“La cosa está difícil…”, “esto está muy duro”, “hay crisis económica”… son frases que se escuchan a diario y en distintos escenarios en las principales ciudades del país. Y en efecto, Colombia pasa por tiempos difíciles en materia económica, como no se habían vivido en décadas. Las cifras así lo confirman: el Producto Interno Bruto […]
“La cosa está difícil…”, “esto está muy duro”, “hay crisis económica”… son frases que se escuchan a diario y en distintos escenarios en las principales ciudades del país. Y en efecto, Colombia pasa por tiempos difíciles en materia económica, como no se habían vivido en décadas.
Las cifras así lo confirman: el Producto Interno Bruto (PIB) creció 2 %, en el tercer trimestre del año y se espera que lo haga un 1,8 % o menos en todo 2017. Esto qué significa en términos sencillos: la máquina de producir la riqueza nacional está marchando a paso lento. Desaceleración dicen los expertos.
Y para 2018 el panorama tampoco pinta mejor, si se cumplen varios supuestos, año electoral y la coyuntura internacional sigue mejorando, el PIB podría crecer al 3 %; mejor, pero no es suficiente.
Colombia en otras épocas creció al 4 %. China crece a tasas del 7 y del 10 %.
Lo hemos dicho en este espacio varias veces: la economía colombiana tiene un serio problema de crecimiento y hasta que no superemos el mismo no se podrá intensificar la lucha contra la pobreza y la reducción de empleo.
El seminario de Anif-Fedesarrollo que se realiza cuatro veces al año, sirvió de foro para reflexionar sobre esta coyuntura. Expertos, analistas y el Ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas Santamaría, evaluaron la fotografía preocupante de la economía. Coinciden en que la causa es el choque por la caída en los precios del petróleo, el barril bajó de US100, hasta US$35 dólares; en los últimos meses se ha recuperado y está alrededor de los US$60; una subida que alivia un poco la cosa.
El PIB ha caído por el sector de minas y energía que, en otras épocas, fue la locomotora más dinámica; pero también ha caído y mucho la construcción de vivienda y de obras de infraestructura, la industria está muy mal, en una verdadera contracción y están salvando un poco el balance el sector agropecuario y el sector financiero. “En dos años volveríamos a crecer al 4 %”, ha dicho el Ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, quien con muchos argumentos técnicos defiende la gestión que le ha tocado en una coyuntura de ajuste fiscal y desaceleración muy difícil.
Y el desempleo se resiste a bajar. La tasa promedio nacional está en el 9,7 %; pero en las grandes ciudades está por el 11 % y en ciudades como Valledupar es más alto, cerca del 13 %.
Además del bajo crecimiento del PIB, en el que pese mucho los problemas de productividad de nuestra economía, el país afronta otras situaciones bien complejas: el déficit en su balanza comercial: importamos más de lo que exportamos, y el déficit fiscal, los gastos del Estado son superiores a sus ingresos.
La Junta Directiva del Banco de la República ha reducido las tasas de interés a los bancos, pero estas se demoran en bajar para empresas y familias. Esa demora cuesta dinero a unas y otras. El gobierno ha hecho un ajuste fiscal cuidadoso, que no afecte mucho la inversión.
La única noticia buena está por los lados de la inflación, está bajo control y Colombia ha vuelto a una senda de inflación en un rango entre el 2 y el 4 %.
El Congreso que se elija en marzo y el nuevo gobierno no tendrán ninguna luna de miel y les tocará afrontar una compleja coyuntura económica que requerirá la creatividad de los hacedores de política y el esfuerzo de todos: familias, empresas y Estado, para que Colombia vuelva a recuperar una tasa aceptable de crecimiento, se genere más empleo y siga avanzando en la lucha contra la pobreza, en medio de un post-conflicto que requerirá inversiones estimadas en unos diez o doce billones por año. La misma complejidad nos llama a ser cautelosos y prudentes.
Por Carlos Alberto Maestre.
“La cosa está difícil…”, “esto está muy duro”, “hay crisis económica”… son frases que se escuchan a diario y en distintos escenarios en las principales ciudades del país. Y en efecto, Colombia pasa por tiempos difíciles en materia económica, como no se habían vivido en décadas. Las cifras así lo confirman: el Producto Interno Bruto […]
“La cosa está difícil…”, “esto está muy duro”, “hay crisis económica”… son frases que se escuchan a diario y en distintos escenarios en las principales ciudades del país. Y en efecto, Colombia pasa por tiempos difíciles en materia económica, como no se habían vivido en décadas.
Las cifras así lo confirman: el Producto Interno Bruto (PIB) creció 2 %, en el tercer trimestre del año y se espera que lo haga un 1,8 % o menos en todo 2017. Esto qué significa en términos sencillos: la máquina de producir la riqueza nacional está marchando a paso lento. Desaceleración dicen los expertos.
Y para 2018 el panorama tampoco pinta mejor, si se cumplen varios supuestos, año electoral y la coyuntura internacional sigue mejorando, el PIB podría crecer al 3 %; mejor, pero no es suficiente.
Colombia en otras épocas creció al 4 %. China crece a tasas del 7 y del 10 %.
Lo hemos dicho en este espacio varias veces: la economía colombiana tiene un serio problema de crecimiento y hasta que no superemos el mismo no se podrá intensificar la lucha contra la pobreza y la reducción de empleo.
El seminario de Anif-Fedesarrollo que se realiza cuatro veces al año, sirvió de foro para reflexionar sobre esta coyuntura. Expertos, analistas y el Ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas Santamaría, evaluaron la fotografía preocupante de la economía. Coinciden en que la causa es el choque por la caída en los precios del petróleo, el barril bajó de US100, hasta US$35 dólares; en los últimos meses se ha recuperado y está alrededor de los US$60; una subida que alivia un poco la cosa.
El PIB ha caído por el sector de minas y energía que, en otras épocas, fue la locomotora más dinámica; pero también ha caído y mucho la construcción de vivienda y de obras de infraestructura, la industria está muy mal, en una verdadera contracción y están salvando un poco el balance el sector agropecuario y el sector financiero. “En dos años volveríamos a crecer al 4 %”, ha dicho el Ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, quien con muchos argumentos técnicos defiende la gestión que le ha tocado en una coyuntura de ajuste fiscal y desaceleración muy difícil.
Y el desempleo se resiste a bajar. La tasa promedio nacional está en el 9,7 %; pero en las grandes ciudades está por el 11 % y en ciudades como Valledupar es más alto, cerca del 13 %.
Además del bajo crecimiento del PIB, en el que pese mucho los problemas de productividad de nuestra economía, el país afronta otras situaciones bien complejas: el déficit en su balanza comercial: importamos más de lo que exportamos, y el déficit fiscal, los gastos del Estado son superiores a sus ingresos.
La Junta Directiva del Banco de la República ha reducido las tasas de interés a los bancos, pero estas se demoran en bajar para empresas y familias. Esa demora cuesta dinero a unas y otras. El gobierno ha hecho un ajuste fiscal cuidadoso, que no afecte mucho la inversión.
La única noticia buena está por los lados de la inflación, está bajo control y Colombia ha vuelto a una senda de inflación en un rango entre el 2 y el 4 %.
El Congreso que se elija en marzo y el nuevo gobierno no tendrán ninguna luna de miel y les tocará afrontar una compleja coyuntura económica que requerirá la creatividad de los hacedores de política y el esfuerzo de todos: familias, empresas y Estado, para que Colombia vuelva a recuperar una tasa aceptable de crecimiento, se genere más empleo y siga avanzando en la lucha contra la pobreza, en medio de un post-conflicto que requerirá inversiones estimadas en unos diez o doce billones por año. La misma complejidad nos llama a ser cautelosos y prudentes.
Por Carlos Alberto Maestre.