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Columnista - 31 diciembre, 2018

Increíble, la vida por un celular

Es condenable que atracadores, por apropiarse de un celular, dinero o cualquier elemento personal, asesinen a sus víctimas. En plenas celebraciones decembrinas y una vez más los colombianos  nos enteramos  de la absurda  muerte del joven William Alexander Lozano Amado por robarle un celular durante  hechos ocurridos en el sector de Chapinero, en Bogotá. Estos hechos […]

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Es condenable que atracadores, por apropiarse de un celular, dinero o cualquier elemento personal, asesinen a sus víctimas.

En plenas celebraciones decembrinas y una vez más los colombianos  nos enteramos  de la absurda  muerte del joven William Alexander Lozano Amado por robarle un celular durante  hechos ocurridos en el sector de Chapinero, en Bogotá.

Estos hechos delictivos ocurren principalmente en la capital colombiana donde se palpa una ciudad  en que impera la inseguridad en todos los sectores debido a que se disminuyeron las zonas del consumo de drogas alucinógenas, como la calle del Bronx,  pero el problema se expandió por todo la ciudad, que es considerada la metrópoli de las oportunidades y de todos.

La muerte de este  joven  ingeniero bogotano, de apenas 27 años de vida,   se constituye en un  asesinato más como todos los que ocurren en alguna calle de Bogotá o en cualquiera de   las ciudades colombianas, por robar un teléfono celular o cualquier baratija.

Es condenable que atracadores, por apropiarse de dinero,  celulares y  elementos personales, asesinen a sus víctimas; estos hechos  deben ser condenados ejemplarmente por la justicia y  toda la ciudadanía.

Los antisociales que asesinan a sus víctimas  lo que merecen es la cárcel de por vida y que la sociedad los califique como la peor de las lacras existentes porque  un individuo que somete a una  persona hasta la muerte con el propósito de robarle es un sujeto depravado y malvado.

Por Jorge Enrique Giraldo

Columnista
31 diciembre, 2018

Increíble, la vida por un celular

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jorge Giraldo Acevedo

Es condenable que atracadores, por apropiarse de un celular, dinero o cualquier elemento personal, asesinen a sus víctimas. En plenas celebraciones decembrinas y una vez más los colombianos  nos enteramos  de la absurda  muerte del joven William Alexander Lozano Amado por robarle un celular durante  hechos ocurridos en el sector de Chapinero, en Bogotá. Estos hechos […]


Es condenable que atracadores, por apropiarse de un celular, dinero o cualquier elemento personal, asesinen a sus víctimas.

En plenas celebraciones decembrinas y una vez más los colombianos  nos enteramos  de la absurda  muerte del joven William Alexander Lozano Amado por robarle un celular durante  hechos ocurridos en el sector de Chapinero, en Bogotá.

Estos hechos delictivos ocurren principalmente en la capital colombiana donde se palpa una ciudad  en que impera la inseguridad en todos los sectores debido a que se disminuyeron las zonas del consumo de drogas alucinógenas, como la calle del Bronx,  pero el problema se expandió por todo la ciudad, que es considerada la metrópoli de las oportunidades y de todos.

La muerte de este  joven  ingeniero bogotano, de apenas 27 años de vida,   se constituye en un  asesinato más como todos los que ocurren en alguna calle de Bogotá o en cualquiera de   las ciudades colombianas, por robar un teléfono celular o cualquier baratija.

Es condenable que atracadores, por apropiarse de dinero,  celulares y  elementos personales, asesinen a sus víctimas; estos hechos  deben ser condenados ejemplarmente por la justicia y  toda la ciudadanía.

Los antisociales que asesinan a sus víctimas  lo que merecen es la cárcel de por vida y que la sociedad los califique como la peor de las lacras existentes porque  un individuo que somete a una  persona hasta la muerte con el propósito de robarle es un sujeto depravado y malvado.

Por Jorge Enrique Giraldo