“Entre colegas no se pisan la manguera”, reza el adagio que aplica la polémica desatada por frases salidas de tono de Jorge Oñate, pilar del folclor, en contra de la música urbana. “El que me invite a cantar Reggaetón, le meto un trompá en la frente y lo privo”. Lamentable ‘Ruiseñor’, esa no es la […]
“Entre colegas no se pisan la manguera”, reza el adagio que aplica la polémica desatada por frases salidas de tono de Jorge Oñate, pilar del folclor, en contra de la música urbana.
“El que me invite a cantar Reggaetón, le meto un trompá en la frente y lo privo”. Lamentable ‘Ruiseñor’, esa no es la respuesta, y mucho menos tuya, que has mostrado solidaridad con tus colegas durante tu brillante carrera musical de 50 años, con cantares vallenatos de jóvenes que ayer fueron promesas y hoy son leyendas de la composición y la interpretación del acordeón, gracias a la oportunidad que les diste de sobresalir en tus discos.
Lo manifestó Diomedes Díaz hace 33 años en la canción ‘La rasquiñita’: “Mi folclor no es pista de competencia”, contradiciendo a ‘El Viejo’ Emiliano Zuleta en ‘La gota fría’, quien 80 años atrás dijo a su contradictor “yumeca”, lo mismo que Oñate al cantante urbano, Zuleta lo dijo con mucha picardía y suspicacias: “me lleva el / o me lo llevo yo”.
En el fragor de tu ya lejana juventud, cuando grabaste ‘Lo último en vallenato’, fuiste llamado por el músico sabanero Nelson Díaz para cantar tres canciones con su combo, ya mostrabas tu casta, ‘Ojitos claros’, ‘Diciembre alegre’, ‘Vámonos compañera’, versiones de grata recordación para la generación que disfrutó ese álbum, sirvieron de puntal para vertiginoso ascenso artístico.
Conocemos tu mística por el folclor, te llevó al pugilato musical en 1970, te llevó a competir por primera vez a la tarima de Valledupar en el festival, acompañando con tu canto y guacharaca el acordeón de Emilianito Zuleta, fueron derrotados, más no vencidos.
En 1972 vimos en el festival por primera vez a un cantante ganador al lado de su acordeonero Miguel López, este triunfo significó una nueva era para el valllenato.
Los retos continuaron en un escenario exótico para el folclor, los carnavales de Barranquilla en 1974, festival de orquestas, donde mediste fuerzas con artistas nacionales e internacionales, ganaste el primer Congo de Oro para el valllenato, en la arena quedaron Aníbal Velásquez y Alfredo Gutiérrez, acaparaban el mercado.
La rivalidad con Gutiérrez continuó en discos, grababan las mismas canciones en diferentes álbumes: ‘La verdad’, ‘Dos rosas’, ‘La Loma’.
‘El cantor de Fonseca’ fue éxito contundente con Oñate, conquista que sacó de quicios a su rival, quien lo trató de mediocre en la canción ‘El cantante’, en ese disco Gutiérrez anunció su retiro de la música ante la irrupción y éxitos de músicos de la región.
La avalancha de música extranjera que invadió a Colombia acabó con el porro y la cumbia, esta embestida fue detenida por Oñate y demás artistas vallenatos.
En 1986 en visita del papa polaco a Colombia, recibió como regalo tu colección de discos, su santidad exclamó al escuchar tu voz: “tenor barítono, para música lírica, no campesina, Pavarotti enano”. Billos Caracas lo había dicho, al invitarte a ser parte de su orquesta.
Por este aporte hecho a la cultura del pueblo americano, son estos reconocimientos.
Por Celso Guerra Gutiérrez
“Entre colegas no se pisan la manguera”, reza el adagio que aplica la polémica desatada por frases salidas de tono de Jorge Oñate, pilar del folclor, en contra de la música urbana. “El que me invite a cantar Reggaetón, le meto un trompá en la frente y lo privo”. Lamentable ‘Ruiseñor’, esa no es la […]
“Entre colegas no se pisan la manguera”, reza el adagio que aplica la polémica desatada por frases salidas de tono de Jorge Oñate, pilar del folclor, en contra de la música urbana.
“El que me invite a cantar Reggaetón, le meto un trompá en la frente y lo privo”. Lamentable ‘Ruiseñor’, esa no es la respuesta, y mucho menos tuya, que has mostrado solidaridad con tus colegas durante tu brillante carrera musical de 50 años, con cantares vallenatos de jóvenes que ayer fueron promesas y hoy son leyendas de la composición y la interpretación del acordeón, gracias a la oportunidad que les diste de sobresalir en tus discos.
Lo manifestó Diomedes Díaz hace 33 años en la canción ‘La rasquiñita’: “Mi folclor no es pista de competencia”, contradiciendo a ‘El Viejo’ Emiliano Zuleta en ‘La gota fría’, quien 80 años atrás dijo a su contradictor “yumeca”, lo mismo que Oñate al cantante urbano, Zuleta lo dijo con mucha picardía y suspicacias: “me lleva el / o me lo llevo yo”.
En el fragor de tu ya lejana juventud, cuando grabaste ‘Lo último en vallenato’, fuiste llamado por el músico sabanero Nelson Díaz para cantar tres canciones con su combo, ya mostrabas tu casta, ‘Ojitos claros’, ‘Diciembre alegre’, ‘Vámonos compañera’, versiones de grata recordación para la generación que disfrutó ese álbum, sirvieron de puntal para vertiginoso ascenso artístico.
Conocemos tu mística por el folclor, te llevó al pugilato musical en 1970, te llevó a competir por primera vez a la tarima de Valledupar en el festival, acompañando con tu canto y guacharaca el acordeón de Emilianito Zuleta, fueron derrotados, más no vencidos.
En 1972 vimos en el festival por primera vez a un cantante ganador al lado de su acordeonero Miguel López, este triunfo significó una nueva era para el valllenato.
Los retos continuaron en un escenario exótico para el folclor, los carnavales de Barranquilla en 1974, festival de orquestas, donde mediste fuerzas con artistas nacionales e internacionales, ganaste el primer Congo de Oro para el valllenato, en la arena quedaron Aníbal Velásquez y Alfredo Gutiérrez, acaparaban el mercado.
La rivalidad con Gutiérrez continuó en discos, grababan las mismas canciones en diferentes álbumes: ‘La verdad’, ‘Dos rosas’, ‘La Loma’.
‘El cantor de Fonseca’ fue éxito contundente con Oñate, conquista que sacó de quicios a su rival, quien lo trató de mediocre en la canción ‘El cantante’, en ese disco Gutiérrez anunció su retiro de la música ante la irrupción y éxitos de músicos de la región.
La avalancha de música extranjera que invadió a Colombia acabó con el porro y la cumbia, esta embestida fue detenida por Oñate y demás artistas vallenatos.
En 1986 en visita del papa polaco a Colombia, recibió como regalo tu colección de discos, su santidad exclamó al escuchar tu voz: “tenor barítono, para música lírica, no campesina, Pavarotti enano”. Billos Caracas lo había dicho, al invitarte a ser parte de su orquesta.
Por este aporte hecho a la cultura del pueblo americano, son estos reconocimientos.
Por Celso Guerra Gutiérrez