Hoy se conmemoran 10 años del fallecimiento de Rafael Calixto Escalona Martínez, inmenso compositor oriundo de Patillal, corregimiento al norte de Valledupar, que con su obra puso el nombre de Valledupar de boca en boca a nivel nacional y hasta por fuera de Colombia.
Hoy se conmemoran 10 años del fallecimiento de Rafael Calixto Escalona Martínez, inmenso compositor oriundo de Patillal, corregimiento al norte de Valledupar, que con su obra puso el nombre de Valledupar de boca en boca a nivel nacional y hasta por fuera de Colombia.
Es un enorme reto dimensionar la figura del autor de canciones que han trascendido las serenatas, grabaciones musicales, novelas, libros, cine, y por esta razón EL PILÓN le rinde homenaje principalmente con el objetivo de que su nombre no se pierda en los ajetreos de la modernidad.
Hablemos de Escalona para que se sepa en las aulas de clases de primaria y bachillerato, y hasta en la universidad, que su obra musical identifica con precisión el sentir popular y nos dio un lugar en la opinión pública nacional, pues además de llevar la alegría característica de los cantos del Caribe, también fueron muestra de la cultura vallenata, rica en literatura; por tanto, una narrativa con sencilla creatividad, y por esa razón invaluable.
No olvidemos sus canciones que evocan la amistad, el amor por la mujer, el Magdalena grande, los sucesos cotidianos de la vida, el acontecer nacional, la justicia y las injusticias, y por supuesto su vida misma, que se constituyó, por su particularidad, en una obra interesante, inspiradora de literatura. Algunas de las anécdotas que rodean su vida superan la ficción; Escalona fue genio y figura y de eso dan cuenta sus herederos y aquellos que tuvieron la fortuna de conocerlo.
Es un deber del pueblo vallenato, que ya hoy no tiene fronteras, hablar de Escalona y compartir con otros su historia. Es una obligación no olvidarlo y disfrutar de sus canciones. Hablemos de Escalona para que no mueran sus versos, para que por siempre y para siempre su música viaje por todos los rincones de Colombia. Con seguridad sus letras dejarán impregnados de cultura los lugares en donde se escuchen.
Hablemos de Escalona con el fin de que se haga justicia a su memoria, pues las nuevas generaciones merecen y necesitan conocer, a través del ‘El arcoiris’, ‘Elegía Jaime Molina’, ‘El testamento’, ‘La brasilera’, ‘La creciente del Cesar’, los valores culturales y ambientales del departamento, los hechos que son historia de la provincia y lo valioso que es el talento de los compositores de estas tierras.
Hoy artistas de gran connotación le cantarán en la plaza Alfonso López de Valledupar para conmemorar aquel lamentable 13 de mayo de 2009 cuando falleció, pero principalmente su legado, y ese canto debe continuar todos los días para no sentir su ausencia. El maestro Escalona vive en los corazones de todos los vallenatos y por supuesto de aquellos que fueron adoptados por esta región, que vinieron atraídos por los relatos mágicos de Rafael Calixto.
Hablemos de Escalona para que todo aquel que escuche sepa que aquí nació y que su obra vuela por los aires, se ve en los árboles de cañaguate, baja por el río y se anida en las parrandas vallenatas, un ritual de amigos en pos de la cultura.
Hoy se conmemoran 10 años del fallecimiento de Rafael Calixto Escalona Martínez, inmenso compositor oriundo de Patillal, corregimiento al norte de Valledupar, que con su obra puso el nombre de Valledupar de boca en boca a nivel nacional y hasta por fuera de Colombia.
Hoy se conmemoran 10 años del fallecimiento de Rafael Calixto Escalona Martínez, inmenso compositor oriundo de Patillal, corregimiento al norte de Valledupar, que con su obra puso el nombre de Valledupar de boca en boca a nivel nacional y hasta por fuera de Colombia.
Es un enorme reto dimensionar la figura del autor de canciones que han trascendido las serenatas, grabaciones musicales, novelas, libros, cine, y por esta razón EL PILÓN le rinde homenaje principalmente con el objetivo de que su nombre no se pierda en los ajetreos de la modernidad.
Hablemos de Escalona para que se sepa en las aulas de clases de primaria y bachillerato, y hasta en la universidad, que su obra musical identifica con precisión el sentir popular y nos dio un lugar en la opinión pública nacional, pues además de llevar la alegría característica de los cantos del Caribe, también fueron muestra de la cultura vallenata, rica en literatura; por tanto, una narrativa con sencilla creatividad, y por esa razón invaluable.
No olvidemos sus canciones que evocan la amistad, el amor por la mujer, el Magdalena grande, los sucesos cotidianos de la vida, el acontecer nacional, la justicia y las injusticias, y por supuesto su vida misma, que se constituyó, por su particularidad, en una obra interesante, inspiradora de literatura. Algunas de las anécdotas que rodean su vida superan la ficción; Escalona fue genio y figura y de eso dan cuenta sus herederos y aquellos que tuvieron la fortuna de conocerlo.
Es un deber del pueblo vallenato, que ya hoy no tiene fronteras, hablar de Escalona y compartir con otros su historia. Es una obligación no olvidarlo y disfrutar de sus canciones. Hablemos de Escalona para que no mueran sus versos, para que por siempre y para siempre su música viaje por todos los rincones de Colombia. Con seguridad sus letras dejarán impregnados de cultura los lugares en donde se escuchen.
Hablemos de Escalona con el fin de que se haga justicia a su memoria, pues las nuevas generaciones merecen y necesitan conocer, a través del ‘El arcoiris’, ‘Elegía Jaime Molina’, ‘El testamento’, ‘La brasilera’, ‘La creciente del Cesar’, los valores culturales y ambientales del departamento, los hechos que son historia de la provincia y lo valioso que es el talento de los compositores de estas tierras.
Hoy artistas de gran connotación le cantarán en la plaza Alfonso López de Valledupar para conmemorar aquel lamentable 13 de mayo de 2009 cuando falleció, pero principalmente su legado, y ese canto debe continuar todos los días para no sentir su ausencia. El maestro Escalona vive en los corazones de todos los vallenatos y por supuesto de aquellos que fueron adoptados por esta región, que vinieron atraídos por los relatos mágicos de Rafael Calixto.
Hablemos de Escalona para que todo aquel que escuche sepa que aquí nació y que su obra vuela por los aires, se ve en los árboles de cañaguate, baja por el río y se anida en las parrandas vallenatas, un ritual de amigos en pos de la cultura.