El Papa Francisco ha demostrado que es el líder de los últimos tiempos, llegó como el aire fresco que necesitaba no solo la iglesia católica sino el mundo entero, con una permanente sonrisa que lo diferencia de sus recientes antecesores, el Papa Juan Pablo Segundo y el siempre misterioso Benedicto XVI. Jorge Bergoglio emprendió una […]
El Papa Francisco ha demostrado que es el líder de los últimos tiempos, llegó como el aire fresco que necesitaba no solo la iglesia católica sino el mundo entero, con una permanente sonrisa que lo diferencia de sus recientes antecesores, el Papa Juan Pablo Segundo y el siempre misterioso Benedicto XVI. Jorge Bergoglio emprendió una campaña por una iglesia mucho más flexible, más cercana no solo a los fieles, más cercana al hombre; sus discursos y carisma dan ejemplo claro que no se necesita tomar un arma para iniciar una revolución que promueva cambios y convoque a multitudes; de igual forma ratifica que la edad no es símbolo de renovación como creen jóvenes políticos en esta ciudad, nadie puede desconocer que el Papa a pesar sus años tiene una gran vitalidad y la fuerza inspiradora que permite que muchos lo sigan, lo admiren y reciban el mensaje de un Dios capaz de perdonar.
Nuestro mundo vive atado a tantos dogmas y tantas interpretaciones, la exégesis practicada por las religiones impiden el acercamiento sincero entre nosotros, surgen iglesias y religiones que ofrecen respuestas que no pueden ser resueltas con la simpleza que pretenden muchos sacerdotes, pastores, profetas, apóstoles, etc.; entre los que se pueden contar charlatanes por montón.
Aunque el Papa Francisco es un simple mortal, tan pecador como cualquiera de nosotros, es una realidad el impacto que está generando en el planeta, su visita a Colombia lo confirma, habla de nuestra vulnerabilidad como una característica que debe ser comprendida y el principal motivo de nuestras oraciones.
Cuando el sumo pontífice visitó Estados Unidos en el año 2015 impresionó que la potencia mundial, con una aplastante mayoría de iglesias protestantes, recibiera al vicario de Cristo en el emblemático capitolio de alfombra azul de la misma forma como lo haría el presidente en su tradicional discurso del estado de la Unión. En estos últimos años, son pocas las figuras mundiales que levantan la voz para hacer un llamado de paz y de reconciliación, poco a poco el mundo ha quedado huérfano, por eso son tantas las expectativas y las esperanzas que despierta el papa Francisco ante las recientes amenazas de guerra estimuladas por grupos extremistas que causan pavor en Europa, las pruebas con misiles de Corea del Norte y las bravuconadas de Donald Trump.
Aunque no soy católico, pero tampoco protestante en ninguna de sus vertientes y menos ateo; admito que dudo, porque soy un convencido que sólo la duda nos conduce a descubrir verdades, reconozco que la presencia del Papa Francisco es un alivio, hoy más que nunca necesitamos líderes que brinden descanso espiritual, claro está que todos tenemos el derecho de creer en lo que nos venga en gana siempre y cuando nuestras creencias no afecten a los demás y nos proporcione una autentica paz interior, pero no se puede negar que Francisco emociona tanto que hasta provoca volver a misa.
Por Carlos Andrés Añez Maestre
El Papa Francisco ha demostrado que es el líder de los últimos tiempos, llegó como el aire fresco que necesitaba no solo la iglesia católica sino el mundo entero, con una permanente sonrisa que lo diferencia de sus recientes antecesores, el Papa Juan Pablo Segundo y el siempre misterioso Benedicto XVI. Jorge Bergoglio emprendió una […]
El Papa Francisco ha demostrado que es el líder de los últimos tiempos, llegó como el aire fresco que necesitaba no solo la iglesia católica sino el mundo entero, con una permanente sonrisa que lo diferencia de sus recientes antecesores, el Papa Juan Pablo Segundo y el siempre misterioso Benedicto XVI. Jorge Bergoglio emprendió una campaña por una iglesia mucho más flexible, más cercana no solo a los fieles, más cercana al hombre; sus discursos y carisma dan ejemplo claro que no se necesita tomar un arma para iniciar una revolución que promueva cambios y convoque a multitudes; de igual forma ratifica que la edad no es símbolo de renovación como creen jóvenes políticos en esta ciudad, nadie puede desconocer que el Papa a pesar sus años tiene una gran vitalidad y la fuerza inspiradora que permite que muchos lo sigan, lo admiren y reciban el mensaje de un Dios capaz de perdonar.
Nuestro mundo vive atado a tantos dogmas y tantas interpretaciones, la exégesis practicada por las religiones impiden el acercamiento sincero entre nosotros, surgen iglesias y religiones que ofrecen respuestas que no pueden ser resueltas con la simpleza que pretenden muchos sacerdotes, pastores, profetas, apóstoles, etc.; entre los que se pueden contar charlatanes por montón.
Aunque el Papa Francisco es un simple mortal, tan pecador como cualquiera de nosotros, es una realidad el impacto que está generando en el planeta, su visita a Colombia lo confirma, habla de nuestra vulnerabilidad como una característica que debe ser comprendida y el principal motivo de nuestras oraciones.
Cuando el sumo pontífice visitó Estados Unidos en el año 2015 impresionó que la potencia mundial, con una aplastante mayoría de iglesias protestantes, recibiera al vicario de Cristo en el emblemático capitolio de alfombra azul de la misma forma como lo haría el presidente en su tradicional discurso del estado de la Unión. En estos últimos años, son pocas las figuras mundiales que levantan la voz para hacer un llamado de paz y de reconciliación, poco a poco el mundo ha quedado huérfano, por eso son tantas las expectativas y las esperanzas que despierta el papa Francisco ante las recientes amenazas de guerra estimuladas por grupos extremistas que causan pavor en Europa, las pruebas con misiles de Corea del Norte y las bravuconadas de Donald Trump.
Aunque no soy católico, pero tampoco protestante en ninguna de sus vertientes y menos ateo; admito que dudo, porque soy un convencido que sólo la duda nos conduce a descubrir verdades, reconozco que la presencia del Papa Francisco es un alivio, hoy más que nunca necesitamos líderes que brinden descanso espiritual, claro está que todos tenemos el derecho de creer en lo que nos venga en gana siempre y cuando nuestras creencias no afecten a los demás y nos proporcione una autentica paz interior, pero no se puede negar que Francisco emociona tanto que hasta provoca volver a misa.
Por Carlos Andrés Añez Maestre