Familiares de Javil Enrique Blandón Clavijo, el cobradiario que murió en un accidente de tránsito, responsabilizaron del hecho al propietario de varios semovientes vacunos que deambulaban por la carretera.
Familiares de Javil Enrique Blandón Clavijo, el cobradiario que murió en un accidente de tránsito, responsabilizaron del hecho al propietario de varios semovientes vacunos que deambulaban por la carretera entre Valledupar y el corregimiento de La Mesa, porque los animales habrían ocasionado la tragedia.
Según el informe de las autoridades de tránsito, Blandón Clavijo, quien trabajaba como cobradiario trató de esquivar los animales en la vía y perdió el equilibrio de la motocicleta Bóxer de color negro, de placas PKD-86D, con la que fue a parar contra otro de estos vehículos que se encontraba parqueado a un costado de la carretera.
Señala el mismo informe que Blandón Clavijo sufrió un trauma craneoencefálico severo, contusiones y laceraciones en diferentes partes del cuerpo, que le causaron su deceso de manera inmediata.
Los amigos con quienes se encontraba disfrutando de un paseo en un balneario en la región de Azúcar Buena, lo auxiliaron y trasladaron en un vehículo a la clínica Santa Isabel, pero los médicos determinaron en su reconocimiento que había llegado sin signos vitales.
Alcides Clavijo Rodríguez, tío de la víctima, pidió a las autoridades locales que sean ubicados el propietario de los semovientes y de la motocicleta, para que sean vinculados al proceso investigativo y puedan responder por la vida de su sobrino.
Agregó que el joven había salido de su casa con varios amigos a las tres de la tarde y hora y media después se produjo el percance.
Javil Enrique Blandón Clavijo tenía 28 años, natural del municipio de Ciénaga, Magdalena, pero desde niño vivía con sus padres en Valledupar. Actualmente vivía en unión libre con Kelly Robles, de cuya unión quedó una niña de tres años; residía con ella en el barrio Gerisín, ubicado contiguo al San Jerónimo, al suroccidente de la capital del Cesar.
Por Abdel Martínez Pérez /EL PILÓN
Familiares de Javil Enrique Blandón Clavijo, el cobradiario que murió en un accidente de tránsito, responsabilizaron del hecho al propietario de varios semovientes vacunos que deambulaban por la carretera.
Familiares de Javil Enrique Blandón Clavijo, el cobradiario que murió en un accidente de tránsito, responsabilizaron del hecho al propietario de varios semovientes vacunos que deambulaban por la carretera entre Valledupar y el corregimiento de La Mesa, porque los animales habrían ocasionado la tragedia.
Según el informe de las autoridades de tránsito, Blandón Clavijo, quien trabajaba como cobradiario trató de esquivar los animales en la vía y perdió el equilibrio de la motocicleta Bóxer de color negro, de placas PKD-86D, con la que fue a parar contra otro de estos vehículos que se encontraba parqueado a un costado de la carretera.
Señala el mismo informe que Blandón Clavijo sufrió un trauma craneoencefálico severo, contusiones y laceraciones en diferentes partes del cuerpo, que le causaron su deceso de manera inmediata.
Los amigos con quienes se encontraba disfrutando de un paseo en un balneario en la región de Azúcar Buena, lo auxiliaron y trasladaron en un vehículo a la clínica Santa Isabel, pero los médicos determinaron en su reconocimiento que había llegado sin signos vitales.
Alcides Clavijo Rodríguez, tío de la víctima, pidió a las autoridades locales que sean ubicados el propietario de los semovientes y de la motocicleta, para que sean vinculados al proceso investigativo y puedan responder por la vida de su sobrino.
Agregó que el joven había salido de su casa con varios amigos a las tres de la tarde y hora y media después se produjo el percance.
Javil Enrique Blandón Clavijo tenía 28 años, natural del municipio de Ciénaga, Magdalena, pero desde niño vivía con sus padres en Valledupar. Actualmente vivía en unión libre con Kelly Robles, de cuya unión quedó una niña de tres años; residía con ella en el barrio Gerisín, ubicado contiguo al San Jerónimo, al suroccidente de la capital del Cesar.
Por Abdel Martínez Pérez /EL PILÓN