Son innumerables y continuos los ataques que han recibido las jugadoras de fútbol por mantener su pasión; pese a sugerencias, advertencias, incluso amenazas para dejar ese deporte; se lo dijeron mujeres: “el fútbol es para machos”; pero, ellas no declinaron, acentuaron más su preferencia; me refiero a las pioneras que hoy ven desfallecer sus metas […]
Son innumerables y continuos los ataques que han recibido las jugadoras de fútbol por mantener su pasión; pese a sugerencias, advertencias, incluso amenazas para dejar ese deporte; se lo dijeron mujeres: “el fútbol es para machos”; pero, ellas no declinaron, acentuaron más su preferencia; me refiero a las pioneras que hoy ven desfallecer sus metas por el criterio de algunos que creen que acabando la liga, ocultarán las malas mañas que practicaron años atrás directivos, entrenadores… Sería como vender el sofá para acabar con eso.
El modernismo ha introducido al país el fútbol femenino; ellas rompieron paradigmas; lo escogieron, lo practican; pero, ahora vientos huracanados, propiciados por hombres, quieren acabar sus ilusiones. Ellas, con su perseverancia que no se las quita nadie, sostienen: “nacimos para jugar fútbol”. Además de soñadoras, son retadoras. Un ejemplo de este desafío lo sintetizo de la siguiente forma: Cierto día en el Polideportivo, haciendo ejercicio, me encontré con dos chicas, 17 y 18 años aproximadamente que también entrenaban. Recordaba mis tiempos de atleta, selección Colombia, campeón suramericano en Concepción – Chile; les dije, si quieren las entreno en 400 y 800 metros planos, las modalidades en las que competía.
Una de ellas, Xiomara, respondió: “Jairo, tanto a Mariana como a mí, nos gusta es el fútbol; ella es arquera y yo delantera, el fútbol es nuestra pasión”. Con esta respuesta me taparon la boca; las entendí. Ellas sin titubear expresaron su deseo; en forma enfática: “no insistas”; sin embargo, las acompañé en ese entrenamiento. Me despedí de ellas, deseándoles éxitos y perseverancia; Xiomara respondió: “el fútbol lo llevamos en la sangre”; te invitaremos cuando tengamos partidos.
El testimonio de Xiomara y Mariana hace meses, me animó a elaborar éste escrito, a propósito del atropello, acoso sexual y laboral que afrontan actualmente las futbolistas de la selección Colombia. La verdad es que estas conductas delictivas que han afectado a la fisioterapeuta y otras futbolistas no, son nuevas; directivos, entrenadores, masajistas, las han realizado tiempo atrás. Ellas tienen que denunciar y acabar con esa plaga de seudo-entrenadores y directivos.
Preguntamos: ¿Cuántos deportistas desertaron por estas conductas inapropiadas, practicadas por directivos y entrenadores? El gobierno nacional ha intervenido al respecto para conseguirles patrocinios con la empresa privada; además, se contratarán a diez meses y no a tres, igual que a los hombres. Mejorarán las condiciones laborales y se vigilará la situación para que se cumplan, expreso el Vice-ministro de Trabajo Carlos A. Baena López; éste es un espaldarazo que ellas requieren; entendiendo éste pronunciamiento como un llamado a la cordura y equidad, extirpando así estas conductas anómalas.
Desde esta tribuna, abogamos para que permanezca la Liga Profesional Femenina de Fútbol en Colombia; esperando desaparezcan del panorama deportivo; esta clase de “entrenadores”; además se practique una purga cuanto antes; seleccionarlos por su capacidad y respeto por los deportistas; de entrada todos tienen tarjeta amarilla sin excepción; los primeros referidos “los seudoentrenadores “se merecen la tarjeta roja e inhabilitarlos de por vida.
Son innumerables y continuos los ataques que han recibido las jugadoras de fútbol por mantener su pasión; pese a sugerencias, advertencias, incluso amenazas para dejar ese deporte; se lo dijeron mujeres: “el fútbol es para machos”; pero, ellas no declinaron, acentuaron más su preferencia; me refiero a las pioneras que hoy ven desfallecer sus metas […]
Son innumerables y continuos los ataques que han recibido las jugadoras de fútbol por mantener su pasión; pese a sugerencias, advertencias, incluso amenazas para dejar ese deporte; se lo dijeron mujeres: “el fútbol es para machos”; pero, ellas no declinaron, acentuaron más su preferencia; me refiero a las pioneras que hoy ven desfallecer sus metas por el criterio de algunos que creen que acabando la liga, ocultarán las malas mañas que practicaron años atrás directivos, entrenadores… Sería como vender el sofá para acabar con eso.
El modernismo ha introducido al país el fútbol femenino; ellas rompieron paradigmas; lo escogieron, lo practican; pero, ahora vientos huracanados, propiciados por hombres, quieren acabar sus ilusiones. Ellas, con su perseverancia que no se las quita nadie, sostienen: “nacimos para jugar fútbol”. Además de soñadoras, son retadoras. Un ejemplo de este desafío lo sintetizo de la siguiente forma: Cierto día en el Polideportivo, haciendo ejercicio, me encontré con dos chicas, 17 y 18 años aproximadamente que también entrenaban. Recordaba mis tiempos de atleta, selección Colombia, campeón suramericano en Concepción – Chile; les dije, si quieren las entreno en 400 y 800 metros planos, las modalidades en las que competía.
Una de ellas, Xiomara, respondió: “Jairo, tanto a Mariana como a mí, nos gusta es el fútbol; ella es arquera y yo delantera, el fútbol es nuestra pasión”. Con esta respuesta me taparon la boca; las entendí. Ellas sin titubear expresaron su deseo; en forma enfática: “no insistas”; sin embargo, las acompañé en ese entrenamiento. Me despedí de ellas, deseándoles éxitos y perseverancia; Xiomara respondió: “el fútbol lo llevamos en la sangre”; te invitaremos cuando tengamos partidos.
El testimonio de Xiomara y Mariana hace meses, me animó a elaborar éste escrito, a propósito del atropello, acoso sexual y laboral que afrontan actualmente las futbolistas de la selección Colombia. La verdad es que estas conductas delictivas que han afectado a la fisioterapeuta y otras futbolistas no, son nuevas; directivos, entrenadores, masajistas, las han realizado tiempo atrás. Ellas tienen que denunciar y acabar con esa plaga de seudo-entrenadores y directivos.
Preguntamos: ¿Cuántos deportistas desertaron por estas conductas inapropiadas, practicadas por directivos y entrenadores? El gobierno nacional ha intervenido al respecto para conseguirles patrocinios con la empresa privada; además, se contratarán a diez meses y no a tres, igual que a los hombres. Mejorarán las condiciones laborales y se vigilará la situación para que se cumplan, expreso el Vice-ministro de Trabajo Carlos A. Baena López; éste es un espaldarazo que ellas requieren; entendiendo éste pronunciamiento como un llamado a la cordura y equidad, extirpando así estas conductas anómalas.
Desde esta tribuna, abogamos para que permanezca la Liga Profesional Femenina de Fútbol en Colombia; esperando desaparezcan del panorama deportivo; esta clase de “entrenadores”; además se practique una purga cuanto antes; seleccionarlos por su capacidad y respeto por los deportistas; de entrada todos tienen tarjeta amarilla sin excepción; los primeros referidos “los seudoentrenadores “se merecen la tarjeta roja e inhabilitarlos de por vida.