El cuerpo humano es quizás la máquina menos imperfecta sobre la tierra. Es tal su cercanía a la perfección, que su anatomía y fisiología han servido como modelo para la creación de máquinas y aparatos como la maquinaria minera con largos y complejos brazos y gigantescos motores que se mueven rítmicamente, simulando al corazón humano. […]
El cuerpo humano es quizás la máquina menos imperfecta sobre la tierra. Es tal su cercanía a la perfección, que su anatomía y fisiología han servido como modelo para la creación de máquinas y aparatos como la maquinaria minera con largos y complejos brazos y gigantescos motores que se mueven rítmicamente, simulando al corazón humano.
Es tal la similitud con este tipo de maquinaria, que ambos posen la capacidad de trabajar sin parar y realizar actividades complejas. Otra similitud es que tanto en las máquinas mineras como en el cuerpo humano, existe la posibilidad de reparar partes desgastadas para así retomar su óptimo nivel de rendimiento. Sin embargo, la gran diferencia se encuentra en que no todas las piezas rotas del cuerpo humano pueden ser sustituidas más de una vez, o en su defecto, jamás podrán ser reemplazadas, como en contraste, sí se podría con la maquinaria minera.
Los movimientos repetitivos, característicos de los conductores de maquinaria pesada, así como las constantes vibraciones y la exposición continua a contaminantes producen un gran número de enfermedades de origen laboral que afectan la calidad de vida y la productividad de las personas ligadas a la minería.
Las vibraciones mecánicas procedentes de procesos motorizados que entran en el cuerpo a través de las manos se denominan vibraciones mano-brazo, y ocasionan el “Síndrome de la Vibración Mano-Brazo”, un grupo de signos y síntomas que causan trastornos vasculares, neurológicos y musculo-esqueléticos en los brazos como la constricción de vasos sanguíneos, deterioro de fibras nerviosas en los dedos, inflamación, dolor, disminución de la fuerza y dificultad en la ejecución de movimientos.
Otras alteraciones a largo plazo son la disminución auditiva progresiva por la exposición a ruidos fuertes y el aumento considerable de peso, que se relaciona al sedentarismo laboral, la hipertensión arterial, diabetes mellitus y enfermedades cardiacas y metabólicas.
Sin embargo, las enfermedades más comunes e incapacitantes son las relacionadas con la columna vertebral como producto de la exposición crónica a vibraciones de cuerpo entero, que resultan en alteraciones de los discos vertebrales (almohadillas que separan las vértebras de la columna y permiten los movimientos de esta), y conllevan a la aparición de hernias discales, salida del núcleo y degeneración discal que se manifiestan como dolores punzantes e intensos, limitaciones de las actividades diarias e incluso incapacidad funcional permanente.
Lo cierto, es que muchas de la personas asociadas a labores con maquinaria pesada, presentan alteraciones de salud que evolucionan a enfermedades crónicas, las cuales limitan su calidad de vida y funcionalidad laboral, llegándose a encontrar personas de rondan los treinta o cuarenta años de edad con enfermedades significativas que acusan la visita constante a los servicios de urgencias y quienes francamente tienen una resto de vida limitado por sus patologías laborales.
El cuerpo humano es quizás la máquina menos imperfecta sobre la tierra. Es tal su cercanía a la perfección, que su anatomía y fisiología han servido como modelo para la creación de máquinas y aparatos como la maquinaria minera con largos y complejos brazos y gigantescos motores que se mueven rítmicamente, simulando al corazón humano. […]
El cuerpo humano es quizás la máquina menos imperfecta sobre la tierra. Es tal su cercanía a la perfección, que su anatomía y fisiología han servido como modelo para la creación de máquinas y aparatos como la maquinaria minera con largos y complejos brazos y gigantescos motores que se mueven rítmicamente, simulando al corazón humano.
Es tal la similitud con este tipo de maquinaria, que ambos posen la capacidad de trabajar sin parar y realizar actividades complejas. Otra similitud es que tanto en las máquinas mineras como en el cuerpo humano, existe la posibilidad de reparar partes desgastadas para así retomar su óptimo nivel de rendimiento. Sin embargo, la gran diferencia se encuentra en que no todas las piezas rotas del cuerpo humano pueden ser sustituidas más de una vez, o en su defecto, jamás podrán ser reemplazadas, como en contraste, sí se podría con la maquinaria minera.
Los movimientos repetitivos, característicos de los conductores de maquinaria pesada, así como las constantes vibraciones y la exposición continua a contaminantes producen un gran número de enfermedades de origen laboral que afectan la calidad de vida y la productividad de las personas ligadas a la minería.
Las vibraciones mecánicas procedentes de procesos motorizados que entran en el cuerpo a través de las manos se denominan vibraciones mano-brazo, y ocasionan el “Síndrome de la Vibración Mano-Brazo”, un grupo de signos y síntomas que causan trastornos vasculares, neurológicos y musculo-esqueléticos en los brazos como la constricción de vasos sanguíneos, deterioro de fibras nerviosas en los dedos, inflamación, dolor, disminución de la fuerza y dificultad en la ejecución de movimientos.
Otras alteraciones a largo plazo son la disminución auditiva progresiva por la exposición a ruidos fuertes y el aumento considerable de peso, que se relaciona al sedentarismo laboral, la hipertensión arterial, diabetes mellitus y enfermedades cardiacas y metabólicas.
Sin embargo, las enfermedades más comunes e incapacitantes son las relacionadas con la columna vertebral como producto de la exposición crónica a vibraciones de cuerpo entero, que resultan en alteraciones de los discos vertebrales (almohadillas que separan las vértebras de la columna y permiten los movimientos de esta), y conllevan a la aparición de hernias discales, salida del núcleo y degeneración discal que se manifiestan como dolores punzantes e intensos, limitaciones de las actividades diarias e incluso incapacidad funcional permanente.
Lo cierto, es que muchas de la personas asociadas a labores con maquinaria pesada, presentan alteraciones de salud que evolucionan a enfermedades crónicas, las cuales limitan su calidad de vida y funcionalidad laboral, llegándose a encontrar personas de rondan los treinta o cuarenta años de edad con enfermedades significativas que acusan la visita constante a los servicios de urgencias y quienes francamente tienen una resto de vida limitado por sus patologías laborales.