Cerca de 645 jóvenes y adolescentes con síndrome de Down, también conocido como el Trisomía 21, de 14 delegaciones de 13 diferentes departamentos como Atlántico, La Guajira, Magdalena, Norte de Santander, Cundinamarca, 15 municipios del Cesar y una delegación de México, se entremezclan durante varios días para intercambiar sonrisas y talentos.
En medio de los premios y sonrisas de la III Olimpiadas Iberoamericanas Fides del Caribe existen historias que valen la pena contar. Bajo una carpa del Complejo de Tenis de Valledupar, la protagonista de esta página se esconde del sol del mediodía. Es una niña de 27 años. Sale de la carpa para contarnos su historia, sin embargo, antes de cualquier palabra, Yulieth Yohana García obsequia una sonrisa.
Nació con un cromosoma extra, o síndrome de Down, que impide el completo desarrollo intelectual. No es una enfermedad, es una alteración que cada persona vive diferente. En el caso de Yuliana su habla no es fluida; se esfuerza antes de hacerlo y alza el tono de su voz sin querer cuando fluye una palabra. Siempre lo intenta, cuando no quiere responde con una sonrisa.
Recién enterados de que un hijo vivirá siempre con un cromosoma más de los comunes 46, un miedo mezclado con la presunta incapacidad de no enseñarlo a ser independiente domina los nervios de cualquier padre, sumado al interrogante de cómo ofrecerle una vida normal por encima de una alteración genética. Con Yulieth lo lograron. El desafío de cursar bachillerato en una escuela secular sin las condiciones particulares para su desarrollo hizo de su personalidad una fortaleza.
Es la más pequeña de la casa. La última de seis hermanas. “Ella es como la hija de todas, es nuestro orgullo”, contó su hermana. Aunque la mayor parte del día hay una sonrisa entre sus pequeños ojos y su nariz chata, su hermana antepone la responsabilidad y organización por encima de otros valores.
Es como un pequeño vaso de 1.55 metros dispuesto a llenarse de conocimiento, por eso, transcribe textos que le gustan en su computador.
Diseñar sonrisas
“Portafolio” es de las pocas palabras claras que dice sin pausa. Justo, porque dentro de un portafolio guarda diseños de vestidos, faldas y blusas empezados mientras estudiaba Diseño de modas en Uparsistem. “Ella solo dibuja porque le teme a las agujas de las máquinas”, complementó su hermana.
Junto a Yulieth, decenas de competidores con síndrome de Down participan en las III olimpiadas Iberoamericanas del Caribe desarrolladas por la Gobernación del Cesar desde el miércoles 3 de octubre hasta el viernes 5. Con las olimpiadas, en las que todos son campeones, como Yulieth, muchos pueden compartir con personas de su condición. Cerca de 645 jóvenes y adolescentes de 14 delegaciones de 13 diferentes departamentos como Atlántico, Guajira, Magdalena, Norte de Santander y una de México se entremezclan durante varios días para intercambiar sonrisas y talentos. “Excelente, muy contenta”, es la corta respuesta de Yulieth.
Fundación de amor
Hoy 6 de octubre la fundación Funcedown cumple 18 años. Solangel Saurith es la líder de las 8 madres que se unieron a inicios del siglo para hacer más fácil la vida de sus hijos con síndrome de Down. “Empecé por mi hijo primeramente, pero ahora lo hago por amor a todos”, aseguró Solangel. Ella encabeza junto a 27 madres una delegación de Valledupar.
Oscar Alberto Ballestas es el tercer hijo de Solangel. Fanatico del acordeón, el vallenato y de Silvestre Dangónd. “Aprendió a tocar en la acordeón de su hermano mientras él se iba para el colegio”, comentó Solangel. No pierde la oportunidad para pedir una foto mientras posa imitando el popular pase de Silvestre.
Se ajusta al tiempo y la melodía, lo intenta por encima de sus limitaciones vocales. Canta ‘La Gringa’, canción grabada en el 2011 por Silvestre Dangónd y Juancho De la Espriella. Por la música abandonó el estudio. “No, la música”, responde, a la vez que su mamá explica que se retiró en primero de bachillerato para dedicarse a aprender a tocar la acordeón.
En la presente edición obtuvo el primer lugar en las competencias de tenis, sin embargo, su afición es el ciclismo, con el que ganó una medalla de oro en Córdoba, Argentina.
La semana más especial del año
La secretaria departamental de Recreación y Deporte, calificó esta semana como “la más especial del año”. “Es increíble lo que ellos inspiran, siempre con una sonrisa”, señaló Yenny Alcocer Plaza.
Dentro de las carpas y los arboles que empiezan a dar sombra del Complejo de Tenis, sede de las olimpiadas, bailaban, coloreaban y compartían la inocente alegría de haber recibido medallas por atreverse a competir.
