Por: JACOBO SOLANO CERCHIARO Dice un dicho que “camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”, y eso es precisamente lo que está pasando en el Partido Verde, no han logrado capitalizar su significativo potencial político, y se han dormido, con la confianza de ser la segunda fuerza electoral de Colombia, arrullados por el […]
Por: JACOBO SOLANO CERCHIARO
Dice un dicho que “camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”, y eso es precisamente lo que está pasando en el Partido Verde, no han logrado capitalizar su significativo potencial político, y se han dormido, con la confianza de ser la segunda fuerza electoral de Colombia, arrullados por el canto de los 3.600.000 votos que obtuvieron en las pasadas elecciones presidenciales, dejando de lado, que una corriente electoral se estructura no sólo con votos presidenciales, se necesita fuerza parlamentaria, que no tienen y presencia en las regiones, con cargos de elección popular, en la que tampoco están bien.
Después de la elecciones no han sabido traducir esa favorabilidad para organizar un proyecto político serio, viable y con futuro; han sido muy escasas las apariciones de sus líderes en el contexto político nacional, la reciente carta de Sergio Fajardo en la que pide celeridad y condiciones claras para su unión, no es más que el descontento del político antioqueño, frente a la forma en que los verdes han llevado las cosas: todo anda manga por hombro.
Algo predecible, teniendo en cuenta que este partido se armó sin plataforma, producto de una suma de emociones insatisfechas por algunas actuaciones del gobierno anterior.
Antanas Mockus, luego del colapso de la elecciones debía dar un paso al costado, puesto que, en gran parte, la derrota está relacionada con sus salidas en falso; además, cuenta con equipo de asesores que únicamente ven la política de acuerdo a su prisma y quieren mantener el poder de una colectividad fracturada en su interior. Razón tiene el Dr. Carlos Medellín, en una reciente columna de El Tiempo, al criticar su dirección colegiada y parlamentarizada, muy al estilo de los partidos tradicionales que tanto criticaban.
En los verdes deben tomar la vocería los que saben hacer política, con un carácter menos académico, que fue lo que le impregnó el profesor Mockus y que tan malos resultados le dio, a ver si logran llegar a la alcaldía de Bogotá, en cabeza de Peñaloza, que tiene buena opción, pero, si sigue como va, tendrá que resignar sus posibilidad ante la U que también la pretende.
En el Cesar, el caso no es menos caótico, el senador Félix Valera, que debía ser el encargado de organizar el grupo, no se ha pronunciado y después del fracaso no ha convocado una sola reunión y ha desperdiciado otras vertientes que se sumaron a la causa verde, pero que ahora se siente defraudados.
Casos como el de Compromiso Ciudadano, que algunos de sus integrantes fueron aislados y ahora andan dispersos, sin saber qué hacer. Tienen que cambiar la estrategia y buscar líderes en las bases, pero nada de eso están haciendo los verdes, al parecer, acuden a las mismas prácticas de la política tradicional y deducen que con eso, tienen garantizada la permanencia en el poder departamental y se pueden llevar una sorpresa.
Siendo realistas, parece que van rumbo al abismo, y como se ve el panorama, será muy difícil que se hagan a algunas alcaldías importantes, liquidando la ilusión de llegar a ser una alternativa de poder estructurada y le pasará igual que a muchos partidos en Colombia, que fueron arropados por esa ola de opinión que fluctúa entre una y otra elección presidencial, pero que normalmente no se mantiene.
Por: JACOBO SOLANO CERCHIARO Dice un dicho que “camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”, y eso es precisamente lo que está pasando en el Partido Verde, no han logrado capitalizar su significativo potencial político, y se han dormido, con la confianza de ser la segunda fuerza electoral de Colombia, arrullados por el […]
Por: JACOBO SOLANO CERCHIARO
Dice un dicho que “camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”, y eso es precisamente lo que está pasando en el Partido Verde, no han logrado capitalizar su significativo potencial político, y se han dormido, con la confianza de ser la segunda fuerza electoral de Colombia, arrullados por el canto de los 3.600.000 votos que obtuvieron en las pasadas elecciones presidenciales, dejando de lado, que una corriente electoral se estructura no sólo con votos presidenciales, se necesita fuerza parlamentaria, que no tienen y presencia en las regiones, con cargos de elección popular, en la que tampoco están bien.
Después de la elecciones no han sabido traducir esa favorabilidad para organizar un proyecto político serio, viable y con futuro; han sido muy escasas las apariciones de sus líderes en el contexto político nacional, la reciente carta de Sergio Fajardo en la que pide celeridad y condiciones claras para su unión, no es más que el descontento del político antioqueño, frente a la forma en que los verdes han llevado las cosas: todo anda manga por hombro.
Algo predecible, teniendo en cuenta que este partido se armó sin plataforma, producto de una suma de emociones insatisfechas por algunas actuaciones del gobierno anterior.
Antanas Mockus, luego del colapso de la elecciones debía dar un paso al costado, puesto que, en gran parte, la derrota está relacionada con sus salidas en falso; además, cuenta con equipo de asesores que únicamente ven la política de acuerdo a su prisma y quieren mantener el poder de una colectividad fracturada en su interior. Razón tiene el Dr. Carlos Medellín, en una reciente columna de El Tiempo, al criticar su dirección colegiada y parlamentarizada, muy al estilo de los partidos tradicionales que tanto criticaban.
En los verdes deben tomar la vocería los que saben hacer política, con un carácter menos académico, que fue lo que le impregnó el profesor Mockus y que tan malos resultados le dio, a ver si logran llegar a la alcaldía de Bogotá, en cabeza de Peñaloza, que tiene buena opción, pero, si sigue como va, tendrá que resignar sus posibilidad ante la U que también la pretende.
En el Cesar, el caso no es menos caótico, el senador Félix Valera, que debía ser el encargado de organizar el grupo, no se ha pronunciado y después del fracaso no ha convocado una sola reunión y ha desperdiciado otras vertientes que se sumaron a la causa verde, pero que ahora se siente defraudados.
Casos como el de Compromiso Ciudadano, que algunos de sus integrantes fueron aislados y ahora andan dispersos, sin saber qué hacer. Tienen que cambiar la estrategia y buscar líderes en las bases, pero nada de eso están haciendo los verdes, al parecer, acuden a las mismas prácticas de la política tradicional y deducen que con eso, tienen garantizada la permanencia en el poder departamental y se pueden llevar una sorpresa.
Siendo realistas, parece que van rumbo al abismo, y como se ve el panorama, será muy difícil que se hagan a algunas alcaldías importantes, liquidando la ilusión de llegar a ser una alternativa de poder estructurada y le pasará igual que a muchos partidos en Colombia, que fueron arropados por esa ola de opinión que fluctúa entre una y otra elección presidencial, pero que normalmente no se mantiene.