lágrimas rodaron por sus mejillas, mientras CNN en Español trasmitía: “el señor de Castilla conmocionado llora al hacer realidad el sueño de su vida” el jefe de ceremonia gesticuló, hociqueó y señaló con los labios la bolsa blanca que Asterio llevaba en la mano y enseguida tres hermosas rubias se le acercaron a quitarle la bolsa, para hacerlo sentir más cómodo, él con indignación las miró y les dijo: “eso es pa´ Faride así que ajuíciense, partías de alborotas”, mientras CNN en Español trasmitía: “que buen sentido del humor tiene este millonario, mandó a coger juicio a tres hermosas rubias partía de alborotás, que querían atenderlo” minutos después, de la marejada de periodistas surge la primera pregunta: señor de Castilla ¿qué opina de Estados Unidos? Asterio pensó…hp….gringos, pero prefirió ser cauto para no empeorar la situación e hizo uso de la frase que sabia del inglés: very, very good, God bless America. Mientras CNN en Español trasmitía: el señor de Castilla en un perfecto inglés expresa que todo está bien, y pide al Dios del cielo bendiciones para el pueblo americano; gesto propio de los ricos europeos hombres de pocas palabras. Entonces vino la segunda pregunta: señor De Castilla ¿qué se siente manosear tanto billete, tantas cifras? Entonces pensó: estos manes me tienen investigado, saben que vendo boletas en el valle; entonces respondió Asterio: “yo solo doy premios  a mi pueblo, dependiendo quien se los gane” mientras  seguía llorando, vuelto una magdalena, mientras CNN en Español trasmitía: el señor de Castilla es un filántropo empedernido, dice “dar premios a quien se los gane”. Hasta que reventó en cólera y preguntó con las manos en la cabeza haciendo dejación del maletín y de la bolsa blanca: “¿Dónde está Faride? ¡Busquen a Faride!”. En ese momento entra Faride al recinto, corre a darle un abrazo y grita: “¡papa Teyo, papa Teyo!”, confundida se lo lleva, mientras CNN trasmitía: el señor de Castilla abandonó la rueda de prensa con una hermosa morena incógnita llamada Faride que le gritaba “papa teyo, papa teyo”, esas son cosas de millonarios.
Minutos después aparece un escuálido y desaliñado sujeto diciendo llamarse Ausebio de Castilla, fue sacado del recinto por loco, después de unos minutos verificaron y en efecto era el tan esperado millonario español. ¡Me cago en la hostia, eh! Fue la primera frase del español enardecido.
[email protected]