Cerca de 645 jóvenes y adolescentes con síndrome de Down, también conocido como el Trisomía 21, de 14 delegaciones de 13 diferentes departamentos como Atlántico, La Guajira, Magdalena, Norte de Santander, Cundinamarca, 15 municipios del Cesar y una delegación de México, se entremezclan durante varios días para intercambiar sonrisas y talentos.
En medio de los premios y sonrisas de la III Olimpiadas Iberoamericanas Fides del Caribe existen historias que valen la pena contar. Bajo una carpa del Complejo de Tenis de Valledupar, la protagonista de esta página se esconde del sol del mediodía. Es una niña de 27 años. Sale de la carpa para contarnos su historia, sin embargo, antes de cualquier palabra, Yulieth Yohana García obsequia una sonrisa.
Nació con un cromosoma extra, o síndrome de Down, que impide el completo desarrollo intelectual. No es una enfermedad, es una alteración que cada persona vive diferente. En el caso de Yuliana su habla no es fluida; se esfuerza antes de hacerlo y alza el tono de su voz sin querer cuando fluye una palabra. Siempre lo intenta, cuando no quiere responde con una sonrisa.
Recién enterados de que un hijo vivirá siempre con un cromosoma más de los comunes 46, un miedo mezclado con la presunta incapacidad de no enseñarlo a ser independiente domina los nervios de cualquier padre, sumado al interrogante de cómo ofrecerle una vida normal por encima de una alteración genética. Con Yulieth lo lograron. El desafío de cursar bachillerato en una escuela secular sin las condiciones particulares para su desarrollo hizo de su personalidad una fortaleza.
Es la más pequeña de la casa. La última de seis hermanas. “Ella es como la hija de todas, es nuestro orgullo”, contó su hermana. Aunque la mayor parte del día hay una sonrisa entre sus pequeños ojos y su nariz chata, su hermana antepone la responsabilidad y organización por encima de otros valores.
Es como un pequeño vaso de 1.55 metros dispuesto a llenarse de conocimiento, por eso, transcribe textos que le gustan en su computador.
Diseñar sonrisas
“Portafolio” es de las pocas palabras claras que dice sin pausa. Justo, porque dentro de un portafolio guarda diseños de vestidos, faldas y blusas empezados mientras estudiaba Diseño de modas en Uparsistem. “Ella solo dibuja porque le teme a las agujas de las máquinas”, complementó su hermana.
Junto a Yulieth, decenas de competidores con síndrome de Down participan en las III olimpiadas Iberoamericanas del Caribe desarrolladas por la Gobernación del Cesar desde el miércoles 3 de octubre hasta el viernes 5. Con las olimpiadas, en las que todos son campeones, como Yulieth, muchos pueden compartir con personas de su condición. Cerca de 645 jóvenes y adolescentes de 14 delegaciones de 13 diferentes departamentos como Atlántico, Guajira, Magdalena, Norte de Santander y una de México se entremezclan durante varios días para intercambiar sonrisas y talentos. “Excelente, muy contenta”, es la corta respuesta de Yulieth.
Fundación de amor
Hoy 6 de octubre la fundación Funcedown cumple 18 años. Solangel Saurith es la líder de las 8 madres que se unieron a inicios del siglo para hacer más fácil la vida de sus hijos con síndrome de Down. “Empecé por mi hijo primeramente, pero ahora lo hago por amor a todos”, aseguró Solangel. Ella encabeza junto a 27 madres una delegación de Valledupar.
Oscar Alberto Ballestas es el tercer hijo de Solangel. Fanatico del acordeón, el vallenato y de Silvestre Dangónd. “Aprendió a tocar en la acordeón de su hermano mientras él se iba para el colegio”, comentó Solangel. No pierde la oportunidad para pedir una foto mientras posa imitando el popular pase de Silvestre.
Se ajusta al tiempo y la melodía, lo intenta por encima de sus limitaciones vocales. Canta ‘La Gringa’, canción grabada en el 2011 por Silvestre Dangónd y Juancho De la Espriella. Por la música abandonó el estudio. “No, la música”, responde, a la vez que su mamá explica que se retiró en primero de bachillerato para dedicarse a aprender a tocar la acordeón.
En la presente edición obtuvo el primer lugar en las competencias de tenis, sin embargo, su afición es el ciclismo, con el que ganó una medalla de oro en Córdoba, Argentina.
La semana más especial del año
La secretaria departamental de Recreación y Deporte, calificó esta semana como “la más especial del año”. “Es increíble lo que ellos inspiran, siempre con una sonrisa”, señaló Yenny Alcocer Plaza.
Dentro de las carpas y los arboles que empiezan a dar sombra del Complejo de Tenis, sede de las olimpiadas, bailaban, coloreaban y compartían la inocente alegría de haber recibido medallas por atreverse a competir.