“Las campanas del pueblo repican y por dentro llora un corazón…” Corresponde el aparte transcrito a la canción titulada “Vestida de Blanco” de la autoría de Camilo Namen, una elegía a la Cacica Consuelo Araujo Noguera, la cual hemos recordado en este día de luto para el folclor vallenato. Con justificada congoja ha recibido Valledupar […]
“Las campanas del pueblo repican y por dentro llora un corazón…”
Corresponde el aparte transcrito a la canción titulada “Vestida de Blanco” de la autoría de Camilo Namen, una elegía a la Cacica Consuelo Araujo Noguera, la cual hemos recordado en este día de luto para el folclor vallenato.
Con justificada congoja ha recibido Valledupar y la vallenatía en general la partida para siempre de Cecilia ‘La Polla’ Monsalvo, quien dejó su huella indeleble en el Festival de La Leyenda Vallenata, por su entrega, lealtad y permanente desvelo para que cada día este sea el mejor Festival y más emblemático entre los que se realizan en todo el país.
Tuve el privilegio de conocer a La Polla hacen quince años cuando me la presentó Lolita, mi hermana que también se fue, tuve desde aquel día la íntima convicción que era un ser humano especial, razón suficiente para que Dios esté especialmente satisfecho, sabe que llegó la que faltaba, ya tiene en sus aposentos a Rafael Escalona, a Lolita, a Consuelo, a los dos Pollo, Alfonso López, y al Pollo Vallenato Luis Enrique Martínez y ahora mandó por La Polla, sabe que tiene con el la organización completa para un Festival Vallenato Celestial.
La última vez que nos vimos hace un año aproximadamente me dijo que desde la muerte de Consuelo no pudo volver a sentir el mismo brío y el entusiasmo para los asuntos festivaleros, pero que todavía sentía una vibración especial cuando escuchaba el Pilón que acompaña el desfile de su hija mayor, las piloneras, era evidente que a pesar de que le noté que se estaba achacando era evidente su deseo de seguir viviendo y planes para su pronta partida realmente no los tenía.
La visita de la parca a Cecilia Monsalvo constituye una perdida notable para Valledupar, era una ciudadana especial que predicaba con el ejemplo, fue un buque de alegría y de entusiasmo que vimos hundir con sus luces encendidas. Le preocupaba la cantidad de música rara que se estaba grabando como vallenato, me dijo que estaba inquieta por el desorden en la movilidad de su ciudad y presentía que las cosas iban a empeorar.
Durante los años 2009 y 2012 a instancia de Lolita pude compartir con esa mujer cívica, altruista y buena gente muchos escenarios académicos y sociales en la capital de los Santos Reyes, era una fuente inagotable de historias especialmente sobre los aconteceres de los tiempos del viejo Valledupar: sus chismes, los amores furtivos, las serenatas interrumpidas por el mal genio del padre de la enamorada, sobre personajes graciosos que deambulaban entre las casitas de bahareque y las ostentaciones de la época de la bonanza algodonera. Siempre le decía que no me gustaba conversar con ella porque cuando comenzaba no me dejaba hablar y para mí eso era fatal.
Con la partida de Consuelo en la plenitud de su primavera intelectual me contaba mi hermana que perdió La Polla la alegría permanente que alojaba en su corazón, con razón me dijo en su velorio que con su comadre Consuelo se fue su mano derecha porque todo se lo consultaba y sabía que siempre podía contar con ella, es indudable que ya están juntas y desde allá seguramente guiando la mente y la mano de quienes ostentan hoy la honrosa responsabilidad de continuar la fiesta para corresponder con tota categoría al reto que le impone el Plan de Salvaguardia de la música vallenata tradicional.
“Las campanas del pueblo repican y por dentro llora un corazón…” Corresponde el aparte transcrito a la canción titulada “Vestida de Blanco” de la autoría de Camilo Namen, una elegía a la Cacica Consuelo Araujo Noguera, la cual hemos recordado en este día de luto para el folclor vallenato. Con justificada congoja ha recibido Valledupar […]
“Las campanas del pueblo repican y por dentro llora un corazón…”
Corresponde el aparte transcrito a la canción titulada “Vestida de Blanco” de la autoría de Camilo Namen, una elegía a la Cacica Consuelo Araujo Noguera, la cual hemos recordado en este día de luto para el folclor vallenato.
Con justificada congoja ha recibido Valledupar y la vallenatía en general la partida para siempre de Cecilia ‘La Polla’ Monsalvo, quien dejó su huella indeleble en el Festival de La Leyenda Vallenata, por su entrega, lealtad y permanente desvelo para que cada día este sea el mejor Festival y más emblemático entre los que se realizan en todo el país.
Tuve el privilegio de conocer a La Polla hacen quince años cuando me la presentó Lolita, mi hermana que también se fue, tuve desde aquel día la íntima convicción que era un ser humano especial, razón suficiente para que Dios esté especialmente satisfecho, sabe que llegó la que faltaba, ya tiene en sus aposentos a Rafael Escalona, a Lolita, a Consuelo, a los dos Pollo, Alfonso López, y al Pollo Vallenato Luis Enrique Martínez y ahora mandó por La Polla, sabe que tiene con el la organización completa para un Festival Vallenato Celestial.
La última vez que nos vimos hace un año aproximadamente me dijo que desde la muerte de Consuelo no pudo volver a sentir el mismo brío y el entusiasmo para los asuntos festivaleros, pero que todavía sentía una vibración especial cuando escuchaba el Pilón que acompaña el desfile de su hija mayor, las piloneras, era evidente que a pesar de que le noté que se estaba achacando era evidente su deseo de seguir viviendo y planes para su pronta partida realmente no los tenía.
La visita de la parca a Cecilia Monsalvo constituye una perdida notable para Valledupar, era una ciudadana especial que predicaba con el ejemplo, fue un buque de alegría y de entusiasmo que vimos hundir con sus luces encendidas. Le preocupaba la cantidad de música rara que se estaba grabando como vallenato, me dijo que estaba inquieta por el desorden en la movilidad de su ciudad y presentía que las cosas iban a empeorar.
Durante los años 2009 y 2012 a instancia de Lolita pude compartir con esa mujer cívica, altruista y buena gente muchos escenarios académicos y sociales en la capital de los Santos Reyes, era una fuente inagotable de historias especialmente sobre los aconteceres de los tiempos del viejo Valledupar: sus chismes, los amores furtivos, las serenatas interrumpidas por el mal genio del padre de la enamorada, sobre personajes graciosos que deambulaban entre las casitas de bahareque y las ostentaciones de la época de la bonanza algodonera. Siempre le decía que no me gustaba conversar con ella porque cuando comenzaba no me dejaba hablar y para mí eso era fatal.
Con la partida de Consuelo en la plenitud de su primavera intelectual me contaba mi hermana que perdió La Polla la alegría permanente que alojaba en su corazón, con razón me dijo en su velorio que con su comadre Consuelo se fue su mano derecha porque todo se lo consultaba y sabía que siempre podía contar con ella, es indudable que ya están juntas y desde allá seguramente guiando la mente y la mano de quienes ostentan hoy la honrosa responsabilidad de continuar la fiesta para corresponder con tota categoría al reto que le impone el Plan de Salvaguardia de la música vallenata tradicional.