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Columnista - 15 mayo, 2018

Urge una reforma: problemas del Sistema Nacional de Regalías

El dedo en la llaga ha puesto la Contraloría General de la República en relación con la situación actual del Sistema Nacional de Regalías. Un estudio del organismo demuestra que el Sistema, así como está, sufre de muchos problemas como la dispersión de recursos, la lentitud en la ejecución, falta de transparencia, operación clientelista y […]

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El dedo en la llaga ha puesto la Contraloría General de la República en relación con la situación actual del Sistema Nacional de Regalías. Un estudio del organismo demuestra que el Sistema, así como está, sufre de muchos problemas como la dispersión de recursos, la lentitud en la ejecución, falta de transparencia, operación clientelista y – por eso mismo- está lejos de cumplir los objetivos que se buscaban cuando fue reformado en 2011.

En primer lugar, no se debe hablar de regalías; ese no es el mejor nombre para estos recursos; no se trata de ningún regalo, es una compensación que hacen las empresas multinacionales mineras por la explotación de unos recursos que son de la Nación, por norma constitucional, y la Nación los traslada a los departamentos y municipios.

Como se recordará, en 2011, al segundo año del gobierno de Juan Manuel Santos, se reformó el Sistema Nacional de Regalías, que antes canalizaba la mayor parte de los recursos a la Nación, los municipios y departamentos productores. El cambio fue para llevar parte de estos dineros a regiones no productoras. Había que “repartir la mermelada por toda la tostada”, dijo metafóricamente el Ministro de entonces, Juan Carlos Echeverry.

La figura de la mermelada, posteriormente, hizo carrera para referirse a los dineros con los cuales el ejecutivo “compra” la gobernabilidad de los congresistas. “Esto es una chequera en blanco para los gobiernos territoriales”, ha dicho Maya Villazón en un Foro sobre el tema organizado por la CGR y la Universidad Externado de Colombia.

Según los números de la Contraloría, y del propio Ministerio de Hacienda, entre 2011 y 2017, el Sistema manejó recursos aproximados a los 31,5 billones de pesos. De este total, se han diseñado y aprobado 12.420 proyectos, en los cuales se han invertido cerca del 72 por ciento de los recursos; están en ejecución un 20 por ciento de los recursos y falta por contratar un 8 por ciento restante.

El Minhacienda responde: “…este sistema es mil veces mejor que el anterior”, argumentando que se ha avanzado en equidad regional. No obstante, reconoce que hay problemas y que estos se deben subsanar.

Analistas independientes como Guillermo Perry Rubio, exministro de Minas y también de Hacienda, considera que el sistema como está no está operando bien y que se le deben hacer reformas de fondo, para focalizar los recursos en proyectos de mayor impacto en el desarrollo regional, darle un manejo más técnico y alejarlos de la tentación del clientelismo de las regiones, hacerlo más ágil y transparente.
El debate es pertinente, este será otro “chicharroncito” que le tocará al próximo gobierno y al próximo Congreso de la República. El Sistema de las mal llamadas regalías debe ser blindado de la corrupción y el clientelismo, pero en lugar de destinar miles de millones a pequeños proyectos, debería destinarse a obras de mayor impacto en el desarrollo regional. No más a las inversiones en parquecitos, escenarios deportivos y culturales, y otras obras de cemento que ya sabemos a quienes benefician y en que bolsillos se quedan.

Comunicador. Magister en Economía.

Columnista
15 mayo, 2018

Urge una reforma: problemas del Sistema Nacional de Regalías

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Carlos Alberto Maestre

El dedo en la llaga ha puesto la Contraloría General de la República en relación con la situación actual del Sistema Nacional de Regalías. Un estudio del organismo demuestra que el Sistema, así como está, sufre de muchos problemas como la dispersión de recursos, la lentitud en la ejecución, falta de transparencia, operación clientelista y […]


El dedo en la llaga ha puesto la Contraloría General de la República en relación con la situación actual del Sistema Nacional de Regalías. Un estudio del organismo demuestra que el Sistema, así como está, sufre de muchos problemas como la dispersión de recursos, la lentitud en la ejecución, falta de transparencia, operación clientelista y – por eso mismo- está lejos de cumplir los objetivos que se buscaban cuando fue reformado en 2011.

En primer lugar, no se debe hablar de regalías; ese no es el mejor nombre para estos recursos; no se trata de ningún regalo, es una compensación que hacen las empresas multinacionales mineras por la explotación de unos recursos que son de la Nación, por norma constitucional, y la Nación los traslada a los departamentos y municipios.

Como se recordará, en 2011, al segundo año del gobierno de Juan Manuel Santos, se reformó el Sistema Nacional de Regalías, que antes canalizaba la mayor parte de los recursos a la Nación, los municipios y departamentos productores. El cambio fue para llevar parte de estos dineros a regiones no productoras. Había que “repartir la mermelada por toda la tostada”, dijo metafóricamente el Ministro de entonces, Juan Carlos Echeverry.

La figura de la mermelada, posteriormente, hizo carrera para referirse a los dineros con los cuales el ejecutivo “compra” la gobernabilidad de los congresistas. “Esto es una chequera en blanco para los gobiernos territoriales”, ha dicho Maya Villazón en un Foro sobre el tema organizado por la CGR y la Universidad Externado de Colombia.

Según los números de la Contraloría, y del propio Ministerio de Hacienda, entre 2011 y 2017, el Sistema manejó recursos aproximados a los 31,5 billones de pesos. De este total, se han diseñado y aprobado 12.420 proyectos, en los cuales se han invertido cerca del 72 por ciento de los recursos; están en ejecución un 20 por ciento de los recursos y falta por contratar un 8 por ciento restante.

El Minhacienda responde: “…este sistema es mil veces mejor que el anterior”, argumentando que se ha avanzado en equidad regional. No obstante, reconoce que hay problemas y que estos se deben subsanar.

Analistas independientes como Guillermo Perry Rubio, exministro de Minas y también de Hacienda, considera que el sistema como está no está operando bien y que se le deben hacer reformas de fondo, para focalizar los recursos en proyectos de mayor impacto en el desarrollo regional, darle un manejo más técnico y alejarlos de la tentación del clientelismo de las regiones, hacerlo más ágil y transparente.
El debate es pertinente, este será otro “chicharroncito” que le tocará al próximo gobierno y al próximo Congreso de la República. El Sistema de las mal llamadas regalías debe ser blindado de la corrupción y el clientelismo, pero en lugar de destinar miles de millones a pequeños proyectos, debería destinarse a obras de mayor impacto en el desarrollo regional. No más a las inversiones en parquecitos, escenarios deportivos y culturales, y otras obras de cemento que ya sabemos a quienes benefician y en que bolsillos se quedan.

Comunicador. Magister en Economía.