Y me refiero a la autoestima. A los de estratos 2 y 3 porque han logrado alguna platica mal habida y dudosa y se han enloquecido, muchos padres de hoy quieren ofrecerles a los hijos mayores oportunidades, y que sean más inteligentes, más exóticos y más felices de lo que fuimos nosotros. Para ello se […]
Y me refiero a la autoestima. A los de estratos 2 y 3 porque han logrado alguna platica mal habida y dudosa y se han enloquecido, muchos padres de hoy quieren ofrecerles a los hijos mayores oportunidades, y que sean más inteligentes, más exóticos y más felices de lo que fuimos nosotros. Para ello se han dedicado a darles la mayor cantidad posible de todo lo que creen garantizará tal propósito. De tal manera que los niños de ahora tienen de todo en exceso: comodidades, diversiones y privilegios, hasta demasiadas oportunidades y derechos. Pero, al igual que las plantas, los excesos los están dañando, porque impiden que los niños desarrollen sus propias fortalezas, que son las que le permiten crecer como persona útil y virtuosa. Además, muchos padres se dedican a cultivar en ellos una muy buena autoestima, a base de alabarlos permanentemente, darles toda la atención posible, servirles como reyes y complacerlos en lo que pidan.
En esta forma, están creciendo convencidos de que se merecen todo a cambio de nada, lo que no conduce a que tengan una gran autoestima si no una gigantesca “egoestima”. En otras palabras, lo que se les está ofreciendo es un narcisismo, convirtiéndolos en personas inútiles, como hay aquí muchos jóvenes en Valledupar, inservibles que piensan únicamente en sí mismos y anteponen sus beneficios y su bienestar individual por encima de todo. Es lo que pasa cuando nos centramos en cultivarlos a ellos mismos y no en cultivar un buen corazón.
La autoestima es un concepto que a menudo se ha malentendido y sobreutilizado. Se define como juicio personal que tiene cada cual sobre su valor y sus capacidades. Pero, la verdad, autoestima es aquella que desarrolla quien se siente valioso, no solo producto del amor que recibe, sino ante todo como fruto de la satisfacción de percibirse como un ser productivo y capaz de contribuir positivamente al bienestar del mundo que lo rodea.
Los seres humanos estamos llamados a dar y contribuir. Entre más se les exija que aporten y sirvan, inicialmente en sus familias y posteriormente en su comunidad y a los demás en general, mayores serán las posibilidades de que se formen un concepto sobre sí mismos y lleven una vida plena y satisfactoria.
Y como es mi costumbre, trataré otro temita: Esto va para el Secretario de Tránsito. Me parece que hace falta pedagogía sobre el buen uso de la ciclorruta. Estos son corredores viales destinados al tránsito de quienes se movilizan en bicicletas, patinetas o medios de transporte similares (sin motor).
Y me refiero a la autoestima. A los de estratos 2 y 3 porque han logrado alguna platica mal habida y dudosa y se han enloquecido, muchos padres de hoy quieren ofrecerles a los hijos mayores oportunidades, y que sean más inteligentes, más exóticos y más felices de lo que fuimos nosotros. Para ello se […]
Y me refiero a la autoestima. A los de estratos 2 y 3 porque han logrado alguna platica mal habida y dudosa y se han enloquecido, muchos padres de hoy quieren ofrecerles a los hijos mayores oportunidades, y que sean más inteligentes, más exóticos y más felices de lo que fuimos nosotros. Para ello se han dedicado a darles la mayor cantidad posible de todo lo que creen garantizará tal propósito. De tal manera que los niños de ahora tienen de todo en exceso: comodidades, diversiones y privilegios, hasta demasiadas oportunidades y derechos. Pero, al igual que las plantas, los excesos los están dañando, porque impiden que los niños desarrollen sus propias fortalezas, que son las que le permiten crecer como persona útil y virtuosa. Además, muchos padres se dedican a cultivar en ellos una muy buena autoestima, a base de alabarlos permanentemente, darles toda la atención posible, servirles como reyes y complacerlos en lo que pidan.
En esta forma, están creciendo convencidos de que se merecen todo a cambio de nada, lo que no conduce a que tengan una gran autoestima si no una gigantesca “egoestima”. En otras palabras, lo que se les está ofreciendo es un narcisismo, convirtiéndolos en personas inútiles, como hay aquí muchos jóvenes en Valledupar, inservibles que piensan únicamente en sí mismos y anteponen sus beneficios y su bienestar individual por encima de todo. Es lo que pasa cuando nos centramos en cultivarlos a ellos mismos y no en cultivar un buen corazón.
La autoestima es un concepto que a menudo se ha malentendido y sobreutilizado. Se define como juicio personal que tiene cada cual sobre su valor y sus capacidades. Pero, la verdad, autoestima es aquella que desarrolla quien se siente valioso, no solo producto del amor que recibe, sino ante todo como fruto de la satisfacción de percibirse como un ser productivo y capaz de contribuir positivamente al bienestar del mundo que lo rodea.
Los seres humanos estamos llamados a dar y contribuir. Entre más se les exija que aporten y sirvan, inicialmente en sus familias y posteriormente en su comunidad y a los demás en general, mayores serán las posibilidades de que se formen un concepto sobre sí mismos y lleven una vida plena y satisfactoria.
Y como es mi costumbre, trataré otro temita: Esto va para el Secretario de Tránsito. Me parece que hace falta pedagogía sobre el buen uso de la ciclorruta. Estos son corredores viales destinados al tránsito de quienes se movilizan en bicicletas, patinetas o medios de transporte similares (sin motor).