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Editorial - 23 enero, 2019

A tomar consciencia tributaria

Luego de la sacudida que le dio al país la propuesta inicial de ley de financiamiento, los colombianos quedaron algo prevenidos con todo lo que tiene que ver con impuestos. Sin embargo, hay que dejar claro que los impuestos no son lesivos para las finanzas; por el contrario, cuando los impuestos se le retribuyan al contribuyente con obras e inversiones prioritarias, generen las condiciones para una mejor calidad de vida.

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Luego de la sacudida que le dio al país la propuesta inicial de ley de financiamiento, los colombianos quedaron algo prevenidos con todo lo que tiene que ver con impuestos. Sin embargo, hay que dejar claro que los impuestos no son lesivos para las finanzas; por el contrario, cuando los impuestos se le retribuyan al contribuyente con obras e inversiones prioritarias, generen las condiciones para una mejor calidad de vida.

Lo malo es el manejo incorrecto que se les da a los recursos públicos cuando se favorecen intereses particulares, y lo malo es no pagarlos. No obstante, hay quienes cuestionan esta última afirmación por los constantes beneficios, traducidos en descuentos y amnistías, que los entes territoriales le hacen a los mala paga. Por ejemplo: el Concejo de Valledupar, aprobó recientemente en primer debate descuentos del 70 % y 50 % de los intereses moratorios en pago de impuesto predial, ICA, valorización y multas de tránsito.
Lo anterior tiene varias interpretaciones, una de ellas es la resignación de la administración ante la falta de estrategias eficaces para el recaudo oportuno y la reducción de evasores, por lo que cualquier porcentaje que pueda recuperar de ese saldo rojo lo considera ganancia.

Compartimos la práctica del borrón y cuenta nueva, no es mala; lo malo es cuando se vuelve costumbre, cuando luego de haber sido amnistiado un contribuyente este vuelve a incurrir en mora, a la espera de otro beneficio.

Al análisis este asunto no hay que desconocer otros factores de fondo que inciden en el bajo recaudo tributario, como el desempleo y el gran cáncer que ha marcado la historia reciente de Colombia: la corrupción. Nueva Zelanda y Dinamarca son los países menos corruptos del mundo, según el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) 2016, que presentó Transparencia Internacional (TI). Obtuvieron 90 puntos sobre 100, que sería el nivel mínimo de corrupción que se puede tener. Completan las primeras posiciones del ranking Finlandia (89), Suecia (88), Suiza (86), Noruega (85), Singapur (84), Holanda (83), Canadá (82), y Alemania, Luxemburgo y el Reino Unido (81).

En esos países con menos índices de corrupción los contribuyentes son más cumplidos y por ende tienen sociedades más desarrolladas, con menores índices de pobreza. En ese sentido, la funcionarios públicos deben garantizar que la inversión de los recursos se haga de manera transparente y automáticamente estos se reflejarán en el bienestar del pueblo, y partiendo de esa premisa ya podemos explicar más fácilmente por qué Colombia es tan desigual, porque es el reflejo de una oscura y podrida corrupción que se ha enquistado en nuestra sociedad.

Debemos ser superiores al reto, debemos tomar consciencia de la importancia de la cultura tributaria.

Editorial
23 enero, 2019

A tomar consciencia tributaria

Luego de la sacudida que le dio al país la propuesta inicial de ley de financiamiento, los colombianos quedaron algo prevenidos con todo lo que tiene que ver con impuestos. Sin embargo, hay que dejar claro que los impuestos no son lesivos para las finanzas; por el contrario, cuando los impuestos se le retribuyan al contribuyente con obras e inversiones prioritarias, generen las condiciones para una mejor calidad de vida.


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Luego de la sacudida que le dio al país la propuesta inicial de ley de financiamiento, los colombianos quedaron algo prevenidos con todo lo que tiene que ver con impuestos. Sin embargo, hay que dejar claro que los impuestos no son lesivos para las finanzas; por el contrario, cuando los impuestos se le retribuyan al contribuyente con obras e inversiones prioritarias, generen las condiciones para una mejor calidad de vida.

Lo malo es el manejo incorrecto que se les da a los recursos públicos cuando se favorecen intereses particulares, y lo malo es no pagarlos. No obstante, hay quienes cuestionan esta última afirmación por los constantes beneficios, traducidos en descuentos y amnistías, que los entes territoriales le hacen a los mala paga. Por ejemplo: el Concejo de Valledupar, aprobó recientemente en primer debate descuentos del 70 % y 50 % de los intereses moratorios en pago de impuesto predial, ICA, valorización y multas de tránsito.
Lo anterior tiene varias interpretaciones, una de ellas es la resignación de la administración ante la falta de estrategias eficaces para el recaudo oportuno y la reducción de evasores, por lo que cualquier porcentaje que pueda recuperar de ese saldo rojo lo considera ganancia.

Compartimos la práctica del borrón y cuenta nueva, no es mala; lo malo es cuando se vuelve costumbre, cuando luego de haber sido amnistiado un contribuyente este vuelve a incurrir en mora, a la espera de otro beneficio.

Al análisis este asunto no hay que desconocer otros factores de fondo que inciden en el bajo recaudo tributario, como el desempleo y el gran cáncer que ha marcado la historia reciente de Colombia: la corrupción. Nueva Zelanda y Dinamarca son los países menos corruptos del mundo, según el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) 2016, que presentó Transparencia Internacional (TI). Obtuvieron 90 puntos sobre 100, que sería el nivel mínimo de corrupción que se puede tener. Completan las primeras posiciones del ranking Finlandia (89), Suecia (88), Suiza (86), Noruega (85), Singapur (84), Holanda (83), Canadá (82), y Alemania, Luxemburgo y el Reino Unido (81).

En esos países con menos índices de corrupción los contribuyentes son más cumplidos y por ende tienen sociedades más desarrolladas, con menores índices de pobreza. En ese sentido, la funcionarios públicos deben garantizar que la inversión de los recursos se haga de manera transparente y automáticamente estos se reflejarán en el bienestar del pueblo, y partiendo de esa premisa ya podemos explicar más fácilmente por qué Colombia es tan desigual, porque es el reflejo de una oscura y podrida corrupción que se ha enquistado en nuestra sociedad.

Debemos ser superiores al reto, debemos tomar consciencia de la importancia de la cultura tributaria.