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Editorial - 23 febrero, 2019

Este sí es el año de la Universidad Nacional

La larga espera está a punto de terminar, el sueño de tener la mejor universidad del país en territorio cesarense comenzó a materializarse el 23 de agosto de 2013, seis años después es casi una realidad...

Boton Wpp

La larga espera está a punto de terminar, el sueño de tener la mejor universidad del país en territorio cesarense comenzó a materializarse el 23 de agosto de 2013, seis años después es casi una realidad, pues solo hasta el próximo mes de agosto comenzará el proceso para admitir a un primer grupo de 240 estudiantes.

No fue fácil, pero se logró superar los problemas de construcción de la sede y consecución de recursos para el funcionamiento de esta primera etapa, problemas que extendieron por tanto tiempo el proyecto que inicialmente estaba planeado para desarrollarse en 18 meses.

Celebramos que días atrás en Valledupar se realizara una reunión entre directivos de la institución y egresados radicados en la región, quienes impulsaron esta gesta, encuentro que ratificó el compromiso para un inicio de clases con pie derecho. El proyecto tuvo la amenaza de convertirse en un ‘elefante blanco’, pero por la gestión de varios dolientes en la sociedad vallenata ayudó a que la dirigencia política y la misma directiva de la Universidad Nacional en Bogotá no dejaran naufragar la sede UNAL en La Paz.

La universidad, en su primera etapa, está terminada con la infraestructura para los programas de pregrado en Gestión Cultural, Ingeniería Mecatrónica, Ingeniería Biológica, Estadística y Geografía. La proyección es tener más programas y que esta universidad logre convertirse en la primera del Cesar en ser acreditada con alta calidad por el Ministerio de Educación.

Este plantel no hay que verlo como una competencia para las universidades establecidas en el departamento (UPC, Unad, Magdalena, UIS y Pamplona, Uniandina, San Martín y Udes), sino como otro instrumento de transformación social en una región que necesita población más y mejor capacitada.

Aunque los cupos inicialmente solo serán para cesarenses, hay gran reto para los estudiantes que deben alcanzar los mejores indicadores de calidad académica para ganarse un espacio en la apretada lista de admitidos.
Los educadores de nuestro departamento también tendrán que prepararse muy bien para aspirar a un cupo en la planta docente que se requiere, entre 16 y 28 profesionales. Sin embargo, las clases iniciarán con docentes ya vinculados a la institución y luego se abrirán las convocatorias para los nuevos.

Pero no todo es color de rosa. Hay que ponerle acelerador al transporte público para que se garantice la movilidad de los estudiantes y funcionarios. No está proyectada todavía una ruta de bus, lo cual tiene preocupados a los directivos de la Unal, teniendo en cuenta que de Valledupar a la universidad hay 9 kilómetros y del casco urbano de La Paz hay 2 kilómetros. 

De seguro que esa ruta no será problema, se superaron problemas más complejos y ya hay un claro camino hacia el desarrollo de la región a través de la educación de alta calidad.

Editorial
23 febrero, 2019

Este sí es el año de la Universidad Nacional

La larga espera está a punto de terminar, el sueño de tener la mejor universidad del país en territorio cesarense comenzó a materializarse el 23 de agosto de 2013, seis años después es casi una realidad...


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La larga espera está a punto de terminar, el sueño de tener la mejor universidad del país en territorio cesarense comenzó a materializarse el 23 de agosto de 2013, seis años después es casi una realidad, pues solo hasta el próximo mes de agosto comenzará el proceso para admitir a un primer grupo de 240 estudiantes.

No fue fácil, pero se logró superar los problemas de construcción de la sede y consecución de recursos para el funcionamiento de esta primera etapa, problemas que extendieron por tanto tiempo el proyecto que inicialmente estaba planeado para desarrollarse en 18 meses.

Celebramos que días atrás en Valledupar se realizara una reunión entre directivos de la institución y egresados radicados en la región, quienes impulsaron esta gesta, encuentro que ratificó el compromiso para un inicio de clases con pie derecho. El proyecto tuvo la amenaza de convertirse en un ‘elefante blanco’, pero por la gestión de varios dolientes en la sociedad vallenata ayudó a que la dirigencia política y la misma directiva de la Universidad Nacional en Bogotá no dejaran naufragar la sede UNAL en La Paz.

La universidad, en su primera etapa, está terminada con la infraestructura para los programas de pregrado en Gestión Cultural, Ingeniería Mecatrónica, Ingeniería Biológica, Estadística y Geografía. La proyección es tener más programas y que esta universidad logre convertirse en la primera del Cesar en ser acreditada con alta calidad por el Ministerio de Educación.

Este plantel no hay que verlo como una competencia para las universidades establecidas en el departamento (UPC, Unad, Magdalena, UIS y Pamplona, Uniandina, San Martín y Udes), sino como otro instrumento de transformación social en una región que necesita población más y mejor capacitada.

Aunque los cupos inicialmente solo serán para cesarenses, hay gran reto para los estudiantes que deben alcanzar los mejores indicadores de calidad académica para ganarse un espacio en la apretada lista de admitidos.
Los educadores de nuestro departamento también tendrán que prepararse muy bien para aspirar a un cupo en la planta docente que se requiere, entre 16 y 28 profesionales. Sin embargo, las clases iniciarán con docentes ya vinculados a la institución y luego se abrirán las convocatorias para los nuevos.

Pero no todo es color de rosa. Hay que ponerle acelerador al transporte público para que se garantice la movilidad de los estudiantes y funcionarios. No está proyectada todavía una ruta de bus, lo cual tiene preocupados a los directivos de la Unal, teniendo en cuenta que de Valledupar a la universidad hay 9 kilómetros y del casco urbano de La Paz hay 2 kilómetros. 

De seguro que esa ruta no será problema, se superaron problemas más complejos y ya hay un claro camino hacia el desarrollo de la región a través de la educación de alta calidad.