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Columnista - 25 noviembre, 2017

¿Por qué somos tan pasivos los colombianos?

Esta es una pregunta que se puede interpretar como capciosa, pues nos lleva a pensar que en realidad, lejos de ser pasivos somos pilosos y le sacamos provecho a todas la situaciones oscuras que nos cobijan, le sacamos punta a la “malicia indígena”, frase  a la cual acudimos para promover que somos unos duros y […]

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Esta es una pregunta que se puede interpretar como capciosa, pues nos lleva a pensar que en realidad, lejos de ser pasivos somos pilosos y le sacamos provecho a todas la situaciones oscuras que nos cobijan, le sacamos punta a la “malicia indígena”, frase  a la cual acudimos para promover que somos unos duros y muy listos; nos identificamos como unos bacanes, folclóricos y fiesteros; vendemos sacos y corbatas en medio de un desierto.

El motivo de la inquietud es saber ¿Por qué dejamos pasar por alto estos casos tan duros en los escenarios económicos y sociales que nos afectan tanto? Por ejemplo, en los casos de corrupción y la crisis que convida al caos en los temas de salud, educación, el agro, la ganadería y el subdesarrollo que nos tiene atrapados y que nos agobia en cada sector. Somos pasivos ante los atropellos del gobierno; un día en plena campaña vimos jurar al señor Santos y asegurar que firmaría en piedra o en mármol de ser necesario, que no subiría los impuestos. Ocho años hemos aguantado a este perverso presidente, otros años más como ministro en otra perversa administración; que regale a Colombia es cosa de otros, nada nos importa que las multinacionales se aprovechen de los recursos naturales y nos dejen desolación y miseria.

Hoy el presidente Santos no solo subió la tasa de impuesto sino que además cobijó más artículos de la canasta familiar, también nos puso a pagar impuesto por las bolsas, tenemos que pagar y está gravada su utilización. ¿La firma que ante Mockus ofreció el entonces candidato Santos, se borraría del mármol? Seguimos impávidos ante estos hechos y el presidente sigue ahí, haciendo lo que quiere con el pueblo.

Los indígenas Arhuacos hoy se enfrascan en una lucha desigual y solitaria, pelean ante la ignominia del gobierno que da licencia para que acaben con el medio ambiente en la Sierra Nevada de Santa Marta. Esto no le importa a mucha gente quizás porque estamos más preocupados por el día a día y salvar el pago diario, no hay muchas opciones; y los congresistas del Cesar, los cuatro representantes y el senador y un cuarto más que deberían estar vigilantes ante esto, por velar, proteger y apoyar a los indígenas, brillan por su ausencia mientras que otros pescan en río revuelto, otros viene a hacer lo que le corresponde a los del Cesar, marchar y alzar la voz, voz que no se le escucha a los de por acá. ¿Ustedes saben quién es Fernando de la Peña y los otros? Ni idea. Queda la inquietud vigente, hay que conocer por su gestión a los representantes.

Por otro lado, la represión no se hace esperar para los de ruana, la justica es efectiva para los pobres. El Esmad que actué ante el pueblo indígena que protesta pacíficamente y por algo justo. Pero seguimos de espaldas a una dura realidad, nos sometemos sin pensar de manera responsable que el problema de la conservación de la fuente hídrica de toda una región no es solo responsabilidad de los Arhuacos, es de todos y todos tenemos que luchar porque la minería en la Sierra no sea una realidad. Y luchar porque los proyectos de las regalías, lo único que nos debería quedar a los que padecemos el mal, no se vayan para otro lado. La pregunta es ¿Por qué somos tan pasivos los colombianos? Sólo Eso.

Por Eduardo Santos Ortega Vergara

Columnista
25 noviembre, 2017

¿Por qué somos tan pasivos los colombianos?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Eduardo S. Ortega Vergara

Esta es una pregunta que se puede interpretar como capciosa, pues nos lleva a pensar que en realidad, lejos de ser pasivos somos pilosos y le sacamos provecho a todas la situaciones oscuras que nos cobijan, le sacamos punta a la “malicia indígena”, frase  a la cual acudimos para promover que somos unos duros y […]


Esta es una pregunta que se puede interpretar como capciosa, pues nos lleva a pensar que en realidad, lejos de ser pasivos somos pilosos y le sacamos provecho a todas la situaciones oscuras que nos cobijan, le sacamos punta a la “malicia indígena”, frase  a la cual acudimos para promover que somos unos duros y muy listos; nos identificamos como unos bacanes, folclóricos y fiesteros; vendemos sacos y corbatas en medio de un desierto.

El motivo de la inquietud es saber ¿Por qué dejamos pasar por alto estos casos tan duros en los escenarios económicos y sociales que nos afectan tanto? Por ejemplo, en los casos de corrupción y la crisis que convida al caos en los temas de salud, educación, el agro, la ganadería y el subdesarrollo que nos tiene atrapados y que nos agobia en cada sector. Somos pasivos ante los atropellos del gobierno; un día en plena campaña vimos jurar al señor Santos y asegurar que firmaría en piedra o en mármol de ser necesario, que no subiría los impuestos. Ocho años hemos aguantado a este perverso presidente, otros años más como ministro en otra perversa administración; que regale a Colombia es cosa de otros, nada nos importa que las multinacionales se aprovechen de los recursos naturales y nos dejen desolación y miseria.

Hoy el presidente Santos no solo subió la tasa de impuesto sino que además cobijó más artículos de la canasta familiar, también nos puso a pagar impuesto por las bolsas, tenemos que pagar y está gravada su utilización. ¿La firma que ante Mockus ofreció el entonces candidato Santos, se borraría del mármol? Seguimos impávidos ante estos hechos y el presidente sigue ahí, haciendo lo que quiere con el pueblo.

Los indígenas Arhuacos hoy se enfrascan en una lucha desigual y solitaria, pelean ante la ignominia del gobierno que da licencia para que acaben con el medio ambiente en la Sierra Nevada de Santa Marta. Esto no le importa a mucha gente quizás porque estamos más preocupados por el día a día y salvar el pago diario, no hay muchas opciones; y los congresistas del Cesar, los cuatro representantes y el senador y un cuarto más que deberían estar vigilantes ante esto, por velar, proteger y apoyar a los indígenas, brillan por su ausencia mientras que otros pescan en río revuelto, otros viene a hacer lo que le corresponde a los del Cesar, marchar y alzar la voz, voz que no se le escucha a los de por acá. ¿Ustedes saben quién es Fernando de la Peña y los otros? Ni idea. Queda la inquietud vigente, hay que conocer por su gestión a los representantes.

Por otro lado, la represión no se hace esperar para los de ruana, la justica es efectiva para los pobres. El Esmad que actué ante el pueblo indígena que protesta pacíficamente y por algo justo. Pero seguimos de espaldas a una dura realidad, nos sometemos sin pensar de manera responsable que el problema de la conservación de la fuente hídrica de toda una región no es solo responsabilidad de los Arhuacos, es de todos y todos tenemos que luchar porque la minería en la Sierra no sea una realidad. Y luchar porque los proyectos de las regalías, lo único que nos debería quedar a los que padecemos el mal, no se vayan para otro lado. La pregunta es ¿Por qué somos tan pasivos los colombianos? Sólo Eso.

Por Eduardo Santos Ortega Vergara