Turbulencia, vientos huracanados, tempestades, entre otros adjetivos, son los que más se usan cuando hay una situación como la que se vivió esta semana, específicamente el miércoles, en los principales mercados financieros del mundo. Cayeron los principales indicadores del mercado bursátil americano, el Dow Jones, que bajó 800 puntos en una sola jornada, llegó a […]
Turbulencia, vientos huracanados, tempestades, entre otros adjetivos, son los que más se usan cuando hay una situación como la que se vivió esta semana, específicamente el miércoles, en los principales mercados financieros del mundo.
Cayeron los principales indicadores del mercado bursátil americano, el Dow Jones, que bajó 800 puntos en una sola jornada, llegó a 25.479. Hace pocos meses estaba por encima de los 27 mil. Las bolsas de valores de Europa también cayeron; lo que representa, sin duda, señales preocupantes sobre lo que está sucediendo.
La situación está complicada en los Estados Unidos, que lleva diez años de crecimiento continuo y es muy probable una desaceleración, al principio, y es muy probable una recesión. Los rendimientos de los papeles del gobierno de EEUU, han bajado, y eso ha generado ese nerviosismo. Ahora, el margen de acción de la autoridad monetaria es poco y la opción fiscal, el Presidente D. Trump no lo va a utilizar, sería reconocer que sus primeras políticas no resultaron. El déficit fiscal está peligrosamente alto.
La controversia entre Estados Unidos y la China, por el tema arancelario y comercial, que algunos han denominado Guerra Comercial, desde hace varios meses tiene expectante al mundo, y de hecho ha originado una disminución del comercio mundial. Este tipo de medidas de subir aranceles, tarde o temprano terminan por afectar al consumidor final y – en la actualidad- representa un duro golpe al proceso de globalización. Además China, que funcionaba como la locomotora de la economía mundial, ahora está creciendo mucho menos.
En Europa la situación es otra; allá el tema es que Alemania, que es el motor de la economía del viejo continente, muestra señales de estancamiento. Además, el problema de Inglaterra con el Brexit, ha representado una fractura al proceso de la unión europea. Que no ha sido fácil, pero ha traído buenos resultados. Todo esto amenaza con un menor crecimiento neto global.
Una desaceleración económica mundial, y una guerra comercial entre la China y los EE.UU., de alguna u otra manera afectan a América Latina. Son los ciclos económicos.
América Latina viene creciendo a una tasa muy baja, 0,6 por ciento en promedio, principalmente por la catástrofe de Venezuela. Colombia, en contraste, viene creciendo al 3 por ciento, el gobierno mantiene la meta del 3,6% para este año. “La economía está rebotando y mucho mejor de lo que la gente cree, ha dicho el Min-Hacienda, Alberto Carrasquilla”.
“Esa turbulencia si nos cuesta un punto del PIB, adicional”. Esto representa, en términos absolutos, cerca de diez billones de pesos. Y en opinión del Ministro el país está preparado: con una política fiscal fuerte, en su opinión, una política monetaria adecuada, y el país goza de ahorros y reservas que permiten sortear cualquier eventualidad”, ha dicho Carrasquilla.
No obstante, el mismo ministro advierte que todo depende de la magnitud de esa turbulencia. Y en efecto, el país no se puede quedar con las manos cruzadas. Además de las autoridades, los agentes económicos, es decir empresas, familias y personas, también tendrán que prepararse para los tiempos difíciles que se avecinan. Es la era de las turbulencias, como bien la ha definido el economista norteamericano, Alan Greenspan. A preparase.
Turbulencia, vientos huracanados, tempestades, entre otros adjetivos, son los que más se usan cuando hay una situación como la que se vivió esta semana, específicamente el miércoles, en los principales mercados financieros del mundo. Cayeron los principales indicadores del mercado bursátil americano, el Dow Jones, que bajó 800 puntos en una sola jornada, llegó a […]
Turbulencia, vientos huracanados, tempestades, entre otros adjetivos, son los que más se usan cuando hay una situación como la que se vivió esta semana, específicamente el miércoles, en los principales mercados financieros del mundo.
Cayeron los principales indicadores del mercado bursátil americano, el Dow Jones, que bajó 800 puntos en una sola jornada, llegó a 25.479. Hace pocos meses estaba por encima de los 27 mil. Las bolsas de valores de Europa también cayeron; lo que representa, sin duda, señales preocupantes sobre lo que está sucediendo.
La situación está complicada en los Estados Unidos, que lleva diez años de crecimiento continuo y es muy probable una desaceleración, al principio, y es muy probable una recesión. Los rendimientos de los papeles del gobierno de EEUU, han bajado, y eso ha generado ese nerviosismo. Ahora, el margen de acción de la autoridad monetaria es poco y la opción fiscal, el Presidente D. Trump no lo va a utilizar, sería reconocer que sus primeras políticas no resultaron. El déficit fiscal está peligrosamente alto.
La controversia entre Estados Unidos y la China, por el tema arancelario y comercial, que algunos han denominado Guerra Comercial, desde hace varios meses tiene expectante al mundo, y de hecho ha originado una disminución del comercio mundial. Este tipo de medidas de subir aranceles, tarde o temprano terminan por afectar al consumidor final y – en la actualidad- representa un duro golpe al proceso de globalización. Además China, que funcionaba como la locomotora de la economía mundial, ahora está creciendo mucho menos.
En Europa la situación es otra; allá el tema es que Alemania, que es el motor de la economía del viejo continente, muestra señales de estancamiento. Además, el problema de Inglaterra con el Brexit, ha representado una fractura al proceso de la unión europea. Que no ha sido fácil, pero ha traído buenos resultados. Todo esto amenaza con un menor crecimiento neto global.
Una desaceleración económica mundial, y una guerra comercial entre la China y los EE.UU., de alguna u otra manera afectan a América Latina. Son los ciclos económicos.
América Latina viene creciendo a una tasa muy baja, 0,6 por ciento en promedio, principalmente por la catástrofe de Venezuela. Colombia, en contraste, viene creciendo al 3 por ciento, el gobierno mantiene la meta del 3,6% para este año. “La economía está rebotando y mucho mejor de lo que la gente cree, ha dicho el Min-Hacienda, Alberto Carrasquilla”.
“Esa turbulencia si nos cuesta un punto del PIB, adicional”. Esto representa, en términos absolutos, cerca de diez billones de pesos. Y en opinión del Ministro el país está preparado: con una política fiscal fuerte, en su opinión, una política monetaria adecuada, y el país goza de ahorros y reservas que permiten sortear cualquier eventualidad”, ha dicho Carrasquilla.
No obstante, el mismo ministro advierte que todo depende de la magnitud de esa turbulencia. Y en efecto, el país no se puede quedar con las manos cruzadas. Además de las autoridades, los agentes económicos, es decir empresas, familias y personas, también tendrán que prepararse para los tiempos difíciles que se avecinan. Es la era de las turbulencias, como bien la ha definido el economista norteamericano, Alan Greenspan. A preparase.