Dentro de pocos días, tendremos un nuevo año, en donde sin lugar a dudas, podemos esperar algunas cosas del presidente Duque basándonos en lo que ha hecho hasta el momento, para empezar hay altas probabilidades que no se llegue a un acuerdo con el ELN y que contrario a esto, la política de “el que […]
Dentro de pocos días, tendremos un nuevo año, en donde sin lugar a dudas, podemos esperar algunas cosas del presidente Duque basándonos en lo que ha hecho hasta el momento, para empezar hay altas probabilidades que no se llegue a un acuerdo con el ELN y que contrario a esto, la política de “el que la hace la paga” se mantenga hacia los Grupos Armados Organizados Residuales (GAOR), que por otra parte, irán aumentando progresivamente, teniendo un año probablemente con altos índices de violencia. Está política, que se asemeja mucho a la del senador Uribe en su época como presidente, de “mano dura”, se seguirá aplicando igualmente ante problemáticas sociales y de salud pública como las drogas.
En lo que respecta al Congreso, el presidente y sus ministros habrán recogido diversas experiencias que les permitirá, tener más triunfos, claro, deberán controlar sus propuestas, probablemente esto ocurra luego de las elecciones regionales del próximo año, motivo por el cuál muchos congresistas prefieren no apoyar medidas impopulares o que generan inconformidad en el electorado, pero como hemos visto, los proyectos hasta ahora presentados por el presidente, son más discutibles que viables, tanto por sus impactos, como por los beneficios detrás de cada propuesta a diferentes sectores ya privilegiados. Algunos ejemplos son: el ajuste a la JEP, la reforma tributaria y la ley de financiamiento, que respectivamente, incluyen medidas agresivas como, la unificación de cortes, la elección del fiscal por parte del presidente, concesiones de impuestos para empresas, soportando la mayor carga del déficit fiscal sobre el pueblo. Estas medidas generarían impactos negativos y estructurales, ante la justicia y la equidad social del país. Es probable que las propuestas desaforadas de Duque sean a causa de, una inexistente o equivoca evaluación de los impactos de cada resultado de sus políticas y también del desconocimiento histórico, a nivel social, cultural, económico y político del país.
En temas de paz, el presidente Duque sabe que debe responder por la implementación del acuerdo, esperemos que le apueste más a la sustitución de cultivos que a la erradicación y fumigación, además, que utilice su economía naranja para promover el campo y los diferentes emprendimientos, que luego del conflicto, muchos querrán sumarse, aunque probablemente esto se tardará.
A grandes rasgos, Duque ha demostrado que respeta la autoridad del Congreso, que en últimas son los representantes del pueblo, aceptando críticas y permitiendo intrínsecamente que haya un verdadero control a las decisiones que tome como jefe de Estado, todo, con el objetivo del desarrollo del país y el bienestar de su población. De ser así, no estamos tan mal, dependemos principalmente de las intenciones e intereses de nuestro congreso, los cuales deben recordar que su buen actuar va más allá de las elecciones.
Por Oscar Sierra
Dentro de pocos días, tendremos un nuevo año, en donde sin lugar a dudas, podemos esperar algunas cosas del presidente Duque basándonos en lo que ha hecho hasta el momento, para empezar hay altas probabilidades que no se llegue a un acuerdo con el ELN y que contrario a esto, la política de “el que […]
Dentro de pocos días, tendremos un nuevo año, en donde sin lugar a dudas, podemos esperar algunas cosas del presidente Duque basándonos en lo que ha hecho hasta el momento, para empezar hay altas probabilidades que no se llegue a un acuerdo con el ELN y que contrario a esto, la política de “el que la hace la paga” se mantenga hacia los Grupos Armados Organizados Residuales (GAOR), que por otra parte, irán aumentando progresivamente, teniendo un año probablemente con altos índices de violencia. Está política, que se asemeja mucho a la del senador Uribe en su época como presidente, de “mano dura”, se seguirá aplicando igualmente ante problemáticas sociales y de salud pública como las drogas.
En lo que respecta al Congreso, el presidente y sus ministros habrán recogido diversas experiencias que les permitirá, tener más triunfos, claro, deberán controlar sus propuestas, probablemente esto ocurra luego de las elecciones regionales del próximo año, motivo por el cuál muchos congresistas prefieren no apoyar medidas impopulares o que generan inconformidad en el electorado, pero como hemos visto, los proyectos hasta ahora presentados por el presidente, son más discutibles que viables, tanto por sus impactos, como por los beneficios detrás de cada propuesta a diferentes sectores ya privilegiados. Algunos ejemplos son: el ajuste a la JEP, la reforma tributaria y la ley de financiamiento, que respectivamente, incluyen medidas agresivas como, la unificación de cortes, la elección del fiscal por parte del presidente, concesiones de impuestos para empresas, soportando la mayor carga del déficit fiscal sobre el pueblo. Estas medidas generarían impactos negativos y estructurales, ante la justicia y la equidad social del país. Es probable que las propuestas desaforadas de Duque sean a causa de, una inexistente o equivoca evaluación de los impactos de cada resultado de sus políticas y también del desconocimiento histórico, a nivel social, cultural, económico y político del país.
En temas de paz, el presidente Duque sabe que debe responder por la implementación del acuerdo, esperemos que le apueste más a la sustitución de cultivos que a la erradicación y fumigación, además, que utilice su economía naranja para promover el campo y los diferentes emprendimientos, que luego del conflicto, muchos querrán sumarse, aunque probablemente esto se tardará.
A grandes rasgos, Duque ha demostrado que respeta la autoridad del Congreso, que en últimas son los representantes del pueblo, aceptando críticas y permitiendo intrínsecamente que haya un verdadero control a las decisiones que tome como jefe de Estado, todo, con el objetivo del desarrollo del país y el bienestar de su población. De ser así, no estamos tan mal, dependemos principalmente de las intenciones e intereses de nuestro congreso, los cuales deben recordar que su buen actuar va más allá de las elecciones.
Por Oscar Sierra