Mientras que Carlos Julio Díaz, padre de Farid Díaz, alista el pick up que compró su hijo para épocas especiales, los Cuadrado Romero alistaban maletas para viajar a Rusia para estar cerca de su hijo, el tercer arquero de la Selección Colombia, José Fernando Cuadrado.
Sentimientos inéditos, una pasión indescriptible y una esperanza en común para dos familias vallenatas que esperan con ansias que ruede el balón en la Copa del Mundo.
Allí estarán sus hijos, sus hermanos, los vecinos de toda la vida, los hombres orgullos de un linaje escritos con nombre propio: Farid Díaz y José Fernando Cuadrado. Dos cesarenses que a miles de kilómetros de distancia tendrán el aliento y la fuerza de quienes comparten su sangre descendiente.
En el barrio Villa Miriam, la casa de Farid Díaz se convertirá en el fortín para los vecinos y familiares del lateral izquierdo de la Selección Colombia. “El Alcalde nos dijo que nos iba a colocar una pantalla gigante frente a la casa para el primer juego ante Japón, el jefe de prensa de la Alcaldía nos comunicó la idea. Acá estaremos listos para recibir a todo el que quiera ver el partido”, aseguró Carlos Julio Díaz, padre del jugador.
Una bandera de Colombia, un pick up champetero que el propio Farid Díaz compró para sus momentos de esparcimiento y una botella de licor serán los ingredientes que armarán la fiesta en un momento inédito para ellos.
En la cocina solo se escucha la voz de Lucelis, una de las hermanas de Farid Díaz. Su tono extrovertido refleja la felicidad por tener a un miembro de su familia en el máximo certamen deportivo del planeta. “Cuando llegó a la concentración sus compañeros lo recibieron con un cuadro con la fotografía de sus dos hijas: Valeria y Violeta, eso para él fue un detalle muy lindo, saber que los jugadores de la selección es una familia”, reconoció la mujer.
Pero ‘Cayo’, como apodan al papá del exjugador de Olimpia del Paraguay, es consciente de las emociones fuertes que amerita un partido de magnitud mundialista. “Yo peleo y me exalto demasiado cuando veo un partido de fútbol en donde juega mi hijo, discuto y polemizo, pero eso no más es durante los 90 minutos. Farid está feliz y contento por todo lo que está viviendo, pero a la vez sabe que es una responsabilidad muy grande. Siempre le hablo y le digo que Dios está sobre todas cosas”, aseguró Carlos Julio Díaz, mientras es arropado por la sombra de un árbol de maíz tostado ubicado frente a su residencia en el populoso sector de Villa Miriam.
Mientras el progenitor del lateral de la ‘tricolor’ se echa una partida de ‘siglo’ con sus vecinos, vaticina su suerte con una moneda de cien pesos que saca del bolsillo para seguir matando el ocio en medio del sol de mediodía. “Ese día sacaremos el pick up a la calle y no solo colocaremos champeta sino los clásicos de Diomedes para hacerle fuerza a Farid, esos son los tipos de música que a él le gustan”.
No faltarán los comentarios jocosos y chistosos de Stevenson Mindiola, un empedernido hincha de Junior y gran contradictor futbolístico de la casa Díaz Renals que seguramente se unirá al corazón de 45 millones de colombianos. “Yo siempre he sido hincha de Junior y siempre discuto con Carlos Julio porque él es de Nacional, claro ahí jugaba su hijo, pero ahora con el Mundial haremos fuerza por nuestro país”, aseguró Stevenson Mindiola, mientras servía un trago de whisky en la remodelada casa del jugador.
Mientras la familia de Farid Díaz alista las picadas y de pronto un “traguito regado”, como afirma don Carlos Julio, en casa de los Cuadrado Romero, en el barrio Garupal alistaban ayer sus maletas para viajar a Rusia para estar cerca de su hijo José Fernando, el tercer arquero de la Selección Colombia.
Invitados por la Federación Colombiana de Fútbol, el linaje primario del golero del Once Caldas, compuesto por José Francisco Cuadrado y doña Inocencia Romero, estarán cerca de su hijo en, tal vez, el reto más importante en su carrera deportiva.
“José está muy contento por este logro que no fue fácil, a ningún cobarde le hacen estatuas porque el mundo es de los atrevidos, enjundiosos los que perseveran, siempre que juega el Once Caldas lo vemos en familia, se sufre cuando se pierde y se disfruta cuando se gana, siempre lo encomendamos a Dios, esa es una costumbre familiar y así lo hemos hecho en todos los equipos en los que ha jugado nuestro hijo”, aseguró el hombre moreno y corpulento, contador público, catedrático en la Universidad de La Guajira y docente en el Instituto Tecnológico de San Juan del Cesar.
Apegado a la coherencia como docente y cabeza de su familia, el padre de José Fernando Cuadrado resalta las virtudes humanas de su hijo como heredando esa estirpe curtidos en valores provenientes de un educador de antaño. “Él siempre ocupó el primer lugar en el colegio, sus compañeros lo buscaban mucho, venían mucho a la casa para que José les explicara alguna tarea, tengo la impresión de que si no hubiera sido futbolista, hubiera estudiado odontología, es muy solidario con sus amigos, incluso cuando viene de vacaciones los reúne y les brinda cualquier cosa, él es un muchacho muy prudente al hablar”, reconoció.
NIBALDO BUSTAMANTE/ EL PILÓN
Mientras que Carlos Julio Díaz, padre de Farid Díaz, alista el pick up que compró su hijo para épocas especiales, los Cuadrado Romero alistaban maletas para viajar a Rusia para estar cerca de su hijo, el tercer arquero de la Selección Colombia, José Fernando Cuadrado.
Sentimientos inéditos, una pasión indescriptible y una esperanza en común para dos familias vallenatas que esperan con ansias que ruede el balón en la Copa del Mundo.
Allí estarán sus hijos, sus hermanos, los vecinos de toda la vida, los hombres orgullos de un linaje escritos con nombre propio: Farid Díaz y José Fernando Cuadrado. Dos cesarenses que a miles de kilómetros de distancia tendrán el aliento y la fuerza de quienes comparten su sangre descendiente.
En el barrio Villa Miriam, la casa de Farid Díaz se convertirá en el fortín para los vecinos y familiares del lateral izquierdo de la Selección Colombia. “El Alcalde nos dijo que nos iba a colocar una pantalla gigante frente a la casa para el primer juego ante Japón, el jefe de prensa de la Alcaldía nos comunicó la idea. Acá estaremos listos para recibir a todo el que quiera ver el partido”, aseguró Carlos Julio Díaz, padre del jugador.
Una bandera de Colombia, un pick up champetero que el propio Farid Díaz compró para sus momentos de esparcimiento y una botella de licor serán los ingredientes que armarán la fiesta en un momento inédito para ellos.
En la cocina solo se escucha la voz de Lucelis, una de las hermanas de Farid Díaz. Su tono extrovertido refleja la felicidad por tener a un miembro de su familia en el máximo certamen deportivo del planeta. “Cuando llegó a la concentración sus compañeros lo recibieron con un cuadro con la fotografía de sus dos hijas: Valeria y Violeta, eso para él fue un detalle muy lindo, saber que los jugadores de la selección es una familia”, reconoció la mujer.
Pero ‘Cayo’, como apodan al papá del exjugador de Olimpia del Paraguay, es consciente de las emociones fuertes que amerita un partido de magnitud mundialista. “Yo peleo y me exalto demasiado cuando veo un partido de fútbol en donde juega mi hijo, discuto y polemizo, pero eso no más es durante los 90 minutos. Farid está feliz y contento por todo lo que está viviendo, pero a la vez sabe que es una responsabilidad muy grande. Siempre le hablo y le digo que Dios está sobre todas cosas”, aseguró Carlos Julio Díaz, mientras es arropado por la sombra de un árbol de maíz tostado ubicado frente a su residencia en el populoso sector de Villa Miriam.
Mientras el progenitor del lateral de la ‘tricolor’ se echa una partida de ‘siglo’ con sus vecinos, vaticina su suerte con una moneda de cien pesos que saca del bolsillo para seguir matando el ocio en medio del sol de mediodía. “Ese día sacaremos el pick up a la calle y no solo colocaremos champeta sino los clásicos de Diomedes para hacerle fuerza a Farid, esos son los tipos de música que a él le gustan”.
No faltarán los comentarios jocosos y chistosos de Stevenson Mindiola, un empedernido hincha de Junior y gran contradictor futbolístico de la casa Díaz Renals que seguramente se unirá al corazón de 45 millones de colombianos. “Yo siempre he sido hincha de Junior y siempre discuto con Carlos Julio porque él es de Nacional, claro ahí jugaba su hijo, pero ahora con el Mundial haremos fuerza por nuestro país”, aseguró Stevenson Mindiola, mientras servía un trago de whisky en la remodelada casa del jugador.
Mientras la familia de Farid Díaz alista las picadas y de pronto un “traguito regado”, como afirma don Carlos Julio, en casa de los Cuadrado Romero, en el barrio Garupal alistaban ayer sus maletas para viajar a Rusia para estar cerca de su hijo José Fernando, el tercer arquero de la Selección Colombia.
Invitados por la Federación Colombiana de Fútbol, el linaje primario del golero del Once Caldas, compuesto por José Francisco Cuadrado y doña Inocencia Romero, estarán cerca de su hijo en, tal vez, el reto más importante en su carrera deportiva.
“José está muy contento por este logro que no fue fácil, a ningún cobarde le hacen estatuas porque el mundo es de los atrevidos, enjundiosos los que perseveran, siempre que juega el Once Caldas lo vemos en familia, se sufre cuando se pierde y se disfruta cuando se gana, siempre lo encomendamos a Dios, esa es una costumbre familiar y así lo hemos hecho en todos los equipos en los que ha jugado nuestro hijo”, aseguró el hombre moreno y corpulento, contador público, catedrático en la Universidad de La Guajira y docente en el Instituto Tecnológico de San Juan del Cesar.
Apegado a la coherencia como docente y cabeza de su familia, el padre de José Fernando Cuadrado resalta las virtudes humanas de su hijo como heredando esa estirpe curtidos en valores provenientes de un educador de antaño. “Él siempre ocupó el primer lugar en el colegio, sus compañeros lo buscaban mucho, venían mucho a la casa para que José les explicara alguna tarea, tengo la impresión de que si no hubiera sido futbolista, hubiera estudiado odontología, es muy solidario con sus amigos, incluso cuando viene de vacaciones los reúne y les brinda cualquier cosa, él es un muchacho muy prudente al hablar”, reconoció.
NIBALDO BUSTAMANTE/ EL PILÓN