El docente universitario, ejercitado y diligente juez Germán Daza inició una experta disertación en la capacitación que se recibe en las instalaciones de la Cámara de Comercio de esta ciudad -en régimen de insolvencia para persona natural no comerciante- advirtiendo que le resultaba no solo grato sino de mucha valía que en este tipo de […]
El docente universitario, ejercitado y diligente juez Germán Daza inició una experta disertación en la capacitación que se recibe en las instalaciones de la Cámara de Comercio de esta ciudad -en régimen de insolvencia para persona natural no comerciante- advirtiendo que le resultaba no solo grato sino de mucha valía que en este tipo de encuentros académicos se utilice la valida opción de los profesionales de acá para fungir de conferencista y no solo (siempre acudir) a los profesionales de Bogotá.
También saludo la iniciativa. Siempre he venido de observar que parecería que, si los expositores, panelistas o conferencistas son de otra parte, especialmente de Bogotá, si vale la pena acudir a capacitaciones o actualizaciones académicas o a cursos, diplomados o postgrados. Una especie de simulado menosprecio a tanto idóneo y preparado profesional por estas latitudes. Con comprobada actitudes y aptitudes para roles de esta naturaleza.
Como viene de decirse, la Cámara de Comercio ha organizado un diplomado para habilitarnos a los actuales conciliadores en derecho como conciliadores en régimen de insolvencia de persona natural no comerciante. Estamos en esa capacitación y nos ha resultado placentero ver desfilar a profesionales de aquí como José Antonio Larrazábal, Jhon J. Díaz Carpio, Leovedis Martínez Durán interviniendo en los módulos que se han diseñado para adelantar la capacitación y habilitación. Asimismo, la docente Ema Molina Roys -quién simultáneamente se habilita como conciliadora en insolvencia- ocupó con especial destreza el rol de conferencista.
Así las cosas, en estos días me encontré con un exprocurador amigo quien hoy ejerce en el complejo y desafiante mundo de los mentideros judiciales como litigante y me comentó que recién se había especializado en derecho procesal penal. Y le pregunté ¿dónde? Y me contestó en el Externado, pero en Cartagena y enseguida (sin esperar ningún comentario) abrió desorbitadamente los ojos y con énfasis señaló: ´doc´ todos los profesores eran “de Bogotá”. -¡Qué tal!-
¿Y quién es el defensor de su hermano? Doctor un abogadazo´ porque imagínese es “de Bogotá”. Se va desarrollar un seminario o unas conferencias -pero figúrese profesor Hugo- que los expositores son todos o algunos de aquí. ¡Imagínese! -si
fueran de afuera`- vaya y venga. Y nos quieren obligar asistir a oír a los mismos con las mismas ¡ambùa pacha!
Habrá lecturas multiformes a lo que aquí se escribe, pero al margen del sensible cuidado que debe tenerse (para evitar regularzones) en la selección de quienes pueden ofertarse para los roles de capacitador o conferencista lo cierto es que en el valle hay bastante y suficiente profesional (magistrados, jueces, servidores públicos, docentes, litigantes) entrenados y adiestrados para esos menesteres. No solo con sólidas bases académicas sino con harta experiencia para con R. Dworkin aterrizar las nebulosas de los marcos teóricos con la dura realidad del mundo circundante. O, mejor dicho, la dialéctica de la teoría y la práctica desafía al buen expositor argumentado.
El docente universitario, ejercitado y diligente juez Germán Daza inició una experta disertación en la capacitación que se recibe en las instalaciones de la Cámara de Comercio de esta ciudad -en régimen de insolvencia para persona natural no comerciante- advirtiendo que le resultaba no solo grato sino de mucha valía que en este tipo de […]
El docente universitario, ejercitado y diligente juez Germán Daza inició una experta disertación en la capacitación que se recibe en las instalaciones de la Cámara de Comercio de esta ciudad -en régimen de insolvencia para persona natural no comerciante- advirtiendo que le resultaba no solo grato sino de mucha valía que en este tipo de encuentros académicos se utilice la valida opción de los profesionales de acá para fungir de conferencista y no solo (siempre acudir) a los profesionales de Bogotá.
También saludo la iniciativa. Siempre he venido de observar que parecería que, si los expositores, panelistas o conferencistas son de otra parte, especialmente de Bogotá, si vale la pena acudir a capacitaciones o actualizaciones académicas o a cursos, diplomados o postgrados. Una especie de simulado menosprecio a tanto idóneo y preparado profesional por estas latitudes. Con comprobada actitudes y aptitudes para roles de esta naturaleza.
Como viene de decirse, la Cámara de Comercio ha organizado un diplomado para habilitarnos a los actuales conciliadores en derecho como conciliadores en régimen de insolvencia de persona natural no comerciante. Estamos en esa capacitación y nos ha resultado placentero ver desfilar a profesionales de aquí como José Antonio Larrazábal, Jhon J. Díaz Carpio, Leovedis Martínez Durán interviniendo en los módulos que se han diseñado para adelantar la capacitación y habilitación. Asimismo, la docente Ema Molina Roys -quién simultáneamente se habilita como conciliadora en insolvencia- ocupó con especial destreza el rol de conferencista.
Así las cosas, en estos días me encontré con un exprocurador amigo quien hoy ejerce en el complejo y desafiante mundo de los mentideros judiciales como litigante y me comentó que recién se había especializado en derecho procesal penal. Y le pregunté ¿dónde? Y me contestó en el Externado, pero en Cartagena y enseguida (sin esperar ningún comentario) abrió desorbitadamente los ojos y con énfasis señaló: ´doc´ todos los profesores eran “de Bogotá”. -¡Qué tal!-
¿Y quién es el defensor de su hermano? Doctor un abogadazo´ porque imagínese es “de Bogotá”. Se va desarrollar un seminario o unas conferencias -pero figúrese profesor Hugo- que los expositores son todos o algunos de aquí. ¡Imagínese! -si
fueran de afuera`- vaya y venga. Y nos quieren obligar asistir a oír a los mismos con las mismas ¡ambùa pacha!
Habrá lecturas multiformes a lo que aquí se escribe, pero al margen del sensible cuidado que debe tenerse (para evitar regularzones) en la selección de quienes pueden ofertarse para los roles de capacitador o conferencista lo cierto es que en el valle hay bastante y suficiente profesional (magistrados, jueces, servidores públicos, docentes, litigantes) entrenados y adiestrados para esos menesteres. No solo con sólidas bases académicas sino con harta experiencia para con R. Dworkin aterrizar las nebulosas de los marcos teóricos con la dura realidad del mundo circundante. O, mejor dicho, la dialéctica de la teoría y la práctica desafía al buen expositor argumentado.