La semana pasada que inicié esta serie de homenajes a grandes compositores vallenatos, recibí todo tipo de comentarios en mis redes sociales y correo electrónico; pero me llamó especialmente la atención uno en el que se me preguntaba por qué no había iniciado con Leandro Díaz, Calixto Ochoa o Emiliano Zuleta, a lo cual respondí con […]
La semana pasada que inicié esta serie de homenajes a grandes compositores vallenatos, recibí todo tipo de comentarios en mis redes sociales y correo electrónico; pero me llamó especialmente la atención uno en el que se me preguntaba por qué no había iniciado con Leandro Díaz, Calixto Ochoa o Emiliano Zuleta, a lo cual respondí con cariño y respeto que la idea con este ciclo de perfiles es homenajear y resaltar en vida a personajes que son leyendas vivientes de la música, que por más de medio siglo se han mantenido como la representación cultural de Colombia.
El segundo homenajeado en esta serie es a un compositor al cual me siento muy cercano sentimental y familiarmente, conocido en nuestro medio como ‘El Poeta de Villanueva’, quien con Gustavo Gutiérrez Cabello conforman la dupla, a mi juicio, de los más románticos y dulces compositores vivos que ha tenido el vallenato en toda su historia. Se trata de Rosendo Romero Ospino.
Cuando pequeño en mi pueblo natal conocí y traté a Rosendo Romero Villareal, un juglar romántico de los inicios del siglo pasado, y creo que de esa dinastía Romero nacida en el barrio El Cafetal de Villanueva, hijos de Escolástico y ‘La Nuñe’, quien mejor podía hacer honor para llevar ese nombre era sin duda el hoy conocido como ‘El Poeta de Villanueva’, Rosendo Romero Ospino, no sólo es el poeta de Villanueva, es también el cantor de los caminos y el poeta de la naturaleza, él y solo él pudo inspirarse en un verso como este, de su obra ‘Noches sin luceros’: Quiero morirme como mueren los inviernos/ bajo el silencio de una noche veraniega/ Quiero morirme como se muere mi pueblo/ serenamente sin quejarme de esta pena/ Quiero el sepulcro de una noche sin lucero/ luego resucitar para una luna parrandera. O este otro verso de ‘Mi poema’ que dice: Yo te buscaré en la noche, noche transparente/ y en la pintura salvaje del camino real/ yo sé que te voy a encontrar esperándome siempre/ entonces que me importa el mundo si tu amor vendrá.
Recientemente el juicioso investigador Ángel Massiris Cabeza escribió un artículo que denominó ‘La Geopoesía y lirica romántica en la obra de Rosendo Romero’ y allí se observa con absoluta claridad que en más de un centenar de canciones de este poeta se le hacen versos a la sierra, al rio, a los naranjales, a los cafetales, al atardecer, a la lluvia, al verano, al invierno y también al cosmos, el sol, la luna y las estrellas; todo esto atado al amor a sus semejantes y especialmente a la mujer.
Cuando uno conversa con Rosendo se respira poesía y sensibilidad por todos lados y sus palabras y acciones están llenas de romanticismo positivo, de esperanza, de amor y de alegría. Rosendo es de los pocos compositores vallenatos que también toca el acordeón y canta muy bien, lo que hace que con él se pueda disfrutar al máximo una verdadera parranda vallenata.
El Festival de la Leyenda Vallenata para su versión 2020 le hará a Rosendo, al lado de Jorge Oñate un reconocimiento especial que tiene más que merecido El poeta de Villanueva, ese que escribe versos repletos de verano/ estando en primavera.
COLOFÓN: Póngase a escuchar estas canciones y me cuenta cual le gusta más: Fantasía, Mi Poema, Cadenas, Noches sin luceros, Romanza, Mensaje de navidad, Canción para una amiga, Villanuevera, Tu dueño, El amor es un cultivo, Despedida de verano, Cobijas, Luna de junio, Sueños de Conquista. Qué lástima que no me alcanzó el espacio.
La semana pasada que inicié esta serie de homenajes a grandes compositores vallenatos, recibí todo tipo de comentarios en mis redes sociales y correo electrónico; pero me llamó especialmente la atención uno en el que se me preguntaba por qué no había iniciado con Leandro Díaz, Calixto Ochoa o Emiliano Zuleta, a lo cual respondí con […]
La semana pasada que inicié esta serie de homenajes a grandes compositores vallenatos, recibí todo tipo de comentarios en mis redes sociales y correo electrónico; pero me llamó especialmente la atención uno en el que se me preguntaba por qué no había iniciado con Leandro Díaz, Calixto Ochoa o Emiliano Zuleta, a lo cual respondí con cariño y respeto que la idea con este ciclo de perfiles es homenajear y resaltar en vida a personajes que son leyendas vivientes de la música, que por más de medio siglo se han mantenido como la representación cultural de Colombia.
El segundo homenajeado en esta serie es a un compositor al cual me siento muy cercano sentimental y familiarmente, conocido en nuestro medio como ‘El Poeta de Villanueva’, quien con Gustavo Gutiérrez Cabello conforman la dupla, a mi juicio, de los más románticos y dulces compositores vivos que ha tenido el vallenato en toda su historia. Se trata de Rosendo Romero Ospino.
Cuando pequeño en mi pueblo natal conocí y traté a Rosendo Romero Villareal, un juglar romántico de los inicios del siglo pasado, y creo que de esa dinastía Romero nacida en el barrio El Cafetal de Villanueva, hijos de Escolástico y ‘La Nuñe’, quien mejor podía hacer honor para llevar ese nombre era sin duda el hoy conocido como ‘El Poeta de Villanueva’, Rosendo Romero Ospino, no sólo es el poeta de Villanueva, es también el cantor de los caminos y el poeta de la naturaleza, él y solo él pudo inspirarse en un verso como este, de su obra ‘Noches sin luceros’: Quiero morirme como mueren los inviernos/ bajo el silencio de una noche veraniega/ Quiero morirme como se muere mi pueblo/ serenamente sin quejarme de esta pena/ Quiero el sepulcro de una noche sin lucero/ luego resucitar para una luna parrandera. O este otro verso de ‘Mi poema’ que dice: Yo te buscaré en la noche, noche transparente/ y en la pintura salvaje del camino real/ yo sé que te voy a encontrar esperándome siempre/ entonces que me importa el mundo si tu amor vendrá.
Recientemente el juicioso investigador Ángel Massiris Cabeza escribió un artículo que denominó ‘La Geopoesía y lirica romántica en la obra de Rosendo Romero’ y allí se observa con absoluta claridad que en más de un centenar de canciones de este poeta se le hacen versos a la sierra, al rio, a los naranjales, a los cafetales, al atardecer, a la lluvia, al verano, al invierno y también al cosmos, el sol, la luna y las estrellas; todo esto atado al amor a sus semejantes y especialmente a la mujer.
Cuando uno conversa con Rosendo se respira poesía y sensibilidad por todos lados y sus palabras y acciones están llenas de romanticismo positivo, de esperanza, de amor y de alegría. Rosendo es de los pocos compositores vallenatos que también toca el acordeón y canta muy bien, lo que hace que con él se pueda disfrutar al máximo una verdadera parranda vallenata.
El Festival de la Leyenda Vallenata para su versión 2020 le hará a Rosendo, al lado de Jorge Oñate un reconocimiento especial que tiene más que merecido El poeta de Villanueva, ese que escribe versos repletos de verano/ estando en primavera.
COLOFÓN: Póngase a escuchar estas canciones y me cuenta cual le gusta más: Fantasía, Mi Poema, Cadenas, Noches sin luceros, Romanza, Mensaje de navidad, Canción para una amiga, Villanuevera, Tu dueño, El amor es un cultivo, Despedida de verano, Cobijas, Luna de junio, Sueños de Conquista. Qué lástima que no me alcanzó el espacio.