Las escenas trasmitidas por los diferentes medios de comunicación social desde el interior de la Comisión de Paz del Congreso de la República, mostraron a unos legisladores avivando una dantesca guerra verbal que juega un papel distorsionador de la realidad, que sepulta de cualquier manera la verdad de nuestra tragedia; monstruosa realidad, donde siguen creciendo […]
Las escenas trasmitidas por los diferentes medios de comunicación social desde el interior de la Comisión de Paz del Congreso de la República, mostraron a unos legisladores avivando una dantesca guerra verbal que juega un papel distorsionador de la realidad, que sepulta de cualquier manera la verdad de nuestra tragedia; monstruosa realidad, donde siguen creciendo los vagones de la muerte, pero seguimos viviendo, aun con muchas dificultades y a pesar de los pesares con unos estirpes, como si estuviésemos condenados a más de cien años de soledad y violencia .
Estas expresiones de guerra, son un asunto notorio que desata encendidas polémicas; sin embargo, para esos congresistas, esta realidad no tiene trascendencia alguna; pero la verdad, es que crean barreras, crisis que se acentúan y polarizan la población. Un ejemplo patético y claro que se vio, fue cuando congresistas de unos y otros partidos se enfrentaron entre sí, acusándose de “paracos” y los otros respondiéndoles “narcoterroristas”. Escenas estas, tan absurdas y poco ejemplarizantes que se materializaron ante la retina de los colombianos, con improperios e insultos que solo conducen a atizar los ánimos.
Preguntamos ¿Creen ustedes que este es el comportamiento de un Padre de la Patria? La respuesta a todas luces es no; estos legisladores por el contrario deben ser promotores de tolerancia, de paz y ser vehículos difusores de procesos de enseñanzas; más en el momento coyuntural que vive Colombia. De ellos, debe escucharse un discurso pacifico, sereno que construya. Lo cierto es que esa “estrategia “, que vienen direccionando desde la Comisión de Paz, arrojan resultados adversos y de extrema gravedad. Por eso es vital y necesario dinamizar el proceso normativo dentro del Congreso para que actúen con ética; de lo contrario estaríamos precisados a presentar quejas, denuncias ante los entes correspondientes; ya que se han vuelto reiteradas en ese recinto, que más parece un ring pugilístico.
Abogo como opinador para que paren ese discurso incendiario; como hijos de este país exigimos de los Padres de la Patria se cambie esa retórica guerrerista para ser ejemplo ante la nueva generación; los hijos también pueden enseñar a los padres. Cuando tenga la oportunidad tratare el tema referenciado con uno de esos congresistas, miembro de la Comisión de Paz, que fue mi compañero de estudios en la Universidad Santiago de Cali; ya sea telefónica o personalmente le diré, que feo espectáculo brindaron ustedes; su actuación no fue la más indicada.
Cabe preguntar ¿Será que en las próximas reuniones de esa Comisión continuaran con esas posiciones polarizantes?. Así, no vamos a ninguna parte. ¿Necesitarán un mediador, un experto en paz? Esta clase de discursos bélicos, solo crean una sensación de desamparo. La Comisión de Ética, cuanto antes debe actuar para corregir, poner freno a esta actitud impetuosa y dar marcha y validez a lo que por antonomasia se trata: La Paz. Necesitamos que lleguen a esa Comisión aires frescos, que todos podamos respirar con tranquilidad, comprobando que no sean nocivos.
Las escenas trasmitidas por los diferentes medios de comunicación social desde el interior de la Comisión de Paz del Congreso de la República, mostraron a unos legisladores avivando una dantesca guerra verbal que juega un papel distorsionador de la realidad, que sepulta de cualquier manera la verdad de nuestra tragedia; monstruosa realidad, donde siguen creciendo […]
Las escenas trasmitidas por los diferentes medios de comunicación social desde el interior de la Comisión de Paz del Congreso de la República, mostraron a unos legisladores avivando una dantesca guerra verbal que juega un papel distorsionador de la realidad, que sepulta de cualquier manera la verdad de nuestra tragedia; monstruosa realidad, donde siguen creciendo los vagones de la muerte, pero seguimos viviendo, aun con muchas dificultades y a pesar de los pesares con unos estirpes, como si estuviésemos condenados a más de cien años de soledad y violencia .
Estas expresiones de guerra, son un asunto notorio que desata encendidas polémicas; sin embargo, para esos congresistas, esta realidad no tiene trascendencia alguna; pero la verdad, es que crean barreras, crisis que se acentúan y polarizan la población. Un ejemplo patético y claro que se vio, fue cuando congresistas de unos y otros partidos se enfrentaron entre sí, acusándose de “paracos” y los otros respondiéndoles “narcoterroristas”. Escenas estas, tan absurdas y poco ejemplarizantes que se materializaron ante la retina de los colombianos, con improperios e insultos que solo conducen a atizar los ánimos.
Preguntamos ¿Creen ustedes que este es el comportamiento de un Padre de la Patria? La respuesta a todas luces es no; estos legisladores por el contrario deben ser promotores de tolerancia, de paz y ser vehículos difusores de procesos de enseñanzas; más en el momento coyuntural que vive Colombia. De ellos, debe escucharse un discurso pacifico, sereno que construya. Lo cierto es que esa “estrategia “, que vienen direccionando desde la Comisión de Paz, arrojan resultados adversos y de extrema gravedad. Por eso es vital y necesario dinamizar el proceso normativo dentro del Congreso para que actúen con ética; de lo contrario estaríamos precisados a presentar quejas, denuncias ante los entes correspondientes; ya que se han vuelto reiteradas en ese recinto, que más parece un ring pugilístico.
Abogo como opinador para que paren ese discurso incendiario; como hijos de este país exigimos de los Padres de la Patria se cambie esa retórica guerrerista para ser ejemplo ante la nueva generación; los hijos también pueden enseñar a los padres. Cuando tenga la oportunidad tratare el tema referenciado con uno de esos congresistas, miembro de la Comisión de Paz, que fue mi compañero de estudios en la Universidad Santiago de Cali; ya sea telefónica o personalmente le diré, que feo espectáculo brindaron ustedes; su actuación no fue la más indicada.
Cabe preguntar ¿Será que en las próximas reuniones de esa Comisión continuaran con esas posiciones polarizantes?. Así, no vamos a ninguna parte. ¿Necesitarán un mediador, un experto en paz? Esta clase de discursos bélicos, solo crean una sensación de desamparo. La Comisión de Ética, cuanto antes debe actuar para corregir, poner freno a esta actitud impetuosa y dar marcha y validez a lo que por antonomasia se trata: La Paz. Necesitamos que lleguen a esa Comisión aires frescos, que todos podamos respirar con tranquilidad, comprobando que no sean nocivos.