El título de esta columna es tomado del libro que se será presentado en el conversatorio ‘60 años de creación del corregimiento de Mariangola’, el próximo sábado, 10 de noviembre a las 8.30 a.m., como apertura de la XV versión del ‘Festival Fundación Tierra del Cachaquito’ que es en homenaje al sexagésimo aniversario del corregimiento. […]
El título de esta columna es tomado del libro que se será presentado en el conversatorio ‘60 años de creación del corregimiento de Mariangola’, el próximo sábado, 10 de noviembre a las 8.30 a.m., como apertura de la XV versión del ‘Festival Fundación Tierra del Cachaquito’ que es en homenaje al sexagésimo aniversario del corregimiento.
El libro es una mirada poética a Mariangola. Inicia con una breve reseña de los orígenes de los hatos ganaderos y de los primeros pobladores que eran trabajadores de las haciendas cercanas. Enseguida mi padre Eleuterio Atuesta, impresionado con el imponente cerro de Lavé, escribe: “Bello pedestal es su cabeza/ su silueta emblema la victoria/ como rey custodia a Mariangola/ del infinito ángel con trompeta”.
Luego unos poemas de mi autoría, que son evocaciones al patio materno, a la vigilancia mítica del cucarachero, a la quietud ancestral del tamarindo que hace lloviznar la piel en la nostalgia. Sigue Dimas Durán, el mariangolero que en los veleros de Venecia brindó por el barítono romance del vino en los labios de su amada. Robinson Ariza, en el vientre azul de la Nevada ve nacer la sinfonía trasparente del río que baña el corazón de las sabanas. Alba Lizarazo, nos regala esta copla: “Momentos de mi niñez/ evoca mi pensamiento/ la tibieza de tu suelo / el suave rugir del viento”.
La parte central del libro, por su significado pedagógico, es la presencia de estudiantes del colegio Rodolfo Castro y de la escuela Juana de Atuesta: sus versos desfilan como racimos colgantes en las ramas luminosas del amor y de los sueños. Eylin Herrera, dice: “Soy viajera del tiempo/ pero sólo encuentro una hoja en blanco/ que aquella mañana dejaste sin decir adiós”. Nos sorprenden los estudiantes Keyler Barreto Ospino con el cuento ‘El cuadernillo y el lápiz mágico’ y Carlos Villazón Pushaina, con ‘El cerdito manchitas’.
Desde aquí mi invitación especial para los estudiantes que valoren estas publicaciones, y se acerquen y disfruten del poder de la lectura que abre las puertas de la imaginación, desarrolla la inteligencia y brinda opciones para mejorar la calidad de vida. Que aprovechen al máximo su tiempo. Pronto vendrán nuevos poetas y escritores mariangoleros.
La edición de este libro fue posible por el apoyo de estas personas solidarias con la cultura: Ernesto Orozco, Jesualdo Morelli, Juan Carlos Castro, Juan “El Toto” Ochoa, Leonardo De la Rosa, Yesith Triana y Belky Josefina Salas. Para ellos y para todos los que participaron, mis agradecimientos.
Por José Atuesta Mindiola
El título de esta columna es tomado del libro que se será presentado en el conversatorio ‘60 años de creación del corregimiento de Mariangola’, el próximo sábado, 10 de noviembre a las 8.30 a.m., como apertura de la XV versión del ‘Festival Fundación Tierra del Cachaquito’ que es en homenaje al sexagésimo aniversario del corregimiento. […]
El título de esta columna es tomado del libro que se será presentado en el conversatorio ‘60 años de creación del corregimiento de Mariangola’, el próximo sábado, 10 de noviembre a las 8.30 a.m., como apertura de la XV versión del ‘Festival Fundación Tierra del Cachaquito’ que es en homenaje al sexagésimo aniversario del corregimiento.
El libro es una mirada poética a Mariangola. Inicia con una breve reseña de los orígenes de los hatos ganaderos y de los primeros pobladores que eran trabajadores de las haciendas cercanas. Enseguida mi padre Eleuterio Atuesta, impresionado con el imponente cerro de Lavé, escribe: “Bello pedestal es su cabeza/ su silueta emblema la victoria/ como rey custodia a Mariangola/ del infinito ángel con trompeta”.
Luego unos poemas de mi autoría, que son evocaciones al patio materno, a la vigilancia mítica del cucarachero, a la quietud ancestral del tamarindo que hace lloviznar la piel en la nostalgia. Sigue Dimas Durán, el mariangolero que en los veleros de Venecia brindó por el barítono romance del vino en los labios de su amada. Robinson Ariza, en el vientre azul de la Nevada ve nacer la sinfonía trasparente del río que baña el corazón de las sabanas. Alba Lizarazo, nos regala esta copla: “Momentos de mi niñez/ evoca mi pensamiento/ la tibieza de tu suelo / el suave rugir del viento”.
La parte central del libro, por su significado pedagógico, es la presencia de estudiantes del colegio Rodolfo Castro y de la escuela Juana de Atuesta: sus versos desfilan como racimos colgantes en las ramas luminosas del amor y de los sueños. Eylin Herrera, dice: “Soy viajera del tiempo/ pero sólo encuentro una hoja en blanco/ que aquella mañana dejaste sin decir adiós”. Nos sorprenden los estudiantes Keyler Barreto Ospino con el cuento ‘El cuadernillo y el lápiz mágico’ y Carlos Villazón Pushaina, con ‘El cerdito manchitas’.
Desde aquí mi invitación especial para los estudiantes que valoren estas publicaciones, y se acerquen y disfruten del poder de la lectura que abre las puertas de la imaginación, desarrolla la inteligencia y brinda opciones para mejorar la calidad de vida. Que aprovechen al máximo su tiempo. Pronto vendrán nuevos poetas y escritores mariangoleros.
La edición de este libro fue posible por el apoyo de estas personas solidarias con la cultura: Ernesto Orozco, Jesualdo Morelli, Juan Carlos Castro, Juan “El Toto” Ochoa, Leonardo De la Rosa, Yesith Triana y Belky Josefina Salas. Para ellos y para todos los que participaron, mis agradecimientos.
Por José Atuesta Mindiola