Está demasiado claro que pudo haberse evitado la tragedia del último domingo en la vereda Portachuelo, en el área rural del municipio de Rosas, en el departamento del Cauca; según las primeras informaciones, divulgadas en medios de comunicación del país, se sepultaron numerosas casas, fallecieron 17 personas, hay numerosos desaparecidos y las pérdidas económicas son incalculables. […]
Está demasiado claro que pudo haberse evitado la tragedia del último domingo en la vereda Portachuelo, en el área rural del municipio de Rosas, en el departamento del Cauca; según las primeras informaciones, divulgadas en medios de comunicación del país, se sepultaron numerosas casas, fallecieron 17 personas, hay numerosos desaparecidos y las pérdidas económicas son incalculables.
No nos digamos mentiras una solución inmediata, para evitar muchas más tragedias anunciadas, es que en las zonas donde exista un peligro latente sus habitantes desalojen; para eso existen los organismos de prevención que califican las zonas de alto riesgo y donde nadie debe construir.
Es que ésta lamentable tragedia y otras más, por las constantes inundaciones, estaba más que anunciada; en el actual problema que vive Colombia, como consecuencia de las constantes lluvias e inundaciones, tienen culpa directa muchos empresarios, los gobiernos, en los niveles nacional, departamental y municipal, al igual que la misma ciudadanía. Las empresas que talan bosques tienen la mayor responsabilidad y el Gobierno Nacional no hace cumplir las innumerables normas sobre protección ambiental.
Las pérdidas de vidas, cosechas e inundaciones, con sus graves consecuencias económicas y sociales, como las del anterior domingo en el municipio de Rosas, Cauca, bien pudieron evitarse con solo haber prohibido la construcción de viviendas en las orillas de los ríos, afluentes en general, cerros, lomas y canteras.
Las tragedias, por construir en zonas de alto riesgo, son acontecimientos más que anunciados y los alcaldes municipales tienen la mayor y más directa obligación de impedir éstos asentamientos humanos con medidas drásticas.
Está demasiado claro que pudo haberse evitado la tragedia del último domingo en la vereda Portachuelo, en el área rural del municipio de Rosas, en el departamento del Cauca; según las primeras informaciones, divulgadas en medios de comunicación del país, se sepultaron numerosas casas, fallecieron 17 personas, hay numerosos desaparecidos y las pérdidas económicas son incalculables. […]
Está demasiado claro que pudo haberse evitado la tragedia del último domingo en la vereda Portachuelo, en el área rural del municipio de Rosas, en el departamento del Cauca; según las primeras informaciones, divulgadas en medios de comunicación del país, se sepultaron numerosas casas, fallecieron 17 personas, hay numerosos desaparecidos y las pérdidas económicas son incalculables.
No nos digamos mentiras una solución inmediata, para evitar muchas más tragedias anunciadas, es que en las zonas donde exista un peligro latente sus habitantes desalojen; para eso existen los organismos de prevención que califican las zonas de alto riesgo y donde nadie debe construir.
Es que ésta lamentable tragedia y otras más, por las constantes inundaciones, estaba más que anunciada; en el actual problema que vive Colombia, como consecuencia de las constantes lluvias e inundaciones, tienen culpa directa muchos empresarios, los gobiernos, en los niveles nacional, departamental y municipal, al igual que la misma ciudadanía. Las empresas que talan bosques tienen la mayor responsabilidad y el Gobierno Nacional no hace cumplir las innumerables normas sobre protección ambiental.
Las pérdidas de vidas, cosechas e inundaciones, con sus graves consecuencias económicas y sociales, como las del anterior domingo en el municipio de Rosas, Cauca, bien pudieron evitarse con solo haber prohibido la construcción de viviendas en las orillas de los ríos, afluentes en general, cerros, lomas y canteras.
Las tragedias, por construir en zonas de alto riesgo, son acontecimientos más que anunciados y los alcaldes municipales tienen la mayor y más directa obligación de impedir éstos asentamientos humanos con medidas drásticas.