Comentábamos en una nota editorial anterior que el nuevo Presidente de los colombianos, Juan Manuel Santos Calderón, es un hombre pragmático, que privilegia el logro de unos objetivos por encima de la conservación y respeto a unos principios. Y esa característica de su personalidad es una de las cosas que más lo diferencia del su […]
Comentábamos en una nota editorial anterior que el nuevo Presidente de los colombianos, Juan Manuel Santos Calderón, es un hombre pragmático, que privilegia el logro de unos objetivos por encima de la conservación y respeto a unos principios. Y esa característica de su personalidad es una de las cosas que más lo diferencia del su antecesor Álvaro Uribe Vélez, radical en mucho de sus planteamientos.
Santos Calderón, por el contrario, sabe que en muchos asuntos del Estado hay que transar y negociar, desde el punto de vista político. Y en este sentido le ha respondido a las propuestas a la guerrilla, en particular a las FARC, a la invitación de estas a “conversar”. El Presidente ha dicho que la puerta de los diálogos de paz está abierta, pero que mantendrá la mano fuerte en el tema estrictamente militar.
El nuevo Presidente es partidario de una negociación rápida con Venezuela y Ecuador, para buscar una pronta normalización de las relaciones con ambos países. Y para hoy mismo está prevista una primera reunión con el Presidente Hugo Chávez de Venezuela, en la Quinta de San Pedro Alejandrino, en Santa Marta, de la cual se esperan avances sustanciales en el objetivo antes señalado. Otra muestra de su pragmatismo.
Pero es en materia económica y social, las áreas en las cuales el nuevo presidente tiene centrada sus apuestas más grandes y arriesgadas. Santos habla de la prosperidad democrática, de la formalización de miles de puestos de trabajos hoy en la informalidad, de bajar el desempleo a un dígito, intensificar la lucha contra la pobreza y construir un millón de viviendas.
Y todo lo anterior está bien, son deseos colectivos, pero son objetivos muy ambiciosos y planteados sobre el supuesto de una bonanza petrolera y carbonífera, que aún falta por consolidarse. Por el contrario, son muy probables los escenarios de restricción y ajustes en las finanzas públicas.
En el tema de la lucha contra la pobreza, Santos es fiel a los postulados que planteó en diversos documentos de política económica en los cuales se acercó a la social democracia, a través de la Fundación Buen Gobierno y de los postulados de la Tercera Vía. En nuestra opinión, si bien es cierto que el Estado debe tener políticas activas de lucha contra la pobreza, a todo nivel, incluyendo departamentos y municipios, y que debe haber políticas de inclusión para amplios sectores hoy por fuera del mercado, es necesario revisar programas asistencialistas como Familias en Acción y las bases de datos del Sisbén, en las cuales no están todos los que son, ni son todos los que están, como se dice popularmente.
También en el tema de la tierra Santos tiene su apuesta más arriesgada. Se trata de utilizar buena parte de los predios incautados al narcotráfico en programas de reforma agraria y en la explotación efectiva por parte de miles de campesinos que fueron víctimas del desplazamiento forzado.
Y en lo que tiene que ver con la Región Caribe, Santos se ha comprometido con el Fondo de Compensación Regional, que debe servir de instrumento para reducir la brecha en calidad y bienestar de vida entre el centro del país y las regiones, la periferia. Igualmente, está sobre el tapete el apoyo a la conformación de la Región Caribe como entidad autónoma de planeación y coordinación institucional. Ojalá el nuevo mandatario cumpla sus compromisos con la Costa en esta materia.
Y en lo relacionado con el futuro del departamento del Cesar, no es un camino de rosas el que nos espera. Por el contrario, cada día toma más fuerza al interior del equipo económico del gobierno de Santos una radical reforma al régimen de regalías para que estas se distribuyan en beneficio de todo el país, inclusive un diez por ciento de las mismas se destinarían a un Fondo Especial que se crearía para el fomento de la ciencia y la tecnología. Esta iniciativa, junto al tema de la Regla Fiscal, son de los principales retos para la clase dirigente cesarense en los próximos cuatro años. No obstante, esperamos que el departamento se vea favorecido en materia de política agropecuaria, en los proyectos viales pendientes y en otro tema esencial por luchar como es el Proyecto Besotes, para Valledupar.
Fueron muchos, diversos y específicos los mensajes del Presidente Santos a distintos actores de la vida nacional: a la subversión, a las altas Cortes, a los países vecinos, a los empresarios, a los trabajadores, y a las regiones, entre otros. Se inicia con mucha expectativa el gobierno de la Unidad Nacional, son grandes apuestas que ojalá se puedan concretar en políticas de bienestar para la gran mayoría de la población. Sobre algunas somos optimistas, sobre otras no tanto y en algunas pocas muy escépticos, pero deseamos, como todos los colombianos que al nuevo gobierno le vaya bien, como también a la Región Caribe y al departamento del Cesar.
Comentábamos en una nota editorial anterior que el nuevo Presidente de los colombianos, Juan Manuel Santos Calderón, es un hombre pragmático, que privilegia el logro de unos objetivos por encima de la conservación y respeto a unos principios. Y esa característica de su personalidad es una de las cosas que más lo diferencia del su […]
Comentábamos en una nota editorial anterior que el nuevo Presidente de los colombianos, Juan Manuel Santos Calderón, es un hombre pragmático, que privilegia el logro de unos objetivos por encima de la conservación y respeto a unos principios. Y esa característica de su personalidad es una de las cosas que más lo diferencia del su antecesor Álvaro Uribe Vélez, radical en mucho de sus planteamientos.
Santos Calderón, por el contrario, sabe que en muchos asuntos del Estado hay que transar y negociar, desde el punto de vista político. Y en este sentido le ha respondido a las propuestas a la guerrilla, en particular a las FARC, a la invitación de estas a “conversar”. El Presidente ha dicho que la puerta de los diálogos de paz está abierta, pero que mantendrá la mano fuerte en el tema estrictamente militar.
El nuevo Presidente es partidario de una negociación rápida con Venezuela y Ecuador, para buscar una pronta normalización de las relaciones con ambos países. Y para hoy mismo está prevista una primera reunión con el Presidente Hugo Chávez de Venezuela, en la Quinta de San Pedro Alejandrino, en Santa Marta, de la cual se esperan avances sustanciales en el objetivo antes señalado. Otra muestra de su pragmatismo.
Pero es en materia económica y social, las áreas en las cuales el nuevo presidente tiene centrada sus apuestas más grandes y arriesgadas. Santos habla de la prosperidad democrática, de la formalización de miles de puestos de trabajos hoy en la informalidad, de bajar el desempleo a un dígito, intensificar la lucha contra la pobreza y construir un millón de viviendas.
Y todo lo anterior está bien, son deseos colectivos, pero son objetivos muy ambiciosos y planteados sobre el supuesto de una bonanza petrolera y carbonífera, que aún falta por consolidarse. Por el contrario, son muy probables los escenarios de restricción y ajustes en las finanzas públicas.
En el tema de la lucha contra la pobreza, Santos es fiel a los postulados que planteó en diversos documentos de política económica en los cuales se acercó a la social democracia, a través de la Fundación Buen Gobierno y de los postulados de la Tercera Vía. En nuestra opinión, si bien es cierto que el Estado debe tener políticas activas de lucha contra la pobreza, a todo nivel, incluyendo departamentos y municipios, y que debe haber políticas de inclusión para amplios sectores hoy por fuera del mercado, es necesario revisar programas asistencialistas como Familias en Acción y las bases de datos del Sisbén, en las cuales no están todos los que son, ni son todos los que están, como se dice popularmente.
También en el tema de la tierra Santos tiene su apuesta más arriesgada. Se trata de utilizar buena parte de los predios incautados al narcotráfico en programas de reforma agraria y en la explotación efectiva por parte de miles de campesinos que fueron víctimas del desplazamiento forzado.
Y en lo que tiene que ver con la Región Caribe, Santos se ha comprometido con el Fondo de Compensación Regional, que debe servir de instrumento para reducir la brecha en calidad y bienestar de vida entre el centro del país y las regiones, la periferia. Igualmente, está sobre el tapete el apoyo a la conformación de la Región Caribe como entidad autónoma de planeación y coordinación institucional. Ojalá el nuevo mandatario cumpla sus compromisos con la Costa en esta materia.
Y en lo relacionado con el futuro del departamento del Cesar, no es un camino de rosas el que nos espera. Por el contrario, cada día toma más fuerza al interior del equipo económico del gobierno de Santos una radical reforma al régimen de regalías para que estas se distribuyan en beneficio de todo el país, inclusive un diez por ciento de las mismas se destinarían a un Fondo Especial que se crearía para el fomento de la ciencia y la tecnología. Esta iniciativa, junto al tema de la Regla Fiscal, son de los principales retos para la clase dirigente cesarense en los próximos cuatro años. No obstante, esperamos que el departamento se vea favorecido en materia de política agropecuaria, en los proyectos viales pendientes y en otro tema esencial por luchar como es el Proyecto Besotes, para Valledupar.
Fueron muchos, diversos y específicos los mensajes del Presidente Santos a distintos actores de la vida nacional: a la subversión, a las altas Cortes, a los países vecinos, a los empresarios, a los trabajadores, y a las regiones, entre otros. Se inicia con mucha expectativa el gobierno de la Unidad Nacional, son grandes apuestas que ojalá se puedan concretar en políticas de bienestar para la gran mayoría de la población. Sobre algunas somos optimistas, sobre otras no tanto y en algunas pocas muy escépticos, pero deseamos, como todos los colombianos que al nuevo gobierno le vaya bien, como también a la Región Caribe y al departamento del Cesar